Por Andrés de Bedout Jaramillo
Nada más dañino para las personas y para
la sociedad, que los efectos de drogas como la cocaína, producida partiendo de
las hojas de la mata de coca que, mezclada con químicos, genera un producto
altamente adictivo, cuya dependencia tiene esclavos en todas partes del mundo y
ha destruido personas y familias enteras.
La hoja de coca solita ancestralmente
tiene propiedades medicinales que me da la impresión se han venido opacando,
por las propiedades alucinógenas y adictivas que, mezclada con otros elementos,
produce.
Ha crecido de tal manera el negocio de la cocaína,
que incide representativamente en la economía de nuestro país, mayor productor
de la materia prima fundamental para producir la droga maldita. Los dólares
producidos por la cocaína terminan ayudando fuertemente en el torrente de la
economía, escasa de dólares de las exportaciones del petróleo, por la
estrepitosa caída en el consumo y precio.
Andrés Felipe Arias, construyó un
documento que vale la pena mirar, para entender un poco lo que representa la
cocaína en nuestra economía.
Nadie se atreve a una legalización
individual de la hoja de coca, ni siquiera para efectos medicinales, como ya
sucedió con el cannabis o marihuana, que después de darle muchas vueltas al
asunto, se legalizaron sus cultivos para efectos medicinales. Lastimosamente no
se aprovechó para meter los cultivos ya existentes al torrente formal de la
economía, aprovechándolos como materias primas para efectos medicinales;
entiendo que ya se tramita una ordenanza para generarle al Departamento de
Antioquia, rentas con los cultivos y procesos del cannabis para efectos
medicinales.
Pienso que de pronto la producción de hoja
de coca es tan grande, que sería demasiada materia prima para los laboratorios
de medicamentos, inclusive que ya se esté utilizando en la producción de
algunas medicinas. Lo cierto es que la hoja de coca transformada en cocaína es
el negocio informal, ilegal y destructivo, más rentable y dañino que se conoce
hasta el momento.
Pero también pienso que hay tanto dinero
alrededor de la cocaína y tantos sectores interesados en conservar el negocio
en la ilegalidad y por ende en la informalidad, que legalizar la hoja de coca
para efectos medicinales no será de la atención de los múltiples grupos
interesados en mantener el estado actual de las cosas.
La economía informal, en un alto
porcentaje, ilegal, tiene a la cocaína como su actor principal, al igual
actividades formales y legales, como la industria cinematográfica, nacional y
extranjera, discotecas y actividades turísticas. Se dice que es tan poderosa en
la economía del negocio de la coca, que muchas empresas legales de la economía
formal serán compradas y salvadas de la quiebra por la economía ilegal e
informal de la coca.
La economía de la cocaína maneja
territorios, donde no se permite la presencia del Estado, es más, territorios
donde el Estado no se atreve a hacer presencia y de hacerla le toca hacerse el
loco, el de la oreja mocha. Documentos de prensa local haciendo periodismo
investigativo, han informado que, en más de 19 departamentos de Colombia, más
de medio país, el tema del narcotráfico lo manejan antioqueños.
En pleno siglo 21, donde la ciencia, la
tecnología, la inteligencia artificial, la robótica, los drones, etc. parece
que, desde el punto de vista agrícola, ya se utilizan a la perfección los
cultivos de coca y no los hemos podido utilizar eficientemente en los cultivos
de alimentos que garanticen nuestra seguridad alimentaria, al parecer amenazada
por las escasa resiembras de alimentos que las limitaciones de la pandemia y
los bajos niveles de lluvias, afectarán nuestro autoabastecimiento en un futuro
próximo.
Algo hay qué hacer con el campo, algo hay
qué hacer con la hoja de coca, algo hay qué hacer con la auto sostenibilidad
alimentaria, algo hay qué hacer con la economía informal e ilegal, que se le
está pasando a la economía formal y legal, que después de esta pandemia quedará
bien disminuida.