jueves, 25 de abril de 2019

Petróleo (oro negro)


Por Andrés de Bedout Jaramillo*

Andrés de Bedout Jaramillo
Este recurso natural no renovable, súper contaminante desde su extracción hasta su utilización, fuente de energía en vía de extinción, ha sido el factor de enriquecimiento desproporcionado de unos pocos; a su vez, medio de subsistencia de los países productores; es más, la economía colombiana tiene una muy alta dependencia de las exportaciones de este mineral, inclusive la tendencia en estos momentos es a que su precio suba.

Desafortunadamente los grupos guerrilleros, paramilitares y demás bandas al margen de la ley, criminales que en última instancia obedecen al narcotráfico y a las fuerzas paralelas a las del Estado, como lo establecen los objetivos del partido comunista, están utilizando el petróleo, luego de procesarlo en refinerías clandestinas, como insumo de primer orden en los laboratorios de producción de cocaína. Todo esto lo disfrazan con las voladuras al oleoducto que atraviesa buena parte del país, con afectaciones ecológicas, sociales y económicas muy graves; aun así, Ecopetrol genera utilidades; ¿cómo sería si se lograra un acuerdo con el ELN?

El agotamiento físico de las reservas, el descubrimiento de otras fuentes para producir energía, la necesidad de cuidar el medio ambiente, hacen que el petróleo tienda a desaparecer en un corto, de pronto, mediano plazo. Claro que eso mismo pensaba yo con el carbón, hace unos 30 años, cuando nos correspondió manejar minas de socavón para la extracción de este mineral, hoy súper demandado por las grandes potencias que todavía lo utilizan en su generación de energía.

Colombia debe aprovechar las pocas reservas que le quedan, así sea utilizando el fracking, con responsabilidad ambiental total. Las autoridades ambientales deben hacer una revisión minuciosa del cumplimiento de las normas ambientales en todas las explotaciones petroleras en nuestro país. Son muchas las denuncias de las comunidades sobre las afectaciones en sus territorios con dichas explotaciones y aquí no estamos hablando de que los afectados sean de izquierda o infiltrados, son afectados en su patrimonio y en su medio ambiente, circunstancias de fácil medición cuando hay voluntad de hacerlo. Todos los explotadores de petróleo se tienen que dar la pela, dejar la codicia, invertir en todas las medidas de mitigación; no se la pueden ganar toda y dejar embaladas a las comunidades con los problemas ambientales que generan.

Definitivamente, si las medidas de mitigación ambiental resultan tan costosas, que no permitan el cierre financiero del fracking, no se podrá explotar ese petróleo y no se pueden permitir ningún tipo de esguinces que terminen afectando los acuíferos, y por ende a las comunidades, para hacer que los proyectos cuenten con cierre financiero.

La codicia sin hígados, así genere muchas utilidades para muy pocos que se puedan justificar con impuestos y regalías, dejan miles de hectáreas inutilizadas y a sus dueños en la miseria, totalmente desamparados, y más si se trata de comunidades pobres y olvidadas.

De aquí la importancia de que sean empresas del estado, o por lo menos de economía mixta con mayoría de capital público, las que puedan adelantar este tipo de proyectos. No hay cuña que apriete más que la del mismo palo, en este tipo de empresas, el cumplimiento de las normas ambientales por parte de sus administradores tiene que ser al pie de la letra, so pena de sanciones que pueden generar acciones de repetición que afectan sus propios patrimonios; además, las entidades de vigilancia y control quedan por fuera de la posibilidad de que sus funcionarios sean comprados para hacerse los de la oreja mocha o desviar investigaciones. No es sino mirar como le han caído a las EPM todas las autoridades de vigilancia y control, por el tema de Hidroituango.

En YouTube encontramos la historia de los países árabes y las riquezas de los jeques y sus inmensas familias, en países que eran absolutamente pobres y hoy, gracias al petróleo, son inmensamente ricos, entre comillas, porque gran cantidad de su población vive en condiciones precarias de pobreza y unos pocos en una riqueza que les permite en sus colecciones de automotores de alta gama, carros y motos forrados en diamantes, palacios y aviones  forrados en oro; en fin, una cantidad de  excentricidades  obscenas, que, gracias a la codicia, no permiten que esos recursos mal utilizados se inviertan en el bienestar de las comunidades más pobres. Inclusive, en esos países petroleros son conscientes  de que sus reservas se están agotando y están convirtiendo esos desiertos en ciudades modernas orientadas al turismo, al comercio y a los servicios. Me asalta la duda de si ya no hay una sobreoferta de turismo en el mundo y los excedentes de ese oro negro se deban invertir en otras actividades productivas.

En Colombia, Ecopetrol, empresa mixta con mayoría de capital público, produce muy buenos dividendos para alimentar el presupuesto de la nación; paradójicamente, Reficar ha sido factor determinante en los resultados de la empresa, pero no podemos olvidar que el presupuesto de la nación está desbalanceado y se requieren más recursos para poder llevar bienestar a las comunidades más desfavorecidas. Pero la sostenibilidad de la empresa depende del fracking, mientras se proyectan a las otras energías alternativas, con miras a los próximos 10 o 20 años de reservas en nuestro territorio.

Venezuela tiene que moverse rápido y poner a funcionar a toda máquina su empresa petrolera PDVSA. Sería su salvación a la crisis; siempre y cuando, la codicia, que también genera corrupción, se los permita, evitando que sean unos pocos los que se lucren y puedan iniciar el proceso de reconstrucción de su país, que cuenta con las mayores reservas de ese oro negro.

Mejor dicho, toca aprovechar la riqueza que nos pueden generar las reservas del petróleo, haciendo su extracción con responsabilidad ambiental y social, sin codicia y sin corrupción, aprovechándolas en la satisfacción de las necesidades más sentidas de las comunidades más desfavorecidas, invirtiendo en infraestructura productiva, generadora de empleo y de riqueza, y preparando la empresa para el futuro con energías alternativas que suplan el agotamiento del petróleo.

Esas energías alternativas también se tendrán que hacer con responsabilidad social y ambiental, son infraestructuras muy costosas que, en su instalación y funcionamiento, utilizando el aire, el sol, el agua, el mar, presentarán afectaciones al medio ambiente; todo objeto extraño a la naturaleza afecta el medio ambiente.

El mundo requiere de la energía para su supervivencia y desarrollo.