viernes, 29 de noviembre de 2019

Mi posición frente a lo que está pasando


José Leonardo Rincón, S. J.*

José Leonardo Rincón Contreras
La compleja situación de país que vivimos ineludiblemente obliga a tomar posición. Han sido ya muchos los artículos que por este medio he venido publicando donde ustedes conocen mi pensamiento, pero hoy quiero puntualizar algunos asuntos:

1. La protesta social es un derecho. No lo digo yo. Está consagrado en el artículo 37 de nuestra Constitución Política. Tiene el pueblo el derecho a no estar de acuerdo con la manera como el gobierno de turno, o el Estado a nivel estructural, no cumple con las expectativas generadas. Ayer y hoy. Aquí o en otras latitudes. Lo tienen los de derecha y lo tienen los de la izquierda. De modo que no acepto que se macartice como mamerto o subversivo al que protesta y marcha.

2. La protesta debe hacerse dentro del margen de la ley y el derecho. De ninguna manera podré estar de acuerdo con los vándalos y los violentos, esos que atentan contra los bienes públicos y privados o contra las personas. Esos encapuchados que se infiltran para desestabilizar y generar caos. Esos anarquistas que quieren pescar en río revuelto.

3. El Estado tiene el derecho y el deber de garantizar y proteger la vida, honra y bienes de los ciudadanos. No podrá reprimir las manifestaciones pacíficas agrediendo o ejerciendo violencia contra quienes participan en ellas, armados solamente de valor y coraje.

4. Rechazo radicalmente el uso de la fuerza y de la violencia, viniere de donde viniere. Tan reprochable el ataque a la población civil por la fuerza pública como atacar a la fuerza pública para causarle daño y provocar su reacción. Los resultados en algunos casos han sido desproporcionados.

5. Rechazo total a los politiqueros descarados quienes, sordos a los clamores populares, deslegitiman las protestas por considerarlas subversivas. Igual a los que se imaginan que los que no protestan es porque están contentos con la actual situación. Y del mismo modo a los politiqueros oportunistas que aprovechan las redes sociales para incendiar el país, sembrar odio y arrogarse el liderazgo de un movimiento social que no es suyo y que también está harto de todos ellos.

6. Lo que está pasando en Colombia es un fenómeno local que coincide de fondo con el fenómeno global que simultáneamente se está dando. Hay un malestar generalizado, fruto del desencanto y el descontento por las promesas no cumplidas por el sistema capitalista neoliberal indiferente e indolente ante las necesidades reales de la gente. Ya he dejado claro que son tan inhumanos como los sistemas fascistas, socialistas y comunistas.

7. Lo que estamos viviendo más que como desgracia, debe tomarse como una oportunidad. Ese es el reto del gobierno: sentarse en serio a escuchar a todos los actores sociales y a los líderes de las protestas y buscar juntos construir país. No sirven los paños de agua tibia y todos lo sabemos. Impactante lo que dice el empresario Mario Hernández, palabras más palabras menos: “invito a mis colegas empresarios a compartir… Desnudos vinimos al mundo y desnudos nos iremos... No le va a pasar nada a nuestros hijos si les dejamos el 20% menos de lo que tenemos”.

8. Indignación con la impunidad a todo nivel. Las increíbles imágenes que muestran a una desadaptada destruyendo con martillo una estación del Transmilenio causan repudio, pero total desconcierto e indignación que la jueza la deje libre como si no hubiese pasado nada.

9. Mirada crítica a los medios de comunicación y a las redes sociales. La verdad es la primera víctima cuando hay conflictos. He lamentado la muerte de Dylan, pero también lo vi lanzando un artefacto segundos antes. He rechazado la patada del agente a una mujer, pero también a esa mujer queriendo herirlo con arma blanca. Me ha dado rabia ver a agentes rompiendo unas vidrieras, pero al mirar en detalle he observado que sus uniformes son de la guardia venezolana y que el video es antiguo y no en Colombia. Me parecía un descaro llevar en camiones de la policía a civiles para dejarlos en conjuntos residenciales para atacarlos, pero luego he confirmado que los estaban acercando a sus casas por el toque de queda. Estas fake-news hacen que uno ya no crea todo lo que ve y cuando sea cierto, dude.

10. Certeza en el diálogo nacional abierto, franco y constructivo con los actores de todos los sectores, buscando el bien común, trascendiendo intereses particulares, queriendo honestamente un mejor país para todos. No puede ser un diálogo de sordos, cada quien, para lucirse, ni la ocasión para obtener réditos con fines electoreros. Repito, esta es una ocasión única y feliz, todavía a tiempo y oportuna. O hacemos ajustes y mejoramos o de todas maneras lo hacemos. Las marchas han sido masivas, los cacerolazos estridentes. El que quiera ver que vea. El que quiera oír que oiga. Sonó el campanazo y lo que no estoy seguro es si era ya el último llamado.