martes, 2 de marzo de 2021

De cara al porvenir: chambonadas e idiosincracia

Pedro Juan González Carvajal
Por Pedro Juan González Carvajal*

En fecha reciente, salió un informe acerca de la situación que se vive sobre uno de los puentes recientemente construidos sobre el Río Magdalena, exactamente el que permite la conexión Yati – Bodegas, en pleno centro de La Mojana, entre Mompox y Magangué, que une la Troncal de Occidente con la Ruta del Sol. Pues resulta que el puente fue construido sin tener en cuenta la distancia que se debe dejar entre los pilotes para poder permitir el paso de las cadenas de planchones que surcan el Magdalena transportando mercancías.

Sin esta distancia, los convoyes no pueden maniobrar y habrá que partirlos en varios convoyes más pequeños, violentando los principios logísticos más elementales y obviamente aumentando los costos, aporreando directamente la competitividad. ¿Quién dijo ingeniería? ¿Quién habló de interventoría? ¿Quién habló de veedurías? ¿Quién otorgó los permisos y las licencias? ¿Quién recibió la obra? ¿Dónde están los organismos de control?

Pero este adefesio no es el único caso. Recordemos el puente que hubo que dinamitar casi terminado porque no ofrecía garantías, o el otro que quedó arrugado como un acordeón y así se recibió, o la estación de Metroplús a donde no tienen acceso los buses por no respetar la pendiente necesaria, y así sucesivamente.

Nos venden la idea de “casos aislados” para justificar las equivocaciones en la mayoría de los temas, a sabiendas que ya no son aislados sino parte de la cotidianidad, y a pesar de esto, así nos resignamos y así nos irrespetan.

Son ejemplos de desorden, despilfarro e irresponsabilidad como estos, los que lo hacen pensar a uno como ciudadano cumplido en el pago de impuestos, que con estas situaciones y el nivel de corrupción no enfrentado por ningún gobierno -con lo cual se hacen cómplices- que a uno no le provoca cumplir con este deber ciudadano. ¡No hay derecho! A todos los involucrados les deberían quitar de manera definitiva su tarjeta profesional e impedir que ejerzan los próximos trescientos años.

Pasando a otro tema, no se sabe si reír o llorar ante la forma que reaccionamos por la llegada del primer pequeño lote de vacunas contra el COVID-19.

Altos funcionarios públicos de todos los niveles presentándose como los supermanes del momento, a quienes hay que agradecerles por su denodada gestión, lo cual hay que recordar, es simplemente el cumplimiento básico de sus más elementales deberes.

Pero la ciudadanía no se queda atrás. Se trataba de un recibimiento semejante al que le hemos dado a deportistas, reinas de belleza o a la Selección Colombia de Fútbol cuando eventualmente se logra un triunfo de gran importancia o de relativa significación.

Caravanas de carros y ciudadanos alrededor de un carro que lleva un pequeño refrigerador, secundados por autoridades que protegen el valioso cargamento.

¡Ya no da ni pena ajena! Eso es lo que somos y así reaccionamos y nos comportamos. Con razón las clases dirigentes de las distintas épocas han podido manejar este país como lo han manejado y han obtenido los resultados que hoy se nos presentan como realidad… y no pasa nada.

En este país del Sagrado Corazón es necesario recordar que es preferible gastar zapatos que calzones.

NOTA: no sé cómo explicará el gobierno la autorización para la importación de papa, cuando nuestros campesinos están ahogados en medio de una sobreproducción interna y una demanda afectada por la crisis económica originada por la pandemia.