Por Andrés de Bedout Jaramillo*
Estamos
a 3 meses, 90 días, para definir quienes nos van a gobernar en Antioquia y en
Medellín.
En
Antioquia somos como 6 millones de habitantes, en Medellín algo más de 2
millones. Antioquia maneja como 4 billones de pesos de presupuesto y Medellín
como unos 5 billones de pesos y eso sin tener en cuenta a las Empresas Públicas
de Medellín que manejan como 16 billones.
No
estamos hablando de poca monta, sumados son como 25 billones de pesos, que en
última instancia terminan saliendo de nuestros bolsillos, en una u otra forma.
Dependiendo
de los gerentes (Gobernador y Alcalde) y juntas directivas (Asamblea y Concejo)
que elijamos en octubre, estos 25 billones serán bien o mal administrados.
Todos
los candidatos como es lógico son actores de la política, independientemente de
que utilicen firmas o avales u ambos para sus procesos de inscripción, la política
como todas las actividades humanas, están permeadas por malas personas; el mal tratando
de imponerse sobre el bien. No hay partido ni grupo significativo de ciudadanos
que pueda tirar la primera piedra, todos compuestos por humanos pecadores, como
lo somos todos, quienes gobiernen deben ser maestros en autocontrol.
La
abstención o pereza electoral, seguirá apoderada de un cercano y preocupante
60% del posibles votantes, lo que ante tan nutrido grupo de candidatos
permitirá ganadores con no muchos votos. Nuestra responsabilidad es hacerlo por
los más honestos, por los que estén mejor rodeados, por lo que prometan lo
cumplible, por los que tengan mayor experiencia, por los que sean capaces de
aglutinar el mayor número de partidos políticos y de grupos significativos de
ciudadanos a su alrededor, como prenda de garantía en la búsqueda de ponerse de
acuerdo en lo fundamental, para derrotar la polarización que impide que todos
quepamos en el mismo bus y que impide practicar inclusión y equidad, sobre todo
en la satisfacción de las necesidades básicas insatisfechas. Ningún antioqueño puede
estar aguantando hambre, sin que vestir, sin techo, sin salud, sin educación y
sin empleo, los pueblos de nuestro departamento deben ser atractivos a la
producción agropecuaria, para frenar la migración asfixiante a Medellín y su
área metropolitana.
Hay
muy buenos candidatos, escojamos los
mejores, Antioquia ahora más que nunca debe recuperar su liderazgo productivo
en Colombia y esto solo lo lograremos con antioqueños felices, animados,
fuertes, bien alimentados y con todas las garantías de una buena calidad de
vida para ellos y sus familias, lo que solo lograremos con gobernantes
honestos, austeros, con un gran sentido social y empresarial, que permita proyectarnos
hacia un futuro unidos.