Por John Marulanda*
Si logran instalar en Colombia una
perturbación que dure más de 48 horas, con reinas de belleza y obispos a bordo,
podríamos empezar a caer en una “guerra social prolongada” o “guerra civil
molecular”. Sus planificadores saben que la aplicación selectiva de violencia
la generalizará y para los mentecatos marxistas leninistas, la violencia sigue
siendo la partera de las nuevas sociedades. Y eso es lo que anhelan, mirando a
Ecuador y Chile en donde están logrando constituciones acordes a sus ambiciones
de poder. Es el “nuevo eje progresista” que promueven el Grupo de Puebla,
Fernández de Argentina y AMLO, protector de narcos, correístas y evistas.
Las técnicas del Ju Jitsu político o golpes
suaves del politólogo Gene Sharp, instrumentalizadoras de la primavera árabe,
no tienen aquí su principal punto de palanca porque ni Colombia, ni Ecuador, ni
Perú, ni Chile, son dictaduras. Por eso funcionaron muy bien en Bolivia, aunque
en Venezuela son anticipadas y reprimidas por Cuba, con el narcotráfico en el
trasfondo del zaperoco.
A diferencia de Ecuador y Chile, en
Colombia ante la previsible violencia “capucha”, estilo Black Bloc, se está
promocionando por redes sociales una “legítima defensa” espontánea de
ciudadanos cansados de los vandálicos paros sinsentido de Fecode, de
avinagrados sindicatos promoviendo un país justo, es decir, ajustado a sus
apetitos.
Esta irritación acumulada de una
sociedad harta, intoxicada de desinformación, puede estallar incontenida y las
fuerzas de seguridad difícilmente podrán contenerla. La policía puede ser
desbordada, los militares serán reticentes a utilizar fuerza letal, como en los
países mencionados antes y el gobierno estará en graves aprietos.
El discurso rojo del odio de clases se
caldea mientras cubanos, orteguistas y chavistas se frotan las manos: la
profecía científica de sus gurúes parece estarse cumpliendo, mientras sus
conciudadanos esperan su turno de rebelión.
Una contra-brisa está resultando de esta
intentona comunista por la retoma del poder regional, utilizando la inconformidad
acunada por élites excluyentes, políticos corruptos, una impunidad escandalosa
y Estados disfuncionales o inoperantes. Pero si lo de hoy no se radica en el
país, será un golpe en el vacío que aumentará el desprestigio de parásitas
organizaciones gremiales y ONGs gorronas y que puede sepultar el comunismo en
la región, algo merecido después de causar más de 150 millones de muertos desde
su fundación y sumir en tribulación y hambre a los países que ha gobernado.
Como Venezuela. He ahí la trascendencia de hoy 21.
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