sábado, 20 de abril de 2019

Beijing nos observa


Por John Marulanda*

Coronel John Marulanda
En una entrevista con Foreign Policy, el almirante Faller, comandante del Comando Sur y primer responsable de cualquier acción militar en Venezuela, llamó la atención sobre una campaña china de desinformación en contra de US, en la crisis venezolana. Y es que la República Popular China no solo está involucrada en el drama de Caracas ¾ha vendido más de U$ 615 millones en armas a Miraflores y “lo puede cambiar todo” dice un académico¾ sino que avanza discreta, paciente e inexorablemente en la región.

Sus importaciones desde Latinoamérica han subido del 3 al 18%; es el mayor socio comercial de Argentina, Chile, Perú y Brasil, en donde comprará 4 millones de hectáreas en Roraima, Estado donde campean las FARC. Ya se han documentado contactos de grupos narcocriminales de México, Colombia y Venezuela con mafias chinas para lavar dinero a través de entidades bancarias del país asiático. Roberto Saviano advierte: “cuando el ciudadano medio chino, empleado u obrero, pueda consumir cocaína, quien posea en ese momento ‘el gramo chino’ va a gobernar al mundo”.

Hay un avance cibernético cauteloso, de largo aliento y malicioso de la RPC que preocupa especialmente a Estados Unidos y del cual somos objetivo velado. El espionaje cibernético chino infiltró unas 30 compañías norteamericanas, Apple y Amazon entre ellas, y los productos Huawei están bajo seria sospecha. El 75% de los teléfonos móviles y el 90% de los PCs del mundo poseen chips fabricados en China: se podrían conformar redes globales con un descomunal flujo de datos, solo transitable por una banda muy ancha y procesable por inteligencia artificial. En la región, Beijing vende barato o regala equipos electrónicos a los gobiernos “amigos” o interesados, montando una potencial malla que se convertiría en un sistema de vigilancia ciudadana extracontinental poderosa. El profesor Evan Ellis, relaciona la instalación de 1.200 cámaras en Buenos Aires, 4.300 en Ecuador, 2.100 en Uruguay, cientos más en Bolivia, sin mencionar a Nicaragua ni Cuba, además del establecimiento en Panamá de un centro de distribución del más grande productor de cámaras chinas.

Mientras Estados Unidos luce cauteloso, Rusia y Cuba operan un centro de guerra cibernética en Venezuela, y China invierte millonadas y expande sus redes de monitoreo electrónico y espacial en Latam, campo de batalla de una Guerra de Cuarta Generación o Guerra Híbrida, que se libra veladamente y de la cual los totalitarismos de Venezuela, Cuba y Nicaragua, son la avanzada.