Por John Marulanda*
Relata el expresidente Carter
que Trump lo llamó y le manifestó su preocupación sobre como China “está adelantándonos”. Y tiene porque
estar intranquilo el presidente: sin mencionar la pesadilla Huawey-5D, los
avances espaciales, satelitales y cibernéticos chinos lucen imparables. Para
competir con Google tiene
a Baidu; con Facebook, a Tencent; con Amazon, Alibaba; con Youtube, YouKu; con
Uber, Didi; con Spotify, QQ Music; con WhatsApp, WeChat; Tik tok, supera a
Instagram y el gigante asiático ya va por su propio internet. 75% de los pagos
cotidianos en China se hacen desde el celular utilizando el código QR. Este año, Pekín espera emplear unos 210 mil
robots industriales, más que USA y la Unión Europea juntos; US tiene un millón
de carros eléctricos mientras en China ruedan 2,6 millones con 800 mil puntos
de carga, versus 68 mil en US.
El General Joseph Dunford advirtió ante el Senado de Estados Unidos que “La modernización de las FFAA chinas degrada
las principales ventajas tecnológicas de las FFAA de EE.UU… Creo que para el
año 2025, (…) China probablemente llegará a constituir la amenaza más grande a
nuestra nación”, dijo.
En América Latina, USA ha perdido terreno y simpatía
frente a una China que se presenta generosa, amigable y sin alardeos sobre su
régimen comunista. Ha vendido aviones, barcos, armamento y equipo militar y
regalado sistemas logísticos a Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia, Perú,
Ecuador y otras naciones; ha establecido relaciones institucionales directas e
incrementado los ejercicios militares conjuntos, invitando a oficiales de la
región para que viajen y se entrenen en su doctrina. Además, opera una super
antena espacial en Argentina, que genera siniestras sospechas y avanza en la
adquisición de metales “estratégicos” como litio (Bolivia), cobre (Chile),
coltán (Venezuela) y otros.
Venezuela es el principal interés geoestratégico de
China en la región, pues necesita petróleo para subsistir y con seguridad que
negociará con US no entorpecer ninguna acción de Washington en el desafortunado
país chavista, mientras se le garanticen su abultada inversión y el flujo de
crudo. En cualquier caso, el imperativo energético guía los intereses chinos
“Desde 1979,
¿sabe cuántas veces China a guerreado con alguien? Ninguna. Y nosotros hemos
permanecido en guerra”, le dijo Carter a Trump. Debe ser por eso que el Pentágono avanza
cautelosamente, a pesar de las amenazas rusa, cubana e iraní concentradas en
sus vecindades caribeñas. ¿En este dramático tablero geopolítico-tecnológico,
apostamos solamente a Sillycon Valley?