Por Andrés de Bedout Jaramillo*
A finales de los años 50, Jacques de Bedout
Villa, presentó los primeros estudios sobre el túnel del Oriente y una misión japonesa
traída por él los elaboró. Él estaba seguro de la necesidad de unir desde esa época
a Medellín con el valle de San Nicolás. La tecnología para su construcción
existía y los costos eran muy bajos. Se le vino el mundo encima, fue tildado de
loco y el proyecto pasó a dormir el sueño de los justos; esto hace como 60
años.
Hoy hay túnel, inconcluso, pero hay túnel. Los
que retomaron la idea y están vivos, en el poder o cerca del poder, se han
ganado todos los merecidos reconocimientos. Inclusive el túnel ha servido para
tratar de afectar con historias a medias, las carreras políticas de Fajardo y
de Gaviria, que también le han servido y tienen cuerda para seguirle sirviendo
a nuestro querido departamentos.
Estamos en época preelectoral de elecciones
locales, donde como que todo se vale y entre más se logre polarizar, mejores
serán los dividendos políticos. Qué vaina que en vez de estar trabajando en una
agenda que busque un acuerdo sobre los temas fundamentales de nuestra ciudad y
de nuestro departamento, estemos dedicados a aprovecharnos de las
circunstancias.
Ya deberíamos saber cuánta plata falta para
terminar el túnel, de dónde la vamos a sacar, cuánto tiempo nos demoraremos en
terminarlo, cuáles serán las obras complementarias en Medellín y en el valle de
San Nicolás, y qué haremos para manejar el gran tráfico que generará el túnel.
Falta que sepamos cuánto valdrá la segunda
pista del aeropuerto José María Córdova y los metrocables, trenes o tranvías
para mejorar el transporte público al Valle de San Nicolás.
Mañana saldrán los críticos del túnel, como
salieron los de la Avenida Oriental, los de las transversales, el Puente de la
4 Sur, los parques del Río, acusándolas de embudos, que no permiten la fluidez
que el tráfico requiere.
Yo personalmente, le agradezco a todos los
gobernantes, vivos y muertos, que se han arriesgado a plantear la necesidad y a
construir las grandes obras, no sin antes recordarles que nos falta mucho para
desembotellar a Antioquia, para poder retomar el sendero de la producción
industrial, el impulso al turismo y la producción de alimentos para propios y
extraños, en nuestro sector rural.
La cuarta revolución industrial, con la
inteligencia artificial y la inteligencia de las cosas, estará al servicio de
la alta eficiencia en la producción de bienes y servicios que se tendrán que
mover por las vías terciarias, secundarias y primarias, utilizar transporte
público rápido y eficiente que mejore calidad de vida de los antioqueños.
Ahora toca desde las alcaldías, la gobernación,
los consejos y las asambleas, cranear cómo motivar, facilitar, ayudar, a la
creación de empresas de todo tipo, que generen empleo, riqueza, bienestar y
felicidad para los antioqueños.
Queremos gobernantes austeros, que no se les
suba el efímero poder a la cabeza, que ni se roben ni permitan que se pierda un
solo peso, que piensen siempre en el interés general, y que le den prioridad a los niños y ancianos,
más necesitados.