Por Andrés de Bedout Jaramillo*
El año pasado tuvimos la oportunidad de votar por un candidato que presentaba la propuesta más importante para Medellín, la continuidad de Jorge Londoño en la gerencia de EPM. Hoy nos damos golpes de pecho porque están acabando nuestra empresa insignia, en manos de casas políticas de varios partidos, que llevaron al actual alcalde al poder, quien de entrada los engañó, al igual que a sus votantes, ofreciendo un gerente independiente, escogido por una empresa cazatalentos. Todo parece indicar que se dejaron enmermelar, al igual que los concejales de la ciudad, porque no le hicieron valer lo prometido. Lo único claro es que cogió el camino opuesto al trazado en el acuerdo de transformación, que trabajamos y aprobamos en el Concejo de Medellín en diciembre de 1997, hace casi 23 años; ningún alcalde, ningún concejo, ningún gerente, se habían atrevido a hacer lo que están haciendo hoy con EPM.
El acuerdo municipal a
que me refiero, donde por ley teníamos que transformar la figura jurídica de
EPM, lo construimos de la mano del talento del patrimonio más grande de la
compañía, su gente, expertos, responsables, honrados, hábiles, abnegados y
estables ejecutivos que dirigían la compañía de los antioqueños.
Revisamos todas las
posibilidades, escuchamos a todos los sectores de Medellín y concluimos que la
figura más pertinente era la de empresa industrial y comercial del Estado, de
capital público municipal. Ya no podía seguir siendo un establecimiento público
del orden municipal, la ley 142 lo impedía.
Éramos conscientes de
que el riesgo de politización siempre estaría presente; afortunadamente los
acaldes elegidos popularmente siguieron la línea de crecimiento trazada por
Diego Calle y las cifras corroboran lo dicho. El progreso de nuestra ciudad se
debe en un alto porcentaje a las transferencias y a las inversiones de EPM.
Desafortunadamente en
la ejecución de la obra más importante para la generación hidroeléctrica del
país, una mega obra de altísimo riesgo, se presentaron problemas por fenómenos
de la naturaleza, que han sido capitalizados por sectores que iniciaron de
tiempo atrás una campaña de desprestigio, estúpida, absurda, propia de los que
no tienen más de dos dedos de frente. Lograron su cometido, acabar en 8 meses
con el gobierno corporativo de principios y valores, y acabar con la
estabilidad laboral de carrera y formación tradicionales. También quiere
arrasar con las empresas privadas antioqueñas, que han generado el empleo y el
desarrollo, que matan de envidia a los que no entienden que el desarrollo se
logra es trabajando muy duro, como lo hacemos y lo hemos hecho en Antioquia,
asumiendo riesgos, arropando y defendiendo nuestras empresas públicas y
privadas, grandes, medianas y pequeñas, que generan los empleos y pagan los
impuestos, que permiten nuestro bienestar, nuestro desarrollo y nuestra
felicidad.
La junta directiva con
su valiente renuncia colectiva, nos está pidiendo a gritos, que abramos los
ojos, que está vaina se está saliendo de madre, que nos están desbaratando la
empresa y se quieren llevar entre los cachos al sector empresarial. Mejor
dicho, como dice mi hermano Roberto de Bedout, están convirtiendo a EPM en una
Pedevesa.
Los sectores políticos
que subieron al alcalde al poder, tienen que poner la cara y pararlo en la raya
inmediatamente. Los sectores políticos que colocaron los concejales actuales,
también tienen que poner la cara y obligarlos a defender nuestro patrimonio más
preciado.
Alcalde y concejales
tienen que acordar inmediatamente y de frente a la ciudad, una gerencia y una
junta directiva, que nos garanticen frenar en seco la politización de la
compañía, que regrese el gobierno corporativo, la trasparencia en la
contratación, que ya ni se publica como se hacía antes, la carrera
administrativa por méritos, en fin, volver al sendero. Estamos a tiempo si
arrancamos inmediatamente.
No podemos esperar una
revocatoria, sería muy tarde tener que esperar cuatro meses para iniciar su
trámite y quién sabe cuántos para que se dé o no.
Tampoco nos va a salvar
esperar las resultas de una demanda que podrá demorar en el mejor de los casos
10 años; 10 años sometidos al desgaste de EPM, Medellín y todo lo que nos
rodea, vamos a perder todos y por todo lado.
Alcalde, concejales,
por favor nos arreglan este problema, para eso los eligieron, no nos tiren por
el despeñadero, lo que está sucediendo no es justo, no es racional, ustedes
tienen que ser serios, tienen que ser responsables con ustedes mismos, con sus
familias, con sus votantes. Si no arreglan este problema, no se lo vamos a
perdonar, políticamente hablando.
Que nuestro Señor
Jesucristo ilumine al alcalde y a los concejales de Medellín, oremos por ellos.