viernes, 24 de enero de 2020

Por suerte existen los memes

José Leonardo Rincón,S.J.

José Leonardo RincónUna de las virtudes que nos endilgan a los colombianos es la resiliencia, es decir, esa capacidad nuestra de sobreponernos para superar rápidamente los problemas y reveses, por más graves o dramáticos que sean. Y creo yo que no es por mero estoicismo o una inagotable resistencia y aguante (que también), sino porque, paradójicamente, somos capaces de poner una nota de humor en medio del trauma, sufrimiento, dolor e incluso muerte. 

Siempre ha sido así, por lo menos desde que me conozco, pero desde que aparecieron los famosos “memes” por las redes sociales, el asunto no solo se ha extendido sino que cobra un efecto rápido, por no decir, inmediato, a modo, no sé, si de anestesia o de bálsamo que mitiga el dolor y nos hace soltar una carcajada relajante. 

A quién no le va a dar rabia que estemos catalogados en una reciente encuesta internacional como el país más corrupto del mundo. Sabíamos que había otros países que más, pero que tuviéramos la medalla de oro este año no es propiamente motivo de orgullo sino de vergüenza. Pues bien, no faltó el inteligente ingenioso que escribiera un meme a modo de pregunta: “¿Eso del primer puesto en corrupción, nos lo ganamos honestamente o hubo algún torcido?”  Mi rabia se volvió sonora risotada, porque no es un chiste destemplado cuando no habría razón para ello, sino que es humor inteligente, porque con sutileza confirma lo dicho y pone a pensar… ¡¿somos tan corruptos qué hasta para ganar el primer puesto en corrupción, lo compramos?!

Lo que resulta admirable es la oportunidad y la pertinencia. Son oportunos por lo inmediatos. Recuerdo cuando en el mundial del 14, Alemania goleaba a Brasil de manera humillante. Los memes afloraron sin que el partido se hubiese acabado y nos hacían reír para desahogar nuestra rabia por haber perdido con los auriverdes con aquel gol anulado de Yepes que nos sacó de la ronda. Y son pertinentes porque van al meollo del asunto, sin vueltas, sin discursos y rodeos y nos ponen contra la pared. Ayer, un compañero de colegio mandó uno: “¿se acuerdan de aquella emisora aburridisima que solo ponía música de gente mayor? ¡Está poniendo música buenísima ahora!”  Resulta claro que la emisora no cambió sino que ¡nos volvimos viejos!  ¡Genial!

O, a propósito de la decisión del príncipe Harry de dejar de lado todo el boato de la corona inglesa y convertirse en uno más del pueblo.  Pues miren estos dos: “Todas las mujeres sueñan con casarse con un príncipe azul y solo una en cien millones lo logra.. y preciso ésta que lo obtiene,¡le pide que deje de ser príncipe!”, como quien dice, así es la vida: luchar por tanto, para quedarse finalmente sin nada. Y otro, desde otra perspectiva de humor, que según observo se ha replicado más, concluye apodícticamente: “La historia de Meghan y de Harry nos enseña que puedes ser el hijo de la princesa y el nieto de la Reina, pero al final tienes que hacer lo que dice tu mujer”. De antología.

Podríamos quedarnos escribiendo bibliotecas enteras citando memes y observando su proverbial agudeza, humor inteligente cargado de sarcasmo, que en el fondo confirma lo que uno en realidad está pensando, pero que no sabía cómo decirlo en pocas palabras. Siempre hay alguien brillante, con su chispa encendida, que se nos anticipa. Es maravilloso. De modo que es a Richard Dawkins, a quien le debemos haber acuñado la palabra “meme” como neologismo en las teorías contemporáneas de la comunicación. Que en el caso, para referirse a los memes de internet, sería esa capacidad que “se usa para describir una idea, concepto, situación, expresión o pensamiento, manifestado en cualquier tipo de medio virtual, cómic, vídeo, audio, textos, imágenes y todo tipo de construcción multimedia, que se replica mediante internet de persona a persona hasta alcanzar una amplia difusión” (Martínez Torrijos, Reyes (8 de julio de 2014). «El significado cultural del meme se propaga con el relajo cibernético» http://www.jornada.unam.mx/2014/07/08/cultura/a07n1cul). Perdón por la cita tan larga, pero es necesaria para evitar el plagio. 

Concluyendo: ¡por suerte existen los memes!. Gracias a esta estrategia comunicacional de geniales autores desconocidos, en contadas palabras, así de tajo y sorprendentemente por lo oportunos y pertinentes, repito, se nos pone a reír, pensando. Gracias a ellos nos volvemos más críticos agudos, más conscientes de lo que ocurre, sin que tengamos que apelar a la agresividad o la violencia como métodos para expresarnos.