Por Pedro Juan González Carvajal*
Como dice el estribillo de la canción decembrina, “Otro
año que pasa y yo esperando y yo esperando”. Después de un diciembre que
pasa como un relámpago y que se inició con una exitosa alborada, no queda si no
reconocer que las campañas contra esta actividad son inocuas y que solo falta
que el Estado asuma la organización, diseño y costo de unos juegos pirotécnicos
de alto nivel en cada punto de concentración poblacional de la ciudad,
manejados por expertos y que se conviertan en un espectáculo seguro y bonito para
todos.
En ese orden de ideas sigo esperando que mejore el clima,
que se terminen las obras en proceso y las obras inconclusas y que los nuevos
gobernantes comiencen con pie derecho.
Sigo esperando que el gobierno central gobierne, que la
justicia funcione, que la salud atienda y que la educación sí sirva para alguna
cosa.
Sigo esperando que los triunfos de nuestros artistas y
deportistas continúen, que superemos del todo la contingencia de Hidroituango y
que nos vaya bien en la Copa América.
Sigo esperando que acabemos con la corrupción, que
superemos la pobreza y que alcancemos la equidad.
Sigo esperando que los ciudadanos nos comportemos como
gente civilizada y que los funcionarios gubernamentales entiendan que son
funcionarios al servicio de los ciudadanos.
Sigo esperando que nuestros dirigentes no politicen a las
fuerzas militares y de policía y tampoco politicen la carrera diplomática ni
las relaciones exteriores.
Sigo esperando que no asesinen niños ni mujeres y que se
respeten los derechos de los estudiantes, de los obreros, de los periodistas,
de los jueces, de los policías, de los militares, de los campesinos y de los
ciudadanos del común.
Sigo esperando que la clase dirigente actúe como tal y
que no caiga en pequeñeces, ni que sus intereses personales atenten contra los
intereses generales.
Sigo esperando que todos los colombianos valoremos la
riqueza natural de nuestro país y que conjuntamente la sepamos cuidar y
aprovechar.
Sigo esperando que todos entendamos en qué consiste eso
de ser buen ciudadano, y que el respeto, la tolerancia y la solidaridad reinen
entre todos nosotros.
Sigo esperando que el proceso de paz y el proceso de
restitución de tierras avancen con normalidad y actuemos como miembros de un
modelo democrático.
Sigo esperando que los políticos y los empresarios
valoren los reclamos de la población, en su mayoría razonables.
Sigo esperando la imparcialidad, objetividad,
transparencia y seriedad de los distintos medios de comunicación.
Sigo esperando que a partir del conocimiento y del
reconocimiento entendamos la calidad de país que heredamos y que debemos cuidar
con esmero.
Sigo esperando que todos entendamos que nuestra casa
común es frágil y que es responsabilidad de todos cuidarla y exigir a los
tomadores de decisiones que actúen, pero ya.
Sigo esperando que se configuren verdaderos partidos
políticos que permitan la supervivencia y desarrollo de nuestra maltrecha
democracia.
Sigo esperando que entendamos que somos ciudadanos del siglo
XXI, a pesar de que nuestras instituciones y algunos dirigentes actúen como si
vivieran en los siglos XIX y XX.
Sigo esperando que el pretenciosamente llamado sistema
educativo forme ciudadanos con plena conciencia geográfica e histórica.
Sigo esperando que todos los colombianos volquemos
nuestra mirada hacia el campo, si es que consideramos que todavía podemos
llegar a tener futuro.
Sigo esperando que solo haya una sola Colombia, la rural
y la urbana, y que todos comprendamos de hacemos parte de una misma sociedad.
Sigo esperando que esta espera no sea infructuosa. ¡Un
buen 2020!