domingo, 29 de marzo de 2020

El nuevo contrato social del equilibrio y la solidaridad


Por Andrés de Bedout Jaramillo*

Andrés de Bedout Jaramillo
Definitivamente el equilibrio y la solidaridad son la solución. Una sociedad, tan desequilibrada, tan insolidaria, no puede prosperar, ni subsistir, ni sobrevivir, ni soportar, y menos, hacerle frente al sin número de problemas que la aquejan a nivel mundial (pandemias, guerras, desastres naturales, hambre, desempleo, informalidad, drogas, alcohol y todo tipo de adicciones, etcétera).

Debemos partir de la satisfacción de las necesidades básicas insatisfechas, superemos el hambre y la salud, que hoy, con la pandemia, requieren de todos los recursos disponibles; de no poderlo hacer, la guerra por la comida saturará aún más los servicios insuficientes de salud y los muertos, los servicios funerarios.

Estados Unidos y Arabia Saudita, tienen que buscar un arreglo equilibrado, con Rusia y China, y a la inversa, ambos tienen que ceder, no pueden seguir destruyendo las economías y los empleos del mundo, tienen que compartir sus riquezas y ser más solidarios, de no ser así, esto se les va a devolver, ya está declarada la recesión mundial.

El mundo necesita urgente comida, pruebas que detecten con certeza y oportunidad los virus, servicios médicos y hospitalarios para manejar los aislamientos de los infectados, drogas y vacunas para su recuperación y mucha capacitación y elementos (tapabocas, desinfectantes, guantes, etcétera) que permitan comportamientos sociales que impidan el contagio, sin paralizar las actividades productivas de bienes y servicios, que eviten la quiebra, por parálisis, de las grandes, medianas y pequeñas empresas, públicas, privadas y mixtas.

El esfuerzo que tenemos que hacer todos para cambiar las costumbres de saludar, de toser, estornudar y escupir, de lavarnos las manos, de desinfectar y desinfectarnos, de hacer fila, de auto cuidarnos para cuidar a los demás, de respetar para que nos respeten, de ceder el turno, el puesto, la silla, en fin, de comportarnos como nuestro Señor Jesucristo nos enseñó, tiene que ser un compromiso solidario, donde con mucho equilibrio y tranquilidad, nos podamos exigir su cumplimiento, los unos a los otros y los otros a los unos.

Llegó el momento en que no deben existir salarios superiores a los $15.000.000 mensuales, ni en el sector público, ni en el privado; que arranquen con el ejemplo nuestros congresistas, para que en su primera sesión virtual se disminuyan el sueldo y en las grandes y medianas empresas en sus primeras asambleas y juntas virtuales, acuerden la disminución.

Las altas cortes, que siguen creciendo en número de cortes y magistrados, deben sin dilaciones ni disculpas, ajustar sus salarios al máximo permitido de $15.000.000.

Las cámaras de comercio, las entidades gremiales y las cajas de compensación familiar, también quedarían sujetas a este máximo salarial.

Ya nos están dando ejemplo los grandes talentos y clubes deportivos del mundo, donde sus deportistas y ejecutivos, ya se bajaron el sueldo, para garantizar el de los que ganan menos y la supervivencia propia y de sus clubes deportivos de las diferentes especialidades.

Todas las entidades públicas y privadas, que sobrevivan a la crisis y desde este preciso instante deben entrar en austeridad total y absoluta; se deben acabar los carros de representación, los esquemas de seguridad innecesarios, los viajes en primera clase, etcétera, con el dinero de los contribuyentes, de los accionistas y de sus clientes.

Hay que frenar el crecimiento desmesurado del Estado, en sectores no prioritarios, replantear los planes de inversión, de desarrollo, los flujos de caja y por ende los presupuestos.

Increíble que ya están producidos el alcohol, los ventiladores, las máscaras, etcétera, y las autoridades de salud del gobierno, no han sido capaces de priorizar las licencias correspondientes.

Queda demostrado que todas las reuniones se pueden hacer virtualmente y creo que los únicos que ni eso han podido son nuestros congresistas. Queda demostrado que son muchas las actividades que responsablemente se pueden realizar desde los hogares, virtualmente, hasta el estudio virtual.

Queda demostrado que las actividades de las cadenas alimentaria y de salud, entre otras, requieren de mucho personal expuesto en las calles, obligados a costumbres de auto cuidado extremo, para protegerse y proteger a los demás.

Lo anterior exige diferentes regímenes laborales, más justos y adecuados a la satisfacción de las necesidades básicas y al interés general.

Lo mejor, se acabó el espacio para los polarizadores de extrema derecha y extrema izquierda; afortunadamente, están entretenidos en estas vacaciones obligadas y pagadas.

Esperemos que nuestro comportamiento permita que el temporal pase pronto y llegue la calma, con todos los cambios que necesitamos, para que el equilibro y la solidaridad, se impongan.

Pongámonos en las manos de nuestro Señor Jesucristo.

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