martes, 25 de febrero de 2020

El aborto


Por Antonio Montoya H.*

Antonio Montoya H.
Entendemos por el término aborto, “la interrupción prematura del embarazo de forma natural o voluntaria, hecha antes que el feto pueda sobrevivir fuera del útero”.

Teniendo como base esta descripción, podemos decir que en Colombia nos centramos hoy en un debate que tiene características religiosas, sociológicas, morales, políticas y obviamente jurídicas, que conllevan a que todos los ciudadanos intervengan en todas las formas posibles en el debate, unos con mesura analizando la historia, otros con pasión defendiendo la vida, otros defendiendo la decisión unilateral de la mujer, otros pidiendo que el hombre intervenga como parte en la discusión, pero casi nadie piensa en la criatura que está por nacer, y ello ocurre legalmente en el momento en el que la criatura se separa del vientre materno, al cortar el cordón umbilical que une a la madre con quien sale a la vida.

Espinoso y difícil es este tema al acometer su estudio y fallo por parte de los señores magistrados de la Corte Constitucional. Allí se debatirán posturas jurídicas importantes sobre la vida, los derechos de la madre, sobre la concepción, los derechos y obligaciones, en fin, una serie de temáticas de tipo ético, moral y legal.

Llevamos años discutiendo sobre el aborto, y ya se tomó una decisión sobre tres alternativas que se tienen para que el aborto sea legal a saber, (1) fruto de una violación y por ende el consentimiento no está presente y hace entonces que además del ultraje al cuerpo de la mujer, se tenga resistencia a mantener en el vientre el fruto de una relación no consentida; (2) malformación del feto y (3) aquella cuyo embarazo pone en peligro la salud física o mental de la madre.

Por qué insistir en una nueva causal que sería la de la libre decisión de la madre de dar por terminado el embarazo en cualquier momento, si existen otras opciones posibles para que el que nazca tenga posibilidad de vivir y formarse adecuadamente, tener familia, dar y recibir amor, si la madre gestante no lo desea criar y amar.

Todo lo anterior se puede prevenir si la pareja antes de tener relaciones sexuales se protege. Ambos lo pueden hacer, o aún al día siguiente tomar la pastilla del día después, porque sin duda la responsabilidad es de los dos, hombre y mujer, frente a lo que pueda suceder si no se cuidan y es nada más y nada menos que un embarazo.

Aquí estamos hablando es de la vida y la muerte, sin duda alguna un debate ético por encima de cualquier cosa. He conocido casos, en el ejercicio de mi vida jurídica, de madres que abortaron y cuentan que pasados los años se despiertan en las noches angustiadas por la decisión que tomaron y quisieran regresar el tiempo para revaluarlo, tomar otro camino. Les duele en el alma, sienten culpa, dolor y angustia. Ellas, las madres que abortaron serían las adecuadas para dar su opinión y aportar a que la corte se llene de motivos y jurídicamente tome una decisión apropiada.

También vale la pena contarles que la semana pasada salió al aire en YouTube, en el canal de El Pensamiento al Aire, un programa en el que hablamos de la Fundación Milagros de Vida, que dirige una prestigiosa abogada y mejor ser humano Beatriz María Arango. Nos contaban ella, la trabajadora social de la fundación, dos madres y dos niñas lo que ocurre allí en la unidad neonatal diariamente. Lo más destacado es que muchos bebés salen a la vida con apenas 25 semanas de gestación y por el amor, el cuidado, la atención sobreviven y hoy son ejemplos de vida. Esto nos hace apreciar el valor de las madres, en ocasiones solas, en otras acompañadas de los padres o aun de sus familiares, que comprometen todo con tal de ayudar a salvar esas vidas. Pueden ver esta entrevista en el siguiente enlace: https://youtu.be/0tqL_ZeCsrg

Si ustedes mis respetados lectores se dieran la oportunidad de ver el programa, comprenderán porque debemos dar la lucha por la vida y no por la muerte. VIVA LA VIDA.