Por Andrés de Bedout
Jaramillo*
Definitivamente el equilibrio y la
solidaridad son la solución. Una sociedad, tan desequilibrada, tan insolidaria,
no puede prosperar, ni subsistir, ni sobrevivir, ni soportar, y menos, hacerle
frente al sin número de problemas que la aquejan a nivel mundial (pandemias,
guerras, desastres naturales, hambre, desempleo, informalidad, drogas, alcohol
y todo tipo de adicciones, etcétera).
Debemos partir de la satisfacción de las
necesidades básicas insatisfechas, superemos el hambre y la salud, que hoy, con
la pandemia, requieren de todos los recursos disponibles; de no poderlo hacer,
la guerra por la comida saturará aún más los servicios insuficientes de salud y
los muertos, los servicios funerarios.
Estados Unidos y Arabia Saudita, tienen
que buscar un arreglo equilibrado, con Rusia y China, y a la inversa, ambos
tienen que ceder, no pueden seguir destruyendo las economías y los empleos del
mundo, tienen que compartir sus riquezas y ser más solidarios, de no ser así,
esto se les va a devolver, ya está declarada la recesión mundial.
El mundo necesita urgente comida,
pruebas que detecten con certeza y oportunidad los virus, servicios médicos y
hospitalarios para manejar los aislamientos de los infectados, drogas y vacunas
para su recuperación y mucha capacitación y elementos (tapabocas,
desinfectantes, guantes, etcétera) que permitan comportamientos sociales que
impidan el contagio, sin paralizar las actividades productivas de bienes y
servicios, que eviten la quiebra, por parálisis, de las grandes, medianas y
pequeñas empresas, públicas, privadas y mixtas.
El esfuerzo que tenemos que hacer todos
para cambiar las costumbres de saludar, de toser, estornudar y escupir, de
lavarnos las manos, de desinfectar y desinfectarnos, de hacer fila, de auto
cuidarnos para cuidar a los demás, de respetar para que nos respeten, de ceder
el turno, el puesto, la silla, en fin, de comportarnos como nuestro Señor
Jesucristo nos enseñó, tiene que ser un compromiso solidario, donde con mucho
equilibrio y tranquilidad, nos podamos exigir su cumplimiento, los unos a los
otros y los otros a los unos.
Llegó el momento en que no deben existir
salarios superiores a los $15.000.000 mensuales, ni en el sector público, ni en
el privado; que arranquen con el ejemplo nuestros congresistas, para que en su
primera sesión virtual se disminuyan el sueldo y en las grandes y medianas
empresas en sus primeras asambleas y juntas virtuales, acuerden la disminución.
Las altas cortes, que siguen creciendo
en número de cortes y magistrados, deben sin dilaciones ni disculpas, ajustar
sus salarios al máximo permitido de $15.000.000.
Las cámaras de comercio, las entidades
gremiales y las cajas de compensación familiar, también quedarían sujetas a
este máximo salarial.
Ya nos están dando ejemplo los grandes talentos
y clubes deportivos del mundo, donde sus deportistas y ejecutivos, ya se
bajaron el sueldo, para garantizar el de los que ganan menos y la supervivencia
propia y de sus clubes deportivos de las diferentes especialidades.
Todas las entidades públicas y privadas,
que sobrevivan a la crisis y desde este preciso instante deben entrar en
austeridad total y absoluta; se deben acabar los carros de representación, los
esquemas de seguridad innecesarios, los viajes en primera clase, etcétera, con
el dinero de los contribuyentes, de los accionistas y de sus clientes.
Hay que frenar el crecimiento
desmesurado del Estado, en sectores no prioritarios, replantear los planes de
inversión, de desarrollo, los flujos de caja y por ende los presupuestos.
Increíble que ya están producidos el
alcohol, los ventiladores, las máscaras, etcétera, y las autoridades de salud
del gobierno, no han sido capaces de priorizar las licencias correspondientes.
Queda demostrado que todas las reuniones
se pueden hacer virtualmente y creo que los únicos que ni eso han podido son
nuestros congresistas. Queda demostrado que son muchas las actividades que
responsablemente se pueden realizar desde los hogares, virtualmente, hasta el
estudio virtual.
Queda demostrado que las actividades de
las cadenas alimentaria y de salud, entre otras, requieren de mucho personal
expuesto en las calles, obligados a costumbres de auto cuidado extremo, para
protegerse y proteger a los demás.
Lo anterior exige diferentes regímenes
laborales, más justos y adecuados a la satisfacción de las necesidades básicas
y al interés general.
Lo mejor, se acabó el espacio para los
polarizadores de extrema derecha y extrema izquierda; afortunadamente, están
entretenidos en estas vacaciones obligadas y pagadas.
Esperemos que nuestro comportamiento
permita que el temporal pase pronto y llegue la calma, con todos los cambios
que necesitamos, para que el equilibro y la solidaridad, se impongan.
Pongámonos en las manos de nuestro Señor
Jesucristo.
No hay comentarios.:
No se permiten comentarios nuevos.