Por Andrés de Bedout Jaramillo*
Los
humanos hablamos de inteligencia artificial, como la ciencia que busca mejorar
la recopilación de hechos y datos en los computadores, con miras a que estos
puedan ser analizados y permitan recomendaciones y conclusiones para mejorar la
calidad de vida de la humanidad.
Todos
los días los computadores tienden a ser más pequeños, con mayor capacidad de
memoria y más baratos. Hasta aquí podríamos decir que no hay nada nuevo.
Las
revoluciones industriales que se han venido dando en los últimos siglos, cada
vez han venido pasando de un crecimiento lineal a un crecimiento exponencial. Es
de tal magnitud el reto que se han impuesto, que lo podemos considerar como un
desafío a la naturaleza física y humana. Dicen que la inteligencia artificial
va a alcanzar a la inteligencia humana; dicen que van a lograr la inmortalidad
de nosotros los mortales, que encontrarán la cura para todas las enfermedades
incluido el envejecimiento; dicen que podremos diseñar a nuestros descendientes;
dicen que a un mediano plazo viajaremos en drones o en globos o en satélites,
dependiendo del proyecto ganador entre las 3 multinacionales participantes;
dicen que nos vamos a aventurar en los límites de lo imposible, que veremos
magia; dicen que será tal el grado de interconexión, que la comunicación entre
nosotros los humanos, será telepática, de cerebro a cerebro por banda ancha, inclusive
que aumentarán la capacidad de nuestros cerebros, cuando el órgano más complejo dentro de la
complejidad humana es precisamente el cerebro, que estaremos conectados a los
robots; dicen que los robots tendrán sentimientos, que en un país asiático
están estudiando los derechos de los robots, que el Internet será universal y
gratuito…
Mejor
dicho, no quiero seguir repitiendo lo que dijo un científico que curiosamente
su familia emigró de España hacia Venezuela para huir del régimen franquista y
él, emigró de Venezuela a Estados Unidos para huir del régimen Chavista. En su
conferencia no hablo de cómo la inteligencia artificial evitará la polarización
de los regímenes de las extremas izquierdas o derechas, ni de las injusticias
que acarrean, ni hablo de cómo nos va a ayudar la inteligencia artificial en la
prelación del interés general sobre el interés particular, ni de cómo acabará
con las mafias y la corrupción.
Tampoco
hablaron de cómo van a evitar que la inteligencia artificial sea utilizada para
el mal de la humanidad, al igual puede estar orientada al exterminio de los
humanos. Mejor dicho, vamos a tener 2 inteligencias artificiales, la de los
buenos y la de los malos y ambos seguramente estarán presumiendo que la suya
será la que producirá mayor bienestar a la humanidad y mejorará su calidad de
vida. Tendrá que existir una tercera inteligencia artificial que concilie los
intereses para que todos quepamos y nos beneficiemos.
¿Será
que la inteligencia artificial nos terminará convirtiendo en robots? Pueda ser
que a mí no me toque, estos proyectos son a unos 30 años y la expectativa de
vida está acercándose a los 100 años. No me quiero ni imaginar comunicándome
telepáticamente, si me da brega hoy comunicarme por las redes, las redes me
comen, yo no nací con ellas, pero no puedo vivir sin ellas.
Aunque
crean que la inteligencia artificial superara la inteligencia humana, eso nunca
sucederá porque es la inteligencia humana la que ha inventado la inteligencia
artificial y cuando hablamos de inteligencia artificial, estamos hablando de
máquinas inventadas por humanos creados por Dios. Muchos sabios y científicos
han estudiado la creación del muy complejo universo, concluyendo que solo un
ser muy superior pudo hacerlo, DIOS.
La
ciencia y la tecnología avanzan, en la medida en que los humanos destinen
recursos económicos cuantiosos y suficientes, para que los humanos dediquen
todos sus conocimientos y su inteligencia a desarrollar la inteligencia
artificial. Son las grandes multinacionales de la informática las que están
invirtiendo en estos temas, que las convertirán en más poderosas de lo que hoy
son; poderosas económica, social y políticamente, la tendencia a la
concentración del poder en unos pocos, todos los días es mayor, lo que obliga a
estas entidades a trabajar muy duro los temas de la responsabilidad
empresarial. De nada nos sirve un mundo muy desarrollado tecnológicamente, con
guerras, hambre, pobreza, desigualdad y un medio ambiente deteriorado.
Que
El Espíritu Santo nos ilumine y nos proteja.
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