sábado, 16 de noviembre de 2019

Se terminó 2019


Por Andrés de Bedout Jaramillo*

Andrés de Bedout Jaramillo
Cuando nos vamos poniendo viejos, sentimos como el tiempo corre más rápido, y es para nosotros motivo de agradecimiento cada día de vida que nos da el creador, para disfrutarlo con las cosas simples que son las más valiosas, bajo el convencimiento de que cada momento trae su afán.

El año 2019, en pleno siglo XXI, en un mundo convulsionado, nos obliga, en mi parecer, a hacer un alto en el camino de nuestras vidas, para revisarnos internamente como personas, como familias, como sociedad; para enrutar nuevamente nuestro accionar en la búsqueda del bien común y del mejoramiento de la calidad de vida, bajo la premisa de ser un compromiso de todos.

Empecemos por revisar si como personas estamos cuidando nuestro cuerpo y nuestra alma, los activos más preciados de nuestra existencia. El día que podamos decir que ya somos capaces de cuidarnos nosotros mismos, ese día seremos capaces de cuidar como debe ser, a nuestras familias, a nuestra sociedad, a nuestro país, a nuestras cosas.

Nuestro papel frente al paro del 21 de noviembre debe ser de respeto a los que marcharán pacíficamente y de absoluto repudio a los que lo harán con violencia, destruyendo lo que con mucha dificultad hemos construido para el servicio de todos. Perderemos tiempo precioso y golpearemos la economía del país.

Yo confío y respaldo las medidas que a nivel nacional está tomando el presidente y sus colaboradores, yo confío en el profesionalismo y el accionar de nuestra fuerza pública, de nuestros jueces, para contener y castigar a los violentos, a quienes recomiendo manejarse bien. Entre más groseros y dañinos se pongan, más duro serán castigados, la obligación de los que marchen pacíficamente es la de contener, detener y entregar a la fuerza pública a los violentos y dañinos, so pena de convertirse en encubridores, copartícipes y cómplices.

Yo confío en la sensatez de los colombianos inconformes que marcharán el 21, en forma organizada y pacífica, pidiéndoles que tengan muy claro el motivo por el cual han decidido ponerse en riesgo como personas, poner en riesgo a su familia, a la sociedad y a la economía del país.

En Colombia tenemos un sistema democrático de elección popular que ha funcionado bien, dentro de las dificultades e imperfecciones que tienen todas las obras humanas. Tenemos un presidente, unos gobernadores, unos alcaldes y unos cuerpos colegiados elegidos popularmente bajo un sistema que ha ido venciendo lenta pero eficientemente la apatía de los ciudadanos. Prueba de ello son los niveles de abstención actuales, menores al 50%. Hoy, un poco más de la mitad de la población de más de 18 años está definiendo sus gobernantes; esto nos obliga a respetar las urnas y darles la oportunidad y el tiempo, ganaron en franca lid.

Tenemos que mirar para abajo y darnos por bien servidos, estamos mucho mejor que muchos países del mundo, tenemos un mar de oportunidades que no vamos a desperdiciar, tenemos un hermoso país que tenemos que cuidar, donde la gran mayoría de quienes lo habitamos somos gente buena, con los defectos e imperfecciones de los seres humanos, contra los que estamos dispuestos a luchar todos los días, para mejorar individualmente, conscientes de que los ríos de leche y miel no existen y si existieran nos empalagarían.

Yo no creo que parando al país podamos acelerar su progreso y mejorar la calidad de vida de sus habitantes; tampoco creo en los milagros que un paro pueda hacer, todo en la vida es un proceso, tenemos muchísimos retos como para perder tiempo y ponernos a golpear nuestra economía.

Debemos trabajar más en resaltar y mostrar las cosas buenas, ser más positivos, más optimistas, más agradecidos, más sensibles, más solidarios, más inclusivos, más equitativos, más trabajadores, más familiares, más tranquilos, más felices.

El 21 no vamos a dejar que pase nada diferente a tomar atenta nota de las inconformidades, para buscarles solución en la medida de las posibilidades, entre todos y para todos, bajo el mando de las personas que elegimos, vigilantes de su accionar, dentro de la ley, dentro de las posibilidades económicas, con la transparencia, el trabajo y el esfuerzo permanente que apunte a la satisfacción del interés general, con énfasis en las clases más desfavorecidas.

Recordemos, lo único que no puede fabricar el hombre, es, tiempo.