viernes, 24 de junio de 2022

Al nuevo presidente

José Leonardo Rincón Contreras
Por José Leonardo Rincón, S. J.*

Ha llegado usted por fin a la presidencia de la República después de luchar muchos años por lograrlo. Lo ha conseguido con un amplio margen de votos de tal manera que su opositor, con un número muy significativo de votos también, no ha tenido problema para reconocerlo y con ello respetar el veredicto popular en las urnas.

Ese discurrir pacífico de la jornada electoral, a pesar de la campaña bastante turbia, por decir lo menos, que hemos vivido, me ha hecho sentir orgulloso de mi país. Primero, porque la participación ciudadana crece y la abstención disminuye. Segundo, porque esta democracia nuestra, considerada como una de las más sólidas del continente, así lo ha ratificado. Se ha tenido una jornada en bastante paz y se han respetado los resultados. Tercero, porque nuestra institucionalidad es fuerte, a pesar de las debilidades de quienes están al frente de ellas. La Registraduría hizo su trabajo en el tiempo previsto. La Presidencia, la Iglesia, los gremios, los mandatarios extranjeros que felicitaron el triunfo, colaboran para el proceso de transición y quieren que a usted le vaya bien.

Es verdad, usted suscita resistencias, prevenciones y miedos. No tanto por ser exguerrillero, como infelizmente esa revista lo calificó, sino porque usted ha sido cabeza protagonista de la polarización política que ha fastidiado a nuestro país estos últimos años. Porque siendo un excelente congresista no fue tan exitosa su alcaldía, por ese carácter autócrata que espantó a amigos y colaboradores cercanos, y por algunas decisiones caprichosas y poco felices, como esa compra de obsoletos carros de la basura, por citar solo un ejemplo.

Sin embargo, personalmente tengo que reconocerle su sensibilidad y sentido social frente a los excluidos y marginados. Me consta que usted quiso erradicar el hambre subsidiando mercados. Vi muchas caras felices de pobres miserables por fin tener algo de comida digna. Eso me conmovió. Lo que falla es la estrategia asistencialista que regala el pescado, pero no enseña a pescar y sobre todo genera pasividad y dependencia, consume millonadas del erario, pero no soluciona de raíz el problema social.

Al momento de escribir estas líneas usted no había definido su equipo de colaboradores más cercano. Esa decisión es clave. Usted tiene que rodearse bien, de los mejores, si realmente quiere dejar huella y pasar a la historia. Hay politiqueros tóxicos muy cerca de usted que le hacen daño y que es mejor que estén al margen del gobierno ejecutivo. Usted tiene en sus manos la oportunidad única para demostrarle al país que la izquierda puede hacer un buen gobierno, superar esas desgracias que nos han destruido por años y evidenciar que no son más de lo mismo, propósito que hasta ahora no lo han podido cumplir.

Si a usted le va bien, a todos nos va bien. Su discurso el día de las elecciones mostró su mano tendida a todos para construir país, reconciliarnos y darle rienda suelta a la política del amor y el vivir sabroso, como dice Francia, su fórmula vicepresidencial. Lástima que no las hizo más explícitas para descalificar esas acciones bajas que quemaron a contrincantes suyos en plena campaña, cuando se dieron a conocer bochornosas evidencias de tan ruin comportamiento. Hubiese demostrado ahí su talante ético al tomar distancia de todos esos oportunistas que se subieron en su bus de la victoria, ya lo han demostrado, seguramente para dejarlo abandonado más adelante. Son dinámicos, camaleónicos y traicioneros de principios y valores.

Ojalá en su mandato ejercite más el escuchar que el hablar. Largos y pesados discursos no es lo que queremos, sino una excelente administración con efectiva gestión. Usted puede tener excelentes ideas, pero no se imponen a la brava, sino que cautivan y seducen cuando apuntan al bien común.

Deseo que le vaya bien a pesar de la oposición ya declarada de sus enemigos políticos. Usted sabrá respetarlos como lo hizo en aquel debate con el senador Mejía cuando le dijo que usted sobraba en el Congreso y usted le respondió diciendo que en cambio él sí era necesario. Las retaliaciones, revanchismos, venganzas y el retrovisor no son la estrategia acertada para conseguir la paz. Es el tiempo del cambio verdadero, venciendo a quien lo odia con amor, como lo practicó Luther King.

Todos los colombianos estamos a la expectativa. No nos defraude. Ni a los que votaron por usted, ni a los que nada esperan de usted y quisieran huir de este país. Repito, usted tiene una oportunidad histórica única para mostrar que las cosas pueden ser diferentes cuando se ejerce el poder con nobleza y grandeza. Ojalá nos sorprenda con decisiones acertadas y alentadoras. El país está muy mal y usted lo sabe. No podemos tener nuevas y fatales decepciones.  Es su turno, tiene lo que quería, entonces haga historia en esta nueva etapa que ahora comienza. Hágalo y hágalo bien.