lunes, 30 de marzo de 2020

Un gran desafío


Por Antonio Montoya H.*

Antonio Montoya H.
Llevamos en Antioquia 9 días en cuarentena y en el resto del país seis días, los cuales no han sido fáciles. Tendremos que mantenerla hasta el día 13 de abril y dependiendo de las condiciones positivas o negativas es posible que el gobierno considere la prórroga o no.

Hemos visto videos que muestran cómo al parar nuestras actividades y confinarnos, no solo Colombia, sino casi la totalidad del mundo, las condiciones climáticas han mejorado, las aguas están más limpias, trasparentes, cristalinas y hay vida en ellas. Los pájaros y animales han vuelto a salir en los montes y bosques, gracias a que la tierra nos obligó a una forzada limpieza porque nosotros los humanos, disque tan inteligentes, no lo hicimos por las buenas. Este resultado se da en pocos días y es una verdadera enseñanza, como la que nos hacían los abuelos y padres, de ser prudentes, de no malgastar, de cuidar la naturaleza y el medio ambiente, pero no hicimos caso. Somos culpables de su deterioro, los gobiernos laxos, la mentalidad egoísta de empresas que vierten a los ríos el agua sin tratamiento, con colorantes químicos que la enturbian y quitan la vida, del mal manejo de los residuos, en fin, de una gran cadena de errores de la que ninguno de nosotros se escapa, salvo seguramente excepciones como la de los ambientalistas en el mundo, que hoy son los que sin duda alguna demuestran que tenían la razón.

Este llamado de atención a la raza humana nos debe llevar a aceptar que fuimos ligeros, incrédulos, irresponsables en acatar los llamados por cuidar el medio ambiente. La pandemia del Covid 19 nos obligó a la cuarentena y a que la comunicación entre países se cerrara; aviones, trenes, barcos, camiones, buses o cualquier medio de transporte no pueden pasar de una frontera a otra y la globalización tan cacareada desde el año 1990 se fue a pique. Hoy importaciones y exportaciones están en cero y se tiene que mirar al interior, pero este, también cerrado, nos lleva a una crisis.

Desde el punto de vista de los economistas y del Ministerio de Hacienda de Colombia, se establece que ya no creceremos el 3.4% presupuestado, ni el 2.2%, ni el 1.2% y que posiblemente llegaremos a tener un crecimiento negativo para este año. Por ello tendremos un gran desafío, no solo el gobierno, sino todos nosotros, porque volver a poner en marcha las empresas, el comercio, los restaurantes, bares y negocios, no es tarea fácil, requiere dinero, paciencia y mucho trabajo, más cuando todo se paralizó sin que se tuviera margen de tiempo para prepararse. Las utilidades no serán las mismas, los pequeños comerciantes tendrán dificultades para subsistir y muchos cerrarán, por ende, se perderán empleos, las familias sufrirán y la vida será más dura.

El gobierno es consciente de ello, supongo, por consiguiente, todos los demás tendremos que comprometernos, no los que no tienen nada, por que no tienen nada que perder, sino los que generamos empleo a través de las empresas, gremios o sociedades que representamos, a mantener el empleo el resto del año, a tener paciencia para negociar, conciliar y facilitar la vida de los que tendrán dificultades en el arranque, porque ellos después nos ayudaran también. Es un tema de solidaridad social.

Tendremos el desafío, después de este aprendizaje, de mantener la familia unida, de recuperar los valores, las prioridades, conversar, jugar, leer, y mantener la espiritualidad a flor de piel, porque sabemos ya que al final todo es oropel, nos vamos en un santiamén y no nos llevamos sino lo que hicimos. Seguiremos vivos siempre y cuando alguien nos recuerde, porque entendamos que somos polvo y en ello nos convertiremos.

Aprendamos también, por último, para no cansarlos, que nos hacen falta los amigos, los compañeros de trabajo, la risa, los amigos de deporte y en fin todos aquellos con los que compartimos la habitualidad, por ello, cuando nos veamos expresemos lo que los extrañamos y nos hacen falta.

Recordemos que este país no se construye desde el gobierno, ni desde los partidos, que hoy ni se ven, sino desde nosotros, los ciudadanos del común que le damos cohesión y forma.