lunes, 10 de agosto de 2020

Fe

 Por Antonio Montoya H.*

Antonio Montoya H.

Son días difíciles los que se viven en el mundo por la pandemia, que origina muerte, desesperanza y crisis económica, que, además, en algunos lugares se incrementa por la violencia, por explosiones terribles que destruyen ciudades, por partidismos, racismo y miles de focos de violencia generados por la actividad humana. Para mí es inconcebible que en un planeta minúsculo se genere tanta violencia y muerte sin razón diferente a la del odio y a la destrucción por seres humanos que no tienen ningún valor para construir y por ello la maldad es la forma de trascender; pobre beneficio a la humanidad.

Colombia, nuestro país, sufre de todos los males anteriores, pero, tiene uno adicional y es el de la división casi que a niveles iguales porque el 52% del país tiene una idea de lo que debe ser Colombia y el otro 48% quiere una Colombia similar a la de otros países de la región, es decir, Venezuela o Nicaragua, en donde los sistemas comunistas, obtuvieron el país y estos se acabaron. Allá quieren llevarnos, sin compasión alguna, recorriendo los mismos caminos y similares estrategias.

Yo recurro a la fe, palabra que tiene muchas definiciones desde el punto de vista religioso, por ejemplo, la que indica que “es creer en la palabra de Dios y en la doctrina de la iglesia”. También la fe que “ve lo invisible, cree en lo increíble y recibe lo imposible”. O “es la creencia y esperanza personal en la existencia de un ser superior, que generalmente implica el seguimiento de un conjunto de principios religiosos, de normas de comportamiento social e individual y una determinada actitud vital”. Pero para mí, la fe “es la que nos hace vencer el temor que nos produce ver tantos acontecimientos negativos que suceden a diario en el mundo”, esa fuerza espiritual, que nos debe hacer volver al origen al entendimiento de la humanidad, a recuperar el camino, a trabajar con aquellas personas que desean con la fuerza de su corazón tener un país incluyente en el que las diferencias sociales se reduzcan, que las muertes sean solo las naturales, que el trabajo sea lo habitual y no la excepción como hoy, que las violaciones, asesinatos de mujeres, y que la violencia intrafamiliar sean solo un recuerdo negativo de nuestra historia, pero para ello debemos fortalecer nuestro interior, pensar no solo en nuestro propio bienestar, sino en el de todos los que hacemos parte de este territorio.

Una idea común, un proyecto común, para lograrlo requerimos que las fuerzas que hacen parte de nuestro sistema democrático den muestras de altura, que bajen las pasiones y no se dejen confundir por la izquierda recalcitrante, que divide para buscar su objetivo, el poder a toda costa y luego terminar con el sistema, empobreciendo más a los pobres y llevando al cierre al sector empresarial y afectando a toda la sociedad.

Debemos pensar en un gran acuerdo nacional, del que hagan parte los partidos, los independientes con un objetivo único de trabajo, definiendo 10 puntos sobre los cuales todos a una nos dediquemos a trabajarlos, para lograr despertar la mente de nuestra gente, haciéndolos compartir, luchar y vibrar por cada logro. La fe en este proyecto nos permitirá avanzar en la construcción de un gran país.

Como en todo, no se debe quedar uno en la teoría, por lo tanto, inicio proponiendo algunos cambios, que ya se han discutido en muchos escenarios y no han prosperado, No estoy inventando nada, simplemente los propongo porque me parece que pueden unir: (1.) Legislativo unicameral con limitación de salario. (2.) Justicia reformada y que en los nombramientos de magistrados no intervenga la rama legislativa, ni el ejecutivo. (3.) No a la reelección indefinida en el congreso. (4.) Mantener el sistema de gobierno y oposición. (5.) Descentralización. (6.) Fortalecimiento del agro, con grandes centros de acopio para favorecer al campesino. (7.) Salario mínimo diferencial para técnicos, tecnólogos y profesionales. (8.) Fortalecimiento de los municipios en salud, vivienda, trabajo y educación para motivar el regreso al campo. (9.) Seguridad total en las ciudades. (10.) lucha coordinada y constante contra la subversión y bandas criminales. Y (10.) fortalecimiento del sistema de seguridad social integral, motivando a la formalidad en el trabajo. Hay tenemos diez puntos, pueden ser otros o más, pero si nos esmeramos en tener una inclusión laboral y social iremos por buen camino.

Por ello, para finalizar, creo que la fe que tengo y la que podamos juntar toda la sociedad es la que nos puede dar la certeza de que recibiremos algo que aún no tenemos, abriendo la mente ante la adversidad y derrotando al enemigo con unidad y entereza.