Por Andrés de Bedout Jaramillo*
Para salir del lío en que nos encontramos y para no especular tanto, lo
primero que tenemos que hacer es concentrarnos en buscarle solución a nuestros
problemas como colombianos.
Si bien los casos de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Chile, Perú y Brasil,
son referentes, me parece particularmente, que solo sirven para coger poquitos
de cada uno, dependiendo del interés político que queramos cada uno imprimir.
El caso nuestro es particular y como particular lo tenemos que analizar
y solucionar. Este paro se inició con una convocatoria vieja de los
trabajadores a la que se unieron los estudiantes y luego los ambientalistas,
los indígenas y los ciudadanos del común, empleados formales que no les alcanza
el sueldo para vivir, empleados informales que tampoco les alcanza el sueldo y
no tienen seguridad social, y los desempleados, que no tiene ni sueldo ni
seguridad social.
No está marchando toda la población, están de acuerdo con las marchas un
30% de colombianos, pero marchando, marchando, calculó un 5%, quienes afortunadamente
le cerraron el espacio a los violentos destructores que afectaron, con los
daños al Transmilenio, a todos los bogotanos y que con las marchas están
afectando la movilidad de los colombianos y por ende la economía del país, el
comercio, el turismo, el transporte, el estudio ( se van a tirar el semestre), etcétera.
Miremos que de ese 30% de colombianos en paro, la mayoría son del sector
de la educación pública, maestros, profesores y estudiantes, que tienen sus
representantes identificados y con una agenda como de 12 puntos, varios de
ellos que podrían evacuarse rápido. Por ejemplo, la reforma tributaria o ley de
financiamiento, válida hasta el 31 de diciembre de 2019, que ya no tiene tiempo
de pasar en el congreso y que, según el director del partido liberal, nada
pasaría sin esa ley. Seamos prácticos, tema menos de discusión, regresa IVA al
16% aliviando bolsillo de los colombianos, chao a los beneficios tributarios
nuevos, que los grandes empresarios generadores de empleo, se contenten con lo
que se ganan, que el mantenimiento y generación de empleos no vaya condicionado
a beneficios tributarios nuevos para ganar más. Recordemos que lo importante es
la sostenibilidad del país para la sostenibilidad de nuestras empresas y
empleos. Ni reforma pensional, ni reforma laboral, si no hay el clima, no hay
reforma. En fin estos y otros temas pueden traer la calma que le permita al
país seguir funcionando en el camino del desarrollo imparable que traemos.
Eso sí, el sector público y el privado tienen que entrar en un periodo
de austeridad total, de rendimiento y productividad, todos tenemos que empezar
a hacer sacrificios que permitan atender certeramente a los más pobres, a los
que están aguantando hambre, no tienen vestido, no tienen techo, los que están
padeciendo enfermedades físicas y psicológicas, sectores que no tiene alientos
ni para protestar, sectores para los cuales hemos avanzado en su atención con
subsidios en dinero y en especie, restaurantes escolares y para la tercera
edad, sitios para albergues de niños y viejitos, sectores poblacionales que
requieren más de nuestra atención como estado y como particulares, sectores que
con el paro están sufriendo más, porque no les están llegando oportunamente las
ayudas del estado y de los particulares que en algo alivian sus dolores.
Somos los colombianos, los que tenemos que actuar como un pueblo unido,
pensando en todos, sin egos, sin egoísmos, sin intereses ideológicos, sin
intereses políticos, pensando sólo en el interés social, en el interés general,
los que tenemos que regresar a la normalidad, situación en que sufren menos los
más desfavorecidos, situación donde sufre menos el empleo, el comercio, la
producción, el turismo, la educación, los pensionados y los sin pensión, etcétera.
Desafortunadamente nadie tiene la varita mágica para solucionar todos
los problemas y darle gusto a todo el mundo en un abrir y cerrar de ojos. Lo
que sí no podemos desconocer es que las protestas llamaron la atención del país
y el país las escucha a través del gobierno que democráticamente elegimos, en
los niveles nacional, departamental y municipal. Si las intenciones de los
manifestantes son realmente para mejorar el nivel de vida de los colombianos,
tienen que suspender ya el paro, evitarles más sufrimiento a los colombianos,
adelantando conversaciones racionales con el gobierno, que permitan la
normalidad y evitarle más daños y perjuicios al 70% o mejor, al 100% de los
colombianos.
Con lo que sí no podemos terminar es con nuestras fuerzas militares y de
policía, tenemos que rodearlas, agradecerles, respetarlas. Hasta el Esmart,
está configurado por colombianos, que arriesgan todo, para contener a los
violentos que se aprovechan de las manifestaciones para destruir la
infraestructura que está al servicio del 100% de los colombianos, que
necesitamos movernos libremente para estudiar, trabajar, ir al servicio de
salud, visitar nuestras familias, visitar a los enfermos, a los presos, ayudar
a nuestros congéneres, mercar y divertirnos.
Las condiciones están dadas, si no las aprovechamos, queda al
descubierto que desafortunadamente intereses ideológicos y políticos, se están
aprovechando de ese 30% de colombianos, para sus intereses particulares.
Si esto se sale de madre, Dios no lo quiera, será a través de un golpe
militar que podremos regresar a la calma.