Por John Marulanda*
El
NYT, AP, L’Humanité y las zurdas norteamericana y francesa, con el craso
desconocimiento que sobre Colombia tienen, han desplegado sus baterías contra
el Ejército Nacional y sus actuales mandos. Tozudamente desconocen que los
colombianos tenemos en nuestros militares a la institución de mayor confianza
en el país e insisten en desestimar que las FARC, como estructura armada, fue
derrotada militarmente y como organización política, despreciada por la
ciudadanía: 60 mil votos en las últimas elecciones. Pero las embestidas contra
nuestros soldados vienen del interior también. Algunos medios nacionales,
remueven la atroz herida de las ejecuciones extrajudiciales que lastima en lo
más íntimo el honor militar, mientras callan o minimizan los desafueros de los
hoy parlamentarios que fungen como demócratas en curules feriadas por Santos,
ignorando el rechazo, la repugnancia que generan en la mayoría de los
colombianos y el odio de sus excompinches por su traición a la revolución
fariana.
En
el colmo de la arrogancia, el señor Vivanco y otros, de manera indebida tratan
de decirle al general Martínez, a quien despedir y a quien nombrar. Él es el comandante
del Ejército, responsable de tomar las decisiones que considere oportunas y
adecuadas. Y claro que debe purgar la institución de Efialtes, faltaba más.
Ahora
aparecen ciudadanos con nuevas denuncias de ejecuciones extrajudiciales. No
importa que no sean ciertas. El objetivo es obtener dinero del Estado y
paralizar la ofensiva militar que busca impedir que el país termine siendo un
narco estado.
Todo
esto, en un escenario de deterioro de la seguridad pública y de la arremetida
de los carteles de las FARC, ELN, el EPL, el Golfo, los caparrapos, mexicanos y
una miríada de delincuentes que han entrado a saco en Colombia por el dinero de
la cocaína. Urge, de nuevo, una acción seria y decidida por parte de nuestra policía
y de nuestros militares.
Ojalá
la Comisión Política de Auditoría Técnica (¿) a nuestras FFMM, se asesore de
quienes conocen el tema operacional, no desde la academia y los textos, en
donde hasta los ignorantes pontifican, sino desde la realidad del combate.
Auguro que el doctor Gómez Méndez, pedirá el relevo del general Martínez, para
congraciarse con los dioses de la izquierda internacional. Será otro duro golpe
para la moral de una institución debilitada por Santos, y que corre el riesgo
de convertirse en un ente burocrático, inoperativo y fragmentado, presa fácil
de cualquier émulo chavista.