Por Santiago Cossio*
Comenzaré
este escrito recordando una frase de Luis Carlos Galán. "No hay democracia si no se entiende a la nación como una misión
colectiva y un compromiso de todos".
Con
la ley 1909 del 9 de julio de 2018 se otorgan garantías de participación
política a los partidos y movimientos. Estos desde el primer día de gobierno se
declaran, ya sea en oposición, en independencia o de gobierno.
La
forma como se hace política en Colombia donde se habla mal de la panela del
vecino para vender la propia y donde la crítica destructiva e incendiaria es el
pan diario, se convierte en el factor fundamental para torpedear un avance
político colectivo.
El
estatuto de oposición como tal tiene muchos beneficios y promete participación
y un equilibrio de poderes, pero desde el caleidoscopio que se mire, y la forma
como se ejecute, será un avance o atraso político.
Un
país donde los mismos apellidos de siempre componen la clase política, nos
vemos avocados a sufrir de caudillismos que terminan en idolatría, egocentrismo
y fácilmente en buscar la eliminación del otro.
El
atraso político ha llevado incluso a montar falsos testigos con tal de sacar
del camino a quien piense diferente y no estamos pensando en el debate, en los
problemas y soluciones de país. Recordemos que el interés nacional esta sobre
el particular.
Aquí
es donde hacemos sugerencias buscando esa construcción política colectiva:
*Limitar
los periodos para los cargos de elección popular.
*Siempre
argumentar las proposiciones con el cómo, el por qué y el para qué.
*Cambiar
la crítica destructiva por crítica constructiva, acompañada de soluciones.
*Mayor
educación social para la cultura política.
*Incentivos
a la participación social más allá del estatuto de oposición.
*Las
UTL del congreso (unidades de trabajo legislativo) deben tener por lo menos un
asesor con título de magíster o doctorado.
*Incentivar
al electorado a elegir bien a sus representantes. Las propuestas deberían ser
lo fundamental para tomar decisiones.
*Los
gobernantes deberían presentar ternas de hojas de vida de sus ministros y
secretarios a las corporaciones llámese congreso, asamblea o concejo, para que
sean estos quienes elijan, así como se hace actualmente con algunos cargos.
El
debate es amplio sobre el tema y lo propositivo debe ser bienvenido.