lunes, 2 de agosto de 2021

Se habla mucho, se acierta poco

Antonio Montoya H.
Por Antonio Montoya H.*

Todos, en algún momento de la vida, hablamos más de la cuenta, y cometemos errores de los cuales podemos arrepentirnos. Por ello, lo mejor es la prudencia en cada comentario que hacemos, no atacando al otro, ni descalificándolo, o juzgando sin necesidad, de ahí que se diga que la prudencia hace verdaderos sabios.

Pero las redes sociales han incrementado las salidas desfasadas de las personas, opiniones terribles, sin fundamento, agresivas, groseras que hacen ver lo peor y lo que pretenden demostrar del otro, genera, al contrario, una mala opinión de la persona que emite el comentario.

En días recientes leí en las redes un comentario de una señora que ejerce un cargo público y es secretaria de Cultura de un municipio del Atlántico. No digo su nombre ni el municipio donde presta el servicio, para no estigmatizarla, pero ella se dará cuenta la ofensa que disparó, del daño que hizo, y el dolor que género. En mi opinión excedió con su lenguaje el respeto por los demás y atacó de forma inusual al gremio de los músicos que representan a un grupo importante y valioso del país. Son ellos los que nos alegran la vida con sus letras, interpretaciones y ejecuciones, que nutren la cultura artística de Colombia, que dan la vida por el ritmo que representan y que, además, han sido, tal vez, el grupo humano que más ha sufrido por causa de la pandemia, al no poder estar en eventos, conciertos o pequeñas presentaciones, afectándose de una manera notoria su economía familiar.

Es, además, más grave que quien emitió esa opinión ejerza el cargo de secretaria de Cultura, agravante a su conducta porque no es una persona extraña a las expresiones artísticas, por el contrario, los representa, los debe proteger generando opciones de mejoramiento de las condiciones de vida y no a través de las redes descalificándolos y casi que expresando una amenaza soterrada contra ellos. Es lamentable que profesionales, personas que tienen familias y amigos se expresen así de los demás. En Colombia, no se puede permitir que las redes sirvan para expresar opiniones irreverentes y ofensivas que dañan a las personas, que afectan su dignidad y su honor.

La expresión textual que emitió la funcionaria pública dice así: “Estoy pensando que otra vida seguramente fui asesina serial de músicos y por eso he tenido tantos problemas con esos bichos en esta vida”.

Es terrible que se expresen así de las personas que trabajan dignamente por tener una buena calidad de vida, su actividad no debe generar violencia verbal y casi que con seguridad ella misma canta y baila la música de ellos.

Sería magnifico que la funcionaria de esta historia se disculpara, públicamente en la misma forma en que agredió al gremio de la música; sería lo más prudente, por lo menos reconocer el error y así aminorar el impacto negativo que generó en la mente de muchas personas, que convirtieron viral esa opinión.

Estoy convencido de que ella, es buena persona, que simplemente utilizando las redes se excedió, no calculó las consecuencias de su frase y quiso hacer algún tipo de chiste de mal gusto. Si fuera lo contrario, es decir, si quiso de frente ofender, no merece ser funcionaria pública, ni menos secretaria de Cultura.

Lo que debemos procurar, y esto sí es un mensaje para quienes contraten personas para un determinado cargo, es que cumplan con los requisitos para desempeñar la función, y que tengan sensibilidad y tacto para tratar a los demás. Es pues un mensaje de vida. Respeto por los demás y por ello, en este caso, dignificamos al músico y le damos valor a la música.