viernes, 22 de mayo de 2020

Bajo nuestra responsabilidad


José Leonardo Rincón, S. J.*

José Leonardo Rincón Contreras
Durante estos días de cuarentena y aislamiento, primero obligatorios y después preventivos, realmente estuve muy juicioso. Idealmente hubiese querido no salir a la calle para no exponerme, pero debí hacerlo cada ocho días para buscar los alimentos y objetos de primera necesidad. Creo que les conté que, de la primera a la última salida en estas nueve semanas, de una impresionante soledad que me hacían sentir en un primero de enero a las 7 de la mañana, me llamó la atención cómo, cada vez más, había más gente hasta parecer hoy haber vuelto a la normalidad.

Entre el gobierno nacional y los gobiernos locales, con sus tires y aflojes, sus más y sus menos, creo que los responsables de estos destinos quisieron responder a la altura del desafío y creo, también, que lo hicieron bastante bien adoptando medidas de control sanitario, económico y social en un abanico muy amplio de temas complejos. Ya veremos luego como la historia juzgará esto que vivimos, por lo pronto, así lo hemos querido, la pelota está en nuestra cancha y nos toca ahora proceder de la mejor manera como ciudadanos, bajo nuestra responsabilidad.

Tengo la impresión de que la mayoría de la gente vivió esta inédita experiencia con seriedad y muchos a profundidad. Claro, no faltaron los inmaduros, los irresponsables y los payasos que creyeron que esto era un juego. Quizás por estas actitudes erráticas el virus de marras sigue haciendo su agosto y los casos aumentan día por día. Nunca pude tener claro si llegamos al tope de la curva y si esta logró aplanarse. El número de contagiados y muertos sube y no sé si se aproxime una crisis peor y el famoso “acordeón” ahora abierto, deba volver a cerrarse. Eso está bajo nuestra responsabilidad.

Creo igualmente que no tenemos un panorama tan trágico y desolador como el europeo, gringo, brasileño o ecuatoriano, por las medidas adoptadas oportunamente. Que el lavado de manos frecuente, que el tapabocas, que los guantes, que los geles y alcoholes, que la distancia, que esto y aquello, todo eso ha servido y nos corresponde por disciplina social seguir poniéndolo en práctica si no queremos irnos de narices a la debacle; eso queda bajo nuestra responsabilidad.

Y si volvemos a la “normalidad”, a lo mismo de antes, si no aprendimos la lección y tercos cual mulas procedemos igual o peor que el 20 de marzo y de poco o nada nos sirvió el asunto, eso está bajo nuestra responsabilidad. Como queda bajo nuestra responsabilidad ser mejores personas, más humanos, más responsables con el cuidado propio, del entorno y de los otros, más solidarios con los náufragos de este tsunami socioeconómico, más conscientes de nuestra limitación y fragilidad, más realistas respecto de lo que es realmente importante y lo que es relativo, más autocríticos y menos criticones, en fin… todo eso está bajo nuestra responsabilidad.