sábado, 1 de agosto de 2020

Propongo redondearle el sueldo al salario de los congresistas de Colombia

Por Andrés de Bedout Jaramillo*

Andrés de Bedout Jaramillo
Este artículo lo escribí hace 4 meses, me abstuve de publicarlo disqué por respeto; con los últimos hechos, son capaces de esto y mucho más.

Todos los esfuerzos, todos los debates, todos los escritos, todas las expresiones de los colombianos, inclusive manifestadas en las urnas, han sido ignoradas por los congresistas. Ganaron la batalla, ni la crisis del covid-19 les movió el corazón para reducir a justas proporciones sus salarios y prebendas y hasta la aparente campaña que desde el interior del congreso hicieron algunos de sus miembros de izquierda, de derecha y de centro, fueron estruendosamente derrotadas al interior de la corporación. Hoy ni ellos respetan ni apoyan sus propias propuestas.

Frente a tal situación yo propongo subirles el sueldo de $35 millones/mes a $40  millones/mes, aumentarles de 45 millones mes a $50 millones mes, los gastos de sus unidades de trabajo legislativo y comprarles 600 camionetas Toyota, blindadas, de alta gama, para cambiarles por nuevas las que actualmente tienen en Bogotá y en sus municipios de origen, y como cada día el país se pone más peligroso con el creciente desempleo, se les debe incrementar sus esquemas de seguridad, retirando 1.200 policías de las calles de las principales ciudades para que cuiden a nuestros congresistas y a sus familias.

Las camionetas no pueden ser de fabricación nacional, por no cumplir con los lujos, comodidades y finura de las importadas; inclusive las camionetas y las motos para los escoltas deben ser también de alta gama e importadas del exterior.

Como el riesgo de contagio es tan alto y el transporte aéreo está tan difícil, se les deben facilitar los aviones del Estado para su movilización y en su defecto se les deben contratar aviones charter y abolir la corrida de lista en las comisiones y en las plenarias.

La compra de los vehículos la pueden incluir en la de las nuevas camionetas aprobadas para los otros altos funcionarios del estado, que ya las tramitan aceleradamente, inclusive todas podrían ser del mismo color, ojalá rojas, para que sean fáciles de distinguir y podamos todos abrirles paso en sus recorridos, para que los trancones no los afecten y de una vez se facilite la programación de las cámaras de seguridad que imponen los partes por violaciones a las normas de tránsito, de las cuales deben quedar exceptuados.

Como la plata está escaseando y las empresas se están quebrando y no podrán pagar más impuestos, tasas, contribuciones, ni multas, se debe autorizar la venta de las reservas de oro que reposan en el Banco de la República, para poder sufragar los gastos de congresistas y demás altos funcionarios de las tres ramas del poder público del Estado.

Estas medidas moverán fuertemente la economía y reactivarán el país en esta destructora pandemia; además se deben extender rápidamente a los Departamentos y Municipios, buscando la equidad entre los altos funcionarios.

Congresistas y altos funcionarios del Estado tendrán prioridad en los subsidios y créditos que está ofreciendo el Estado para estos tiempos del coronavirus, con la particularidad de no tenerlos que invertir en la generación de empleos, ni siquiera en el sector agropecuario y de hacerlo, en este u cualquier otro sector productivo de bienes y servicios, estarán exentos de licencias ambientales, pago de parafiscales, impuestos prediales, de industria y comercio, renta, etcétera.

Sus proyectos productivos serán incluidos automáticamente en los planes de ordenamiento territoriales municipales y departamentales, y podrán estar en las zonas de reservas ambientales y parques naturales, establecidos.

Los sembrados de coca y canabis, pasarán a ser propiedad del Estado, administrados por congresistas, se considerarán legales y para efectos medicinales, mientras los otros países del mundo terminan el acelerado proceso de legalización para uso recreativo. Todos sus trabajadores ingresarán al sistema formal de la economía.

Las bandas criminales con sus armas, se incorporarán a las fuerzas del Estado, con un entrenamiento especial para cuidar nuestras fronteras y reforzar aún más los esquemas de seguridad de congresistas y altos funcionarios del Estado, en el desarrollo de las nuevas actividades productivas legales y formales.

La minería ilegal, también pasará a manos del Estado, quien incluirá a todos sus trabajadores en sus nóminas, cumplirá con las mitigaciones ambientales y pagará las regalías correspondientes a departamentos y municipios.

Estas minas serán manejadas al igual que los cultivos de coca y canabis, por los congresistas.

Estas medidas garantizarán la tan anhelada y reclamada presencia del Estado en las apartadas zonas de cultivos ilícitos y minería ilegales, que ya no serán manejadas por grupos ilegales al margen de la ley, serán los congresistas. Serán estos funcionarios de mayor remuneración, los responsables del funcionamiento de estas actividades. reduciéndose sustancialmente, la informalidad que hoy supera el 50% de la economía nacional.

Empecé este artículo como un chiste y se terminó volviendo “el programa de gobierno”. ¿Usted qué opina?