Luis Guillermo Echeverri Vélez
Conclusiones. Con delincuentes y terroristas todo siempre
tiene que ser a la brava. Todos somos el pueblo. Nadie es el pueblo. Ningún
individuo puede subrogarse esa titularidad. La violencia verbal siempre
antecede a la física y más cuando es promovida por criminales desde el poder
del Estado. La pérdida de vidas de ciudadanos indefensos es el costo del engaño
al pueblo perpetrado por quienes pretenden estar por encima de la ley y
reclaman ser la voz del pueblo. Entendamos para donde van Petro, el nuevo M-19,
el diabólico Montealegre, la pandilla de Santos, las FARC-EP, y el ELN, y
evitemos la participación de todo el crimen organizado en una “constituyente
popular”. Entendamos, que aún estamos a tiempo de evitar una dictadura
democrática modelo socialismo del siglo XXI.
1. Introducción. “Por sus frutos los
conoceréis” (“Los falsos apóstoles”. Bernardo Vélez,
1947)
Dos advertencias me retumban hoy como campanazos en los
adentros: En 2005 un líder de izquierda me dijo: “entiendan que, si Petro
sube al poder, es mucho más malo que Chávez, Ortega y Evo”. Y en 2017 mi
padre me dijo: “Santos va a llevar al país a una nueva forma de guerra
civil”.
2. Progreso vs. progresismo autocrático
La interconexión digital amplifica el alcance de la ciencia
y la tecnología creando soluciones inimaginables, pero la polarización
ideológica atizada por los políticos aferrados al poder, incrementa la brecha
social negándole espacio a la sensatez en la formación de nuevas políticas que
habiliten la expansión del conocimiento digital, donde la computación cuántica
apalanca el poder de la inteligencia artificial, multiplicando exponencialmente
la velocidad de cambio y la capacidad de solución de problemas globales.
El progresismo nos llevó a una depreciación de los
principios éticos y los valores y libertades democráticas que ceden terreno a
gobiernos autocráticos donde todo se negocia. El multilateralismo pasa por una
época caótica, se habla de paz, pero se multiplican las guerras entre naciones,
muchos Estados conviven con la violencia, y la carrera armamentista es un
despropósito tan peligroso como la narco financiación del terrorismo ejercido
por organizaciones criminales y por algunos gobiernos.
Lo anterior deja las naciones indefensas en manos de
líderes ególatras mediatizados, al comando de Estados e instituciones que
abandonaron la legalidad y las agendas básicas de desarrollo socioeconómico
como la nutrición infantil, la salud, el cuidado de la biodiversidad, la
cultura, la educación, la renovación de infraestructuras, el deporte y el
desarrollo integral de un cuerpo sano para que el conocimiento pueda germinar
en mentes sanas.
Colombia está liderada por un guerrillero psicópata,
resentido, drogadicto auspiciador de organizaciones criminales dedicadas al
narcotráfico, la minería ilegal y la devastación ambiental, la destrucción de
valor económico y de capital humano, amparado por una cleptocracia y un puñado
de mercenarios políticos que validan su misiva de crear odios y divisiones
ideológicas mediante falsas retóricas de paz y justica social, propias del mal
llamado progresismo y de las agendas extremistas del siglo pasado.
3. Defender la Constitución es defender la
libertad
No hay democracia sin oposición y sin verdadera separación
de poderes suscritas al respeto de un único marco de derecho que regule la
formación de políticas de Estado. La democracia cede ante la autocracia, cuando
se cambia la constitución para acomodarla a la conveniencia ideológica de un
gobierno dictatorial.
Aquí no se necesita cambiar la constitución, ni acomodarla
con artilugios filosóficos a los caprichos de un autócrata. Lo que tenemos que
hacer es simplemente respetar, cumplir la ley y exigir que los poderes
judicial, legislativo y las Fuerzas Armadas hagan lo propio. Lo que se necesita
es un Estado eficiente, liviano, digitalizado, facilitador. Sobra tanta
dialéctica leguleya.
Entendamos que la libertad tiene un alto costo. Cuando no
se respeta la legalidad, la sociedad queda indefensa ante el crimen, el bien
ante el mal, y se destruyen el derecho y la justicia ante la relativización de
la verdad. Se paga con vidas la cobardía de cambiar el imperio constitucional
por concesiones de impunidad que convierten los criminales en ciudadanos de
mejor derecho frente a quienes cumplen la ley y las obligaciones.
Entendamos que, bajo la amenaza violenta propia de
revolucionarios, terroristas y subversivos, todo siempre tiene que ser como a
ellos se les dé la gana, a la brava. Entregarle el poder a quienes no reconocen
la legitimidad del Estado, es generar el odio y resentimiento que dinamitan la
violencia. Entendamos, la integridad constitucional no es tema de izquierda o
derecha, es el deber ser, y depende del respeto a esas normas fundacionales de
la nación, que hoy quieren cambiar a la brava.
Entendamos, hemos llegado a extremos por aceptar la
normalización del delito, la impunidad y la participación del terrorismo
ejercido por el crimen organizado en la formación de políticas públicas.
Estamos en manos de revolucionarios fanáticos de la destrucción que no tienen
noción alguna del manejo de lo público, están dedicados a robar, y caímos en
las garras de los mismos pájaros oportunistas que siempre ofrecen sus servicios
jurídicos al mejor postor, así cada cuatro años tengan que cambiar de ideología,
de argumentación y plumaje.
4. Entendamos el modelo
de las dictaduras democráticas socialismo del siglo XXI
Llegamos al momento en que el
país lícito tiene que defender su constitución a como dé lugar, pues
enfrentamos una amenaza a la seguridad de la soberanía nacional, ante un
gobernante que le está dando a la brava, un autogolpe al Estado de derecho,
apelando a la titularidad de la soberanía popular.
Petro, tras la lánguida negativa del Congreso a su
propuesta de referendo, bien apoyada por el Consejo de Estado y el Registrador,
para justificar el anuncio de adelantarla por decreto y así poder imponer una
constituyente popular, contrató como ministro de Justicia al peligroso
mercenario ideológico Montealegre, quien vive de acomodar ideas, conceptos y
argumentos a las necesidades de cada cliente, y quién, para justificar el
Socialismo del Siglo XXI y la instauración de un totalitarismo
neo-narco-estalinista y neo-nacista disfrazado de democracia, quiere venderle
al país la relativización de la verdad en el derecho, apelando a la corriente
filosófica alemana que tanto daño ya le causaron a la humanidad validando el
inicio de dos guerras mundiales en la primera mitad del siglo pasado.
Y tiene el zumbador Montealegre el descaro aberrante, de
utilizar como referentes conceptuales a “Nietzsche - El Apóstol de la Inmoralidad”,
como lo denominara don Bernardo Vélez Isaza”, y a Carl Schmitt, uno de los
grandes filósofos, teóricos políticos y juristas alemanes, miembro del partido
nacionalista obrero y quien fuera la conciencia jurídica del régimen Nazi, al
aseverar que la voz del Führer era la del pueblo y por ende que la voluntad
Hitler era fuente de derecho porque era la voluntad popular. Note el lector
que, Schmitt también fue invocado por los juristas que apoyaron la Constitución
Chavista, y ahora es el condotiero leguleyo de Petro quien lo invocó para
validar ideológicamente su propósito de cambiar la Constitución y apropiarse
indefinidamente del poder.
Montealegre es tan falso como bellaco. Fue contratista del
Estado con Uribe, y entonces, como Roy, Benedetti y Santos, decía defender la
seguridad democrática. Luego fue magistrado y salió de la Corte para ayudar a
Palacino a robarse la salud. Como fiscal se convirtió con Enrique Santiago,
Baltazar y otros abanderados de la muerte, en el Chaman jurídico de los Santos
y las FARC-EP, levantando órdenes de captura por crímenes atroces y bendiciendo
con rezos de impunidad los acuerdos de Cuba y la creación de la JEP. También
fue el encubridor de Odebrecht, perseguidor de Zuluaga y aliado de Santos y
Cepeda en contra de Uribe y sus valores democráticos, su patriotismo y su
ejemplo de respeto a la justicia.
Entendamos, “nada es más peligroso que un enano con
barbera”. Quien hoy funge como ministro de Justicia tiene el encargo
exabrupto de convertir a Petro en el nuevo “Führer” de las organizaciones
criminales, las milicias populares y las minorías regionales, aduciendo que
representa la voz del pueblo y por ende tiene poderes de juez constitucional.
Además, este “mercenario académico y politólogo” ha sido el mentor de los
fiscalillos Perdomo y Barbosa quienes a sabiendas de su inocencia empapelaron a
Uribe, y de toda esa línea de tinterillos que se disfrazan de lo que sea, para
lustrar con una extravagante chinola argumental la filosofía del derecho,
sacándole brillo a las tesis que soportan la careta democrática del socialismo
del siglo XXI.
5. Petro es el Casino y juega con las cartas
marcadas
Comprendamos que mientras estamos distraídos apostándole al
albur de una elección, permitimos que quienes quieren robarle al pueblo su
libertad, su moral y sus riquezas con la disculpa populista tras la cual
esconden su enriquecimiento y su ambición desmedida de poder, están metiendo a
moler al trapiche de la corrupción y la insensatez, la Constitución, la
legalidad, la hacienda pública y la capacidad productiva y contributiva
nacional. Petro está consolidando la “teoría del caos”, y ya la formación de capitales
ilícitos puede haber superado la economía lícita, productiva y contributiva.
6. Estamos convertidos en una sociedad
cocainómana
Pasamos de la negación causada por la adicción a la plata
fácil, la violencia y el terror, a desconocer el resultado de un referendo y a
validar los acuerdos inconstitucionales de Cuba y la creación de una nueva
justicia ideológica inquisidora.
Y al volvernos complacientes con la injusticia y la
impunidad, podemos terminar en la “indefensión aprendida”, producto de
experimentar repetidamente situaciones aversas de las que creemos que no
podemos escapar, terminando entregados a un modelo narco-comunista, aun cuando
existen oportunidades reales de evitarlo. Ello explica la apatía de la sociedad
civil, los gremios y los líderes políticos que han permitido la continuidad de
un mandato ilegitimo y del Gobierno indigno de un psicópata al frente de una
cleptocracia dedicada a saquear el erario, a imponer agendas minoritarias a la
mayoría, y a promover un clientelismo corrupto que compromete las tres ramas
del poder, los entes de control, y a muchos partidos y contratistas del Estado.
7. Los buenos somos más
Obremos. Llevamos más de dos décadas negándonos ver la
realidad del pueblo hermano de Venezuela. Colombia tiene mucha gente buena
totalmente desconocida. Y avemaría si el país la necesita. Es el momento de
hacer valer y funcionar con determinación la institucionalidad democrática al
servicio del ciudadano, de la legalidad democrática, la seguridad ciudadana y
la Constitución.
Actuemos con vehemencia armando un frente común de
ciudadanos reclamando responsabilidad a quienes pueden hacer valer las leyes
existentes. Debe el sector productivo, empresarios y trabajadores unidos,
contratar abogados y poner a los presidentes de gremios a hacer sentir sus
demandas y a presentar su argumentación ante los magistrados y parlamentarios
que aún no vendieron sus convicciones, su vocación democrática y su voluntad de
servicio, exigiendo responsabilidad a unos medios alcahuetes y unos partidos clientelistas,
y reclamando firmeza a las Fuerzas Armadas y a la comunidad internacional, de
modo que se acate y se respete el orden constitucional y la separación de
poderes, y se cumpla lo que estipula la ley quebrantada en lo político y en lo
penal por este mandatario malandro.
Aprendamos del valor con que desarmó a Montealegre el
ilustre jurisconsulto Gaona la semana pasada. Dejemos de lado la cobardía.
Nadie se muere la víspera. Vivamos libres e independientes pero unidos por la
patria con valor, porque como dicen los montañeros: “al que muestre el
miedo, lo muerde el perro”. Apoyemos la constitución. No se puede consentir
que así sea por interpuesta persona, el terrorismo siga en el poder, y
entendamos que voluntariamente no lo van a entregar. Llegó la hora de tomar
acciones contundentes que le demuestren al tirano que el país ni le pertenece,
ni se va a seguir dejando gobernar bajo una dictadura totalitaria con careta
democrática modelo socialismo del siglo XXI.