domingo, 24 de mayo de 2020

Los cultivos ilícitos


Por Andrés de Bedout Jaramillo

Andrés de Bedout Jaramillo
Nada más dañino para las personas y para la sociedad, que los efectos de drogas como la cocaína, producida partiendo de las hojas de la mata de coca que, mezclada con químicos, genera un producto altamente adictivo, cuya dependencia tiene esclavos en todas partes del mundo y ha destruido personas y familias enteras.

La hoja de coca solita ancestralmente tiene propiedades medicinales que me da la impresión se han venido opacando, por las propiedades alucinógenas y adictivas que, mezclada con otros elementos, produce.

Ha crecido de tal manera el negocio de la cocaína, que incide representativamente en la economía de nuestro país, mayor productor de la materia prima fundamental para producir la droga maldita. Los dólares producidos por la cocaína terminan ayudando fuertemente en el torrente de la economía, escasa de dólares de las exportaciones del petróleo, por la estrepitosa caída en el consumo y precio.

Andrés Felipe Arias, construyó un documento que vale la pena mirar, para entender un poco lo que representa la cocaína en nuestra economía.

Nadie se atreve a una legalización individual de la hoja de coca, ni siquiera para efectos medicinales, como ya sucedió con el cannabis o marihuana, que después de darle muchas vueltas al asunto, se legalizaron sus cultivos para efectos medicinales. Lastimosamente no se aprovechó para meter los cultivos ya existentes al torrente formal de la economía, aprovechándolos como materias primas para efectos medicinales; entiendo que ya se tramita una ordenanza para generarle al Departamento de Antioquia, rentas con los cultivos y procesos del cannabis para efectos medicinales.

Pienso que de pronto la producción de hoja de coca es tan grande, que sería demasiada materia prima para los laboratorios de medicamentos, inclusive que ya se esté utilizando en la producción de algunas medicinas. Lo cierto es que la hoja de coca transformada en cocaína es el negocio informal, ilegal y destructivo, más rentable y dañino que se conoce hasta el momento.

Pero también pienso que hay tanto dinero alrededor de la cocaína y tantos sectores interesados en conservar el negocio en la ilegalidad y por ende en la informalidad, que legalizar la hoja de coca para efectos medicinales no será de la atención de los múltiples grupos interesados en mantener el estado actual de las cosas.

La economía informal, en un alto porcentaje, ilegal, tiene a la cocaína como su actor principal, al igual actividades formales y legales, como la industria cinematográfica, nacional y extranjera, discotecas y actividades turísticas. Se dice que es tan poderosa en la economía del negocio de la coca, que muchas empresas legales de la economía formal serán compradas y salvadas de la quiebra por la economía ilegal e informal de la coca.

La economía de la cocaína maneja territorios, donde no se permite la presencia del Estado, es más, territorios donde el Estado no se atreve a hacer presencia y de hacerla le toca hacerse el loco, el de la oreja mocha. Documentos de prensa local haciendo periodismo investigativo, han informado que, en más de 19 departamentos de Colombia, más de medio país, el tema del narcotráfico lo manejan antioqueños.

En pleno siglo 21, donde la ciencia, la tecnología, la inteligencia artificial, la robótica, los drones, etc. parece que, desde el punto de vista agrícola, ya se utilizan a la perfección los cultivos de coca y no los hemos podido utilizar eficientemente en los cultivos de alimentos que garanticen nuestra seguridad alimentaria, al parecer amenazada por las escasa resiembras de alimentos que las limitaciones de la pandemia y los bajos niveles de lluvias, afectarán nuestro autoabastecimiento en un futuro próximo.

Algo hay qué hacer con el campo, algo hay qué hacer con la hoja de coca, algo hay qué hacer con la auto sostenibilidad alimentaria, algo hay qué hacer con la economía informal e ilegal, que se le está pasando a la economía formal y legal, que después de esta pandemia quedará bien disminuida.