lunes, 16 de junio de 2025

No más hipocresía: ¡llamemos a las cosas por su nombre!

Luis Alfonso García Carmona
Luis Alfonso García Carmona

El profundo dolor que nos embarga por el horroroso atentado en contra del senador Miguel Uribe Turbay no puede impedirnos pensar con serenidad sobre el futuro de nuestro país, agobiado por la violencia y el terror bajo el yugo del corrupto régimen social comunista.

Entendemos que la mayoría de los colombianos, atribulados por el impacto del miedo y la impotencia frente a la tiranía, se refugien en un solo clamor por la unidad frente a esta infame tragedia y en la oración, tabla insustituible de esperanza para nosotros los creyentes.

Lo que no podemos es callar frente a la hipocresía de quienes ahora condenan el execrable atentado, a pesar de haber mantenido una permanente hostilidad contra quienes se oponen a su dañina gestión, tildándolos de nazis, fascistas, oligarcas, asesinos y hampones. Como expertos en la lucha revolucionaria, conocen que es esta la mejor vía para incendiar los ánimos y conseguir la reacción violenta de los más fanatizados.

Su discurso de odio y de estigmatización a todo el que no comulgue con sus demenciales iniciativas se ha ido intensificando ante la derrota del proyecto de consulta popular en el Congreso, el rotundo fracaso del paro nacional convocado para el 28 y 29 de mayo, el abandono de sus huestes que ya ni con amenazas de despido a los funcionarios ni con el pago de gratificaciones a los marchantes salen a respaldar tan desprestigiado Gobierno, y la profusa sucesión de escándalos  que involucra a 12 funcionarios del régimen y a entidades como el Congreso, el Ministerio de Hacienda, la Unidad de Riesgos, y muchas más.

Como es bien sabido, la izquierda radical, fiel a la cartilla marxistaleninista, no tiene ningún freno moral, ético o legal para utilizar todas las formas de lucha, todos los medios ilícitos, inclusive el asesinato, para aferrarse al poder. Su condena a la violencia no deja de ser una simple trampa, una mentira más, una herramienta de uso común para mantenerse en el poder. Ya se intuía este desencadenamiento de la violencia desde las amenazas de Petro al Congreso, “libertad o muerte”, o su aparición en la plaza pública con una espada y la bandera de la muerte. A buenos entendedores, pocas palabras bastan. Ya no le queda a Petro otro argumento para continuar en el poder distinto al del terror, tarea a la cual ha dedicado gran parte de su perversa existencia.

¿Cómo atajar este proceso de descomposición ahora que el tirano se ha quitado la máscara?

Ciertamente no nos es permitido en esta hora de angustia y de dolor permanecer impasibles, como si no nos importara la destrucción del país. Todo el mundo habla de defender la institucionalidad, pasando por alto que la mayor parte de las instituciones están al servicio del aprendiz de dictador. Quien debe tomar la iniciativa y levar a cabo la recuperación del orden, la convivencia, la normalidad es cada uno de nosotros. Es la oportunidad para lograr esa ansiada unidad que parecía lejana, coartada por la ambición y el egoísmo imperante por encima de los intereses de la patria.

¿Cuál es la solución a tan tremendo desafío?

1. Reunámonos alrededor del juicio por indignidad que cursa en la Comisión de Acusaciones de la Cámara por violación de los topes financieros, infracción que acaba de reconocer el Consejo Nacional Electoral en proceso adelantado contra el presidente de Ecopetrol, Ricardo Roa. Presionemos a los congresistas para que cumplan con su deber de tramitar el juicio con celeridad y tener en cuenta la decisión que en la materia ha tomado el Consejo Nacional Electoral, con la llamada a juicio puede ser separado del cargo el infractor.

2. Solicitemos a los partidos políticos y precandidatos opuestos de verdad (no de palabra) al régimen petrista se unan en un “frente patriótico”, coalición electoral que solicitaría al Consejo Nacional Electoral la convocatoria de una consulta popular para la designación de un candidato único de la coalición, por el cual votarían todos los colombianos que no estén de acuerdo con la continuación del régimen castro chavista de Petro. Existe ya un proyecto para constituir la coalición con la participación de un grupo significativo de ciudadanos, en el cual se incluyen dirigentes empresariales y gremiales, veteranos y reservistas de la fuerza pública, grupos activistas en las redes y en las marchas de protesta contra Petro, grupos de damnificados con las funestas decisiones y omisiones del régimen, etcétera.