Por Antonio Montoya H.*
Muchas personas en la ciudad de Medellín me preguntan que
quién será el candidato adecuado para ocupar la alcaldía de Medellín, en el
próximo periodo de elecciones normales, año 2023, o quién sería el adecuado si
se logran las firmas y se llama a elecciones para definir si se revoca el
actual alcalde o no. Yo le expresé a varios, muy seguro, que, como dice el
adagio popular “cada día trae su afán”, habrá que esperar a ver qué
sucede en los próximos días, porque los acontecimientos nos pueden llevar
rápidamente a un cambio de rumbo en Medellín, lo cual sería el escenario ideal
o de lo contrario tendremos que esperar dos años más y eso sí seria el acabose:
atraso, despilfarro, desempleo, cierre de empresas, caos administrativo,
riesgos empresariales en Telemedellín, Jardín Botánico, EPM, ruta N, cambios
constantes de los funcionarios y muchas amenazas más.
En fin, todos los sucesos nefastos que están llevando a que
la ciudad no sea la tacita de plata que tanto nos orgulleció se incrementarían
en ese lapso y la recuperación tardaría unos diez años, por cuanto es muy fácil
y rápido destruir y muy larga la recuperación. Si no, vean ustedes lo que
ocurre en Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia y lo que está sucediendo en
Argentina y Perú, que con malos gobiernos tardarán muchas generaciones en
volver por la senda correcta.
Por ello me quedé reflexionando sobre el tema y creo que es
necesario que, desde ya, empecemos todos los ciudadanos a reflexionar sobre quién
sería la persona adecuada, sea hombre o mujer, para dirigir a Medellín por la
senda de desarrollo, la unidad y la recuperación de los valores y principios
que han regido a los antioqueños durante muchos años, obviamente que en quien
confiemos practique claramente esos valores.
Sin duda alguna es necesario plantear que el perfil del
gobernante debe incluir que sea una persona que quiera Antioquia, que conozca
sus necesidades, que entienda que su trabajo será en función del interés
general y no del personal, que sea un líder que dirija la transformación social,
económica y social que requiere la ciudad, que genere confianza y
respetabilidad, que aglutine y no disperse, que comparta el amor y cariño por
Medellín, la familia y los valores.
Creo entender que Medellín, no quiere un político de
carrera para que la gobierne, si se requiere un hombre que entienda que la
política tiene como fin único el mejoramiento de las condiciones de vida de
quienes la habitan, sin exclusión alguna. Se requiere un gran gerente que
administre con pulcritud y trasparencia los destinos de la ciudad, que crea que
el orden y la disciplina es lo primero.
Pasa por mi mente el nombre de varios y valiosos
profesionales que podrían ser exitosos y dirigir los destinos de la ciudad de
una manera sobresaliente, porque ellos no caen en la demagogia, saben y
entienden que una ciudad es pujante cuando se crean las bases suficientes para
soportar el crecimiento lo cual se logra con estructura, planeación, constancia
y acompañado de profesionales idóneos, conocedores de sus responsabilidades.
No me atrevo a mencionar sus nombres porque mal haría
comprometiéndolos a opinar sobre este asunto. Ellos en consultas privadas
podrán definir si en un momento determinado consideran viables su postulación
para dirigir los destinos de la ciudad. De lo que sí estoy seguro es de que Medellín
tiene que cambiar y evitar que la intromisión de personas y jefes de partidos
políticos ajenos a la ciudad impongan los gobernantes.
Medellín, se dirige por ciudadanos que la quieran, la
respeten y conserven sus tradiciones. No se les olvide que si Medellín cae en
garras del populismo. por ahí mismo se va el resto del país.