viernes, 14 de mayo de 2021

Al meollo del asunto 2, propuestas

Pedro Juan González Carvajal
José Leonardo Rincón, S. J.*

Ahora entendí lo que es la viralidad. Un modesto artículo semanal, sin más pretensión que comunicar a mis amigos lo que pienso, de pronto resulta acogido por una multitud que se identifica con esas ideas. Tamaña responsabilidad en la actual coyuntura, porque se trata de aportar y construir, ofrecer luces y generar esperanza, cuando todo parece perdido, oscuro y sin futuro.

Una crítica constructiva que recibí fue esta: “muy bueno, muy claro, hace pensar, pero no propone nada”. Me sentí retado entonces no solo a criticar, sino también a ofrecer pistas sobre cómo llegar al meollo de la crisis estructural que vivimos, sin buscar chivos expiatorios y más bien siendo proactivos. Estamos sobrediagnosticados y se requiere menos discursos y más gestión. Es el cuarto de hora para el liderazgo auténtico. Me quejaba de la ausencia de liderazgo y no es verdad que no haya. Líderes sí hay, sí existen. El problema es que se quiere ser políticamente correcto y muchos son esclavos de mantener su rating de popularidad, evitando posturas que los comprometan pues corren el riesgo de quemarse. Por eso esta es la hora de los grandes retos para gente noble y con grandeza de espíritu. Líderes que afronten los problemas, llamen las cosas por su nombre y se sienten a dialogar sin agendas ocultas, con trasparencia y con vocación de servir a la patria.

He visto propuestas concretas para ir a ese meollo. Me ha gustado que la gente piense y se exprese propositivamente. Hay puntos donde convergemos todos. Eso es importante porque hay que dejar de lado los intereses egoístas y mezquinos. Me preocupa sí que el tiempo corra y los diálogos no avancen. Protestas sí, bloqueos no. Reitero mi rechazo al saqueo, el vandalismo y la violencia, pues es como escupir hacia arriba. Hay que construir, no destruir.

Me he detenido en el listado de temas que el Comité de Paro y los rectores de las universidades más importantes del país han planteado. Comparto sus propuestas:

* Rescate ético: la vida es sagrada. Honestidad y transparencia como estrategia frontal contra la corrupción en todas sus manifestaciones. Cumplir el mandato popular. Los mejores líderes deben conducir y recuperar las instituciones.

* Estado de derecho: reformar el Congreso en cuanto a composición, tiempos y costos; recuperar la credibilidad en la justicia impoluta y eficiente, que impida la impunidad. No más asesinatos de líderes sociales, derecho a la divergencia y la protesta, fuerza pública no represiva.

* Fortalecimiento de la democracia: equidad de género y respeto a la diversidad. Mayor participación ciudadana: escuchar las voces de los estudiantes y cumplir los compromisos pactados.

* Economía. Presupuesto que invierta en los temas neurálgicos: menos para defensa y más para salud, educación, justicia. Sistema pensional razonable. Reforma tributaria justa, Recorte en el gasto público.

* Acuerdos de paz: implementarlos, cumplirlos, no hacerlos trizas. Avanzar en nuevos diálogos.

* Educación de calidad y para todos, con currículos integrales, gratuita o de bajo costo para estratos 1 al 3. Mantener al menos por una década la inversión sistemática en ella.

* Salud para todos, concebida como derecho, no como negocio.

* Ecología: cuidado de la casa común, del agua que necesitamos, de especies animales en extinción y de evitar acciones destructivas como deforestación, explotación minera indiscriminada y contaminación.

* Tema agrario: restitución de tierras, apoyo agrícola al campesino, precios justos, incentivos que motiven invertir en el campo.

Si el listado de problemas es enorme, otro tanto son las propuestas para darles respuesta. Hay que hacerlo. No valen los paños de agua tibia, ni buscar ganarles a los otros. Hay que ceder y conceder, pero nunca retroceder. Hay que pensar en grande. La historia nos juzgará por haber hecho bien las cosas También en el juicio final nos van a evaluar no tanto por lo que pensamos, sentimos, dijimos, las buenas intenciones que tuvimos. Lo que cuenta fue lo que hicimos. Es nuestra hora.