Por Antonio Montoya H.*
En las crisis se mide el talento de un pueblo,
de un gobernante y de los líderes de los partidos políticos que representan a
los ciudadanos. Por ello, hoy vemos con preocupación la falta de liderazgo en
quienes representan la institucionalidad colombiana, con una subsistencia de la
democracia en juego, un país polarizado, una economía que aún sigue estable,
pero con signos de alerta; un congreso lleno de personajes que no han sido
juzgados, otros inmersos en narcotráfico, y la justicia sin decidir; qué bonito
ejemplo para los ciudadanos.
Por otro lado, miremos los partidos políticos,
y hay que decirlo clarito, no dan sino pena ajena, no aportan, no construyen
identidad, no generan confianza, dan la sensación de que viven en otro mundo,
piensan es en la inmediatez de las elecciones, pero el para qué, con quién y qué
pretenden no lo sabemos, no hay una ideología que defender, un camino a mediano
y largo plazo, con ideas y proyectos que convoquen; es entonces la simple razón
de ser elegidos y como no saben qué van a hacer cuando lleguen a gobernar, se
los traga la tierra porque no conocen y no entienden como se dirige una
comunidad.
Si me pongo a enumerar líderes del Partido Liberal,
observo con tristeza que sigue el expresidente Gaviria al mando, de qué, no lo
sé, porque ese partido no está cohesionado, se disgregaron y muchos han montado
rancho aparte como empresas electorales que se volvieron.
Cambio Radical, con el doctor Germán Vargas
ausente de la dirección, está disgregado y sin mucha fuerza, aunque debo
reconocer que el mejor plan de gobierno era el de él.
El Partido Conservador, quiere dejar de ser una
fuerza de apoyo y recuperar terreno, pero aún le falta cohesión y dinámica, les
falta creer en ellos mismos.
El Centro Democrático, tiene líder, le sobra
talante, conocimiento y pasión, pero, están generando resistencia y podrían
dejar de ser esa fuerza arrolladora que han sido. Hay que decirlo, sin ese
partido y su gente no tendríamos hoy democracia, habríamos caído en las
garras del populismo y la ambición sin límites.
Los partidos de izquierda, que son varios,
tienen el mismo objetivo de obtener el poder a como de lugar, trabajan día y
noche para ello, pero, en las ocasiones que han logrado gobernar la capital, el
ejemplo ha sido pobre, los resultados bajos, la corrupción ha imperado y se
vuelven soberbios y dueños de la verdad, unos en la cárcel, otros encauzados y
otros sin credibilidad.
Si miramos el panorama no es alagüeño, son los
mismos en todos los partidos desde hace décadas, el cambio generacional no se
ha dado, en el Congreso repiten y repiten, y los resultados magros, se
enquistaron en las mieles del poder, pero, sin resultados.
Entonces sin dudar les digo que no tenemos, a
excepción del Centro Democtrático que hasta para elegir los candidatos
acordaron mecanismos de elección y de
sujeción al acuerdo, ningún otro partido que muestre ese talante de respeto por
la democracia.
Cambiemos para bien, comercialicemos en debida
forma las ideas y programas, lleguemos al pueblo. Con diez puntos seremos
capaces de liderar este país y cohesionarlo para que nos pongamos de acuerdo
sobre los valores y acciones que debamos acoger como fuente de entendimiento y
desarrollo de Colombia. No tenemos líderes, cuando lo aceptemos
cambiaremos.