jueves, 15 de mayo de 2025

Restauración de la ética o catástrofe

Luis Alfonso García Carmona
Luis Alfonso García Carmona

No podemos, queridos contertulios, seguir tapando el sol con las manos y negar que ya hemos tocado fondo.

El Estado colombiano ha abandonado sus prioritarias obligaciones. La protección de la vida e integridad personal de los asociados, así como la de sus bienes, ha dejado de estar entre sus primordiales tareas.

Tampoco se encarga ya del mantenimiento del orden público, el respeto por el Estado de Derecho, la defensa de los principios democráticos, la correcta e imparcial administración de justicia; todo ello pasó a un segundo plano.

Ni hablemos de la economía que está al garete, según señalan los indicadores. No hay exportaciones salvo la de cocaína, en el cual ocupamos el vergonzoso primer lugar del mundo. El derroche y la torpe gestión financiera del régimen narcoguerrillero nos tienen en la peor crisis fiscal y de tesorería de los últimos tiempos.

Se incumplieron todas las promesas de cambio que supuestamente traerían un paraíso de reivindicaciones sociales al pueblo colombiano. En lugar de eso, se ha destruido el sistema de salud. Cada vez se cierran más empresas generadoras de empleo. La carestía de los alimentos, los servicios públicos y el transporte agobian a las clases más vulnerables.

No habrá esperanza alguna mientras prevalezca la falta de ética en la dirigencia del país. En esta clase de coyunturas la única salida es barajar de nuevo y llevar a las posiciones claves del Estado a quienes estén comprometidos con la reinstauración de la ética y de los valores espirituales, con la defensa de los principios tutelares de nuestra nacionalidad.

Desafortunadamente, no se avizora en el horizonte quién pueda abanderar esta ciclópea tarea para la reconstrucción moral del país. No podemos entregar el poder a los continuadores del régimen actual ni a la acomodaticia clase política que por largos años ha cohonestado el proceso de descomposición moral que nos ha conducido a esta escabrosa situación.

Se necesita voluntad política para la restauración ética que proponemos. y esta sólo se puede encontrar en gentes buenas, honestas, sin “rabo de paja” con el turbio pasado de la “politiquería”.

La violencia, el desempleo y la corrupción son, según encuesta de Ipsos, las tres más graves preocupaciones del electorado en la actualidad, todas ellas consecuencia forzosa de la ausencia de ética en la gestión pública y de la “relativización moral” en que ha caído la dirigencia política. Solo nos queda volver los ojos al Señor, creador y amo del universo, para que, dentro de su misericordia, se apiade de nosotros y nos envíe el líder que nos conduzca a la reconstrucción nacional y al imperio del bien común sobre los egoístas intereses particulares de quienes nos vienen dirigiendo.