sábado, 8 de agosto de 2020

El momento de las grandes decisiones y reformas

Por Andrés de Bedout Jaramillo*

Andrés de Bedout Jaramillo

La privación de la libertad del senador Álvaro Uribe y la no privación de la libertad del senador Santrich, obligan sin dilación alguna a reformar el congreso y las cortes de nuestro país, algo muy grave está pasando en su interior para que se den estas diferencias tan supremamente raras.

Beneficiar a un senador de extrema izquierda, guerrillero, delincuente, otorgándole la posibilidad de defenderse en libertad, que terminó en fuga, porque todos estábamos seguros, hasta sus propios compañeros de bancada, de que se fugaría para seguir delinquiendo y privar de la libertad a una persona que ha trabajado sin descanso por el país, que todos sabemos que no se va a fugar, porque nunca le ha escurrido el bulto a nada, es un contrasentido de tal magnitud, que la sensación de invasión de la política en la justicia, pasa a ser una realidad que hay que corregir de inmediato.

Si no se reforman los poderes legislativo y judicial, adelgazándolos, independizándolos y volviéndolos eficientes, nuestro país seguirá por el sendero incorrecto, de un Estado gigante, insostenible, ineficiente, con un desequilibrio, donde no van a poder prosperar ni siquiera los miembros de esos cuerpos colegiados, sumidos en el desprestigio y la desconfianza.

Con una cámara legislativa y con una corte judicial tenemos, eso sí, integradas por personas de altísimas calidades morales, culturales y profesionales, que sean prenda de garantía en el ejercicio de sus responsabilidades y motivo de orgullo y confianza para el país.

Llegó el momento impostergable de que las reformas propuestas por Uribe, de años atrás, para estas instituciones fundamentales en el buen funcionamiento del Estado colombiano, se lleven a cabo con rapidez, así toque echar mano de los mecanismos constitucionales establecidos, donde seamos los colombianos los que demos la orden, como constituyentes primarios, habida consideración de que el congreso actual no ha tenido la grandeza de hacerlo.

Pedirle a la Corte Suprema de Justicia que le permita al senador Uribe, en libertad y en el senado, ayudar a sacar adelante estas reformas, y a su vez que se defienda de las acusaciones que se le indilgan, no es pedirle mucho. Ellos saben que él no se pondrá en fuga, saben que su experiencia, su conocimiento y su inteligencia, permitirán producir en el congreso o en una constituyente si es del caso, las reformas urgentes requeridas por el país y más en estos muy difíciles momentos que vivimos y con tendencia a ser más difícil aún más con los efectos del coronavirus, donde el desempleo por la masiva quiebra de los sectores formales e informales, resentirá fuertemente los ingresos del Estado, lo que afectará el poder sostener instituciones tan costosas e ineficientes como las que manejan los poderes legislativo y judicial, además de las entidades de vigilancia y control conocidas, para resumir, como las IAS.

El presidente Duque debe montar inmediatamente una estrategia que detenga esta carrera absurda de polarización, convocando a los acuerdos políticos y patrióticos que beneficien a los colombianos y que permitan la unidad, el equilibrio y la sensatez, necesarias para enfrentar la crisis.

La experiencia y el conocimiento de Uribe es fundamental en esos diálogos y a la Corte no le cuesta nada dejarlo en libertad, para que pueda participar en los mismos. A pesar de sus defectos, sus ideas reformistas son muy buenas, es más, si no hubiera metido en la consulta popular de su último periodo de gobierno, un tercer periodo, el pueblo las habría apoyado, y de pronto, ese camino de reformas al congreso, a las cortes y a las IAS, ya lo habríamos recorrido, pero nunca es tarde.

La JEP ya tiene los elementos de juicio suficientes para definir quienes han contado o no la verdad, quienes han reparado o no a las víctimas y quienes van a o no a repetir conductas delictivas. Que se pronuncien, esto no da más espera.

A mostrar grandeza, los de centro, los de izquierda, los de derecha; el interés general y la razón natural los obliga y nos obliga a todos a cambiar de actitud. Bajémosle a la confrontación, cumplamos con las obligaciones que nos corresponden, gastemos las energías en hacerle frente a la situación, a que se tomen las deducciones constitucionales y legales que les corresponden y a que se procedan con las reformas necesarias y útiles para el país.

La independencia entre los poderes solo se logrará si con humildad reconocen que van, que vamos por muy mal camino y solo conversando pueden convenir e implementar las reformas que necesitamos para una Colombia, eficiente, sostenible, inclusiva, responsable y solidaria.

Me resisto a creer que no seamos capaces de salir adelante, estamos sobre diagnosticados, solo falta voluntad, grandeza, humildad y acción.

Que nuestro señor Jesucristo, ilumine a todos nuestros gobernantes y dirigentes, para sacar adelante las decisiones y reformas requeridas para el buen funcionamiento del Estado.