domingo, 1 de diciembre de 2019

Caso Colombia


Por Andrés de Bedout Jaramillo*

Andrés de Bedout JaramilloPara salir del lío en que nos encontramos y para no especular tanto, lo primero que tenemos que hacer es concentrarnos en buscarle solución a nuestros problemas como colombianos.

Si bien los casos de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Chile, Perú y Brasil, son referentes, me parece particularmente, que solo sirven para coger poquitos de cada uno, dependiendo del interés político que queramos cada uno imprimir.

El caso nuestro es particular y como particular lo tenemos que analizar y solucionar. Este paro se inició con una convocatoria vieja de los trabajadores a la que se unieron los estudiantes y luego los ambientalistas, los indígenas y los ciudadanos del común, empleados formales que no les alcanza el sueldo para vivir, empleados informales que tampoco les alcanza el sueldo y no tienen seguridad social, y los desempleados, que no tiene ni sueldo ni seguridad social.

No está marchando toda la población, están de acuerdo con las marchas un 30% de colombianos, pero marchando, marchando, calculó un 5%, quienes afortunadamente le cerraron el espacio a los violentos destructores que afectaron, con los daños al Transmilenio, a todos los bogotanos y que con las marchas están afectando la movilidad de los colombianos y por ende la economía del país, el comercio, el turismo, el transporte, el estudio ( se van a tirar el semestre), etcétera.

Miremos que de ese 30% de colombianos en paro, la mayoría son del sector de la educación pública, maestros, profesores y estudiantes, que tienen sus representantes identificados y con una agenda como de 12 puntos, varios de ellos que podrían evacuarse rápido. Por ejemplo, la reforma tributaria o ley de financiamiento, válida hasta el 31 de diciembre de 2019, que ya no tiene tiempo de pasar en el congreso y que, según el director del partido liberal, nada pasaría sin esa ley. Seamos prácticos, tema menos de discusión, regresa IVA al 16% aliviando bolsillo de los colombianos, chao a los beneficios tributarios nuevos, que los grandes empresarios generadores de empleo, se contenten con lo que se ganan, que el mantenimiento y generación de empleos no vaya condicionado a beneficios tributarios nuevos para ganar más. Recordemos que lo importante es la sostenibilidad del país para la sostenibilidad de nuestras empresas y empleos. Ni reforma pensional, ni reforma laboral, si no hay el clima, no hay reforma. En fin estos y otros temas pueden traer la calma que le permita al país seguir funcionando en el camino del desarrollo imparable que traemos.

Eso sí, el sector público y el privado tienen que entrar en un periodo de austeridad total, de rendimiento y productividad, todos tenemos que empezar a hacer sacrificios que permitan atender certeramente a los más pobres, a los que están aguantando hambre, no tienen vestido, no tienen techo, los que están padeciendo enfermedades físicas y psicológicas, sectores que no tiene alientos ni para protestar, sectores para los cuales hemos avanzado en su atención con subsidios en dinero y en especie, restaurantes escolares y para la tercera edad, sitios para albergues de niños y viejitos, sectores poblacionales que requieren más de nuestra atención como estado y como particulares, sectores que con el paro están sufriendo más, porque no les están llegando oportunamente las ayudas del estado y de los particulares que en algo alivian sus dolores.

Somos los colombianos, los que tenemos que actuar como un pueblo unido, pensando en todos, sin egos, sin egoísmos, sin intereses ideológicos, sin intereses políticos, pensando sólo en el interés social, en el interés general, los que tenemos que regresar a la normalidad, situación en que sufren menos los más desfavorecidos, situación donde sufre menos el empleo, el comercio, la producción, el turismo, la educación, los pensionados y los sin pensión, etcétera.

Desafortunadamente nadie tiene la varita mágica para solucionar todos los problemas y darle gusto a todo el mundo en un abrir y cerrar de ojos. Lo que sí no podemos desconocer es que las protestas llamaron la atención del país y el país las escucha a través del gobierno que democráticamente elegimos, en los niveles nacional, departamental y municipal. Si las intenciones de los manifestantes son realmente para mejorar el nivel de vida de los colombianos, tienen que suspender ya el paro, evitarles más sufrimiento a los colombianos, adelantando conversaciones racionales con el gobierno, que permitan la normalidad y evitarle más daños y perjuicios al 70% o mejor, al 100% de los colombianos.

Con lo que sí no podemos terminar es con nuestras fuerzas militares y de policía, tenemos que rodearlas, agradecerles, respetarlas. Hasta el Esmart, está configurado por colombianos, que arriesgan todo, para contener a los violentos que se aprovechan de las manifestaciones para destruir la infraestructura que está al servicio del 100% de los colombianos, que necesitamos movernos libremente para estudiar, trabajar, ir al servicio de salud, visitar nuestras familias, visitar a los enfermos, a los presos, ayudar a nuestros congéneres, mercar y divertirnos.

Las condiciones están dadas, si no las aprovechamos, queda al descubierto que desafortunadamente intereses ideológicos y políticos, se están aprovechando de ese 30% de colombianos, para sus intereses particulares.

Si esto se sale de madre, Dios no lo quiera, será a través de un golpe militar que podremos regresar a la calma.