domingo, 12 de enero de 2020

El instagramer


Por Andrés de Bedout Jaramillo

Andrés de Bedout Jaramillo
Desde hace como dos meses me propuse intentar aprender a entender y utilizar el Instagram para mandar mensajes a quienes me siguieran, contándoles lo que veía y sentía en mis recorridos caminando y en bicicleta.

Todavía no he podido entender varias cosas del funcionamiento de Instagram, me da brega ser corto en las grabaciones, me da brega hacer grabaciones bonitas, me da brega retransmitirlas, a veces no me suben, me hacen caer en cuenta que las personas escriben comentarios que se deben responder, en fin, en este mundo de los sistemas de información, las posibilidades son muchísimas, inclusive ya como que me acerco a los 300 seguidores, pero no sé cómo mirar esas mediciones, ni cómo aumentar mis seguidores, lo único que sé es que me entretengo mucho, dedicando un porcentaje del tiempo de mis recorridos, mostrando y contando, lo que veo, lo que se, lo que averiguo y lo que siento.

Aquí las cosas salen como quedan, no hay tiempo de libretos preparados, aquí la mente tiene que ser rápida, las ideas súper resumidas y no se puede perder tiempo en cuidar la imagen ni la voz; al fin y al cabo, uno está es haciendo ejercicio y se muestra en caliente. Alguien me dijo que tratara de reposar antes de autograbarme, para no salir agitado, he tratado de hacerlo, pero me enfrío para el ejercicio que estoy haciendo, pierdo mucho tiempo descansando, lo que hace que me demore más en los recorridos, recorridos que traen sorpresas, que se expresan, según el estado de ánimo que uno tenga, mejor dicho, esto lo obliga a uno hasta a manejar el estado de ánimo, que es bien cambiante, por lo menos el mío.

Otras personas me dicen que debo ser instagramer de todos los días, de todos los temas, mejor dicho, de exponer lo que me sucede todos los días en mensajes muy cortos, de segundos, lo que me obligaría a ser más arriesgado en mis relaciones interpersonales. Tocaría involucrar a otras personas y como esto es tan espontáneo no habría tiempo de preguntarles si quieren o no, es exponerse a que la gente comente. Pienso que lo voy a intentar, al fin y al cabo no estoy haciendo nada malo y me puede servir para atreverme a saludar a personas que conocí y no veo hace tiempo, a entablar una rápida conversación. Hoy andamos tan a la carrera, que no hay tiempo ni para saludar, no obligamos a nuestras mentes a recordar nombres y no nos atrevemos a que el viejo amigo que no vemos hace tiempo nos recuerde su nombre y menos a recordarles nuestro nombre.

Ser o por lo menos tratar de ser instagramer requiere de mucho olfato, de mucha velocidad, de mucha atención. Yo me estoy atreviendo a intentarlo, voy a seguir intentándolo, me sirve como terapia, me gusta cuando me encuentro a la gente, a los amigos, a los familiares y me comentan que me siguen o por lo menos que me han visto en el Instagram, inclusive los invito a que me sigan. Bajen Instagram mi sitio es @andresdebedout de pronto les gusta y me comentan para yo sentir la fuerza de ustedes para mejorar y continuar en este reto.

Esta historia se las cuento en este artículo que muy amablemente me publican en el blog de El Pensamiento al Aire en el que llevo más de un año escribiendo semanalmente y en el blog La Linterna Azul, donde llevo como dos meses, y me hace muy feliz que la gente me lea, pienso que envío mensajes que pueden ser útiles a otros, todo esto me hace sentir vivo, me hace sentir integrado y sirviendo todavía a la comunidad.

Que el Espíritu Santo me siga iluminando, en mi vida familiar, social y en mis intentos de bloguero e instagramer.