Por Antonio Montoya H.*
Tal vez es el último comentario que efectuaré antes de las
elecciones del 27 de octubre sobre política, los candidatos y sus
posibilidades.
En estos últimos quince días todos, sin excepción alguna,
realizarán día y noche reuniones, darán entrevistas y opinarán sobre lo divino
y humano, y sobre las acciones que
ejecutarán en su período como alcaldes y gobernadores para mejorar las
condiciones de los ciudadanos.
En algunas regiones del país están casi que definidas las
elecciones de acuerdo con los que interpretan las encuestas, por ejemplo, en Barranquilla,
Medellín, y Bucaramanga. En otras las
posibilidades las tienen varios candidatos como ocurre en Bogotá y Cali, para
hablar solo de las cinco capitales colombianas más importantes.
Pero, más allá de las encuestas y esperando la definición del 26,
guardaré a partir de ahora los programas de los candidatos, sus compromisos y
promesas que han efectuado a la comunidad, porque esa será la bitácora que nos permitirá
evaluar, hacer seguimiento, analizar y comentar a través de mis artículos los
avances o retrocesos en el cumplimiento de sus planes y programas.
No haré el ridículo papel de ser justiciero, ni evaluador de
decisiones, estaré pendiente de la contratación, que se efectúe con
transparencia, cuidando el dinero de los impuestos, que las obras públicas se
realicen en el tiempo previsto, que no se den sobrecostos y que sean bien
construidas, que las normas de urbanismo se cumplan, que se proteja el
ambiente, las quebradas y que no se otorguen licencias de construcción al lado
de quebradas sin guardar las distancias de ley.
Deben nombrarse secretarios de despacho de reconocida gestión
privada y pública, y si nombra personas jóvenes que se empapen y conozcan la
vida pública porque de lo contrario no tendremos liderazgo ni interlocutores válidos
con la comunidad.
Que después del triunfo en las elecciones, los elegidos
procedan a efectuar buenos empalmes y se preparen para gobernar con eficiencia,
transparencia y honestidad. El éxito de ellos será el triunfo de la comunidad,
los errores de ellos serán nefastos para la población, por ello, deben someterse
al imperio de la ley, cumplirla y ser gestores de beneficios para todos y no
para unos pocos.
Suerte para todos los candidatos y que los que pierdan reconozcan
el triunfo del contendor y se unan a trabajar.