miércoles, 14 de mayo de 2025

El Día del Maestro

Pedro Juan González Carvajal
Pedro Juan González Carvajal

Esta semana se celebra el Día del Maestro.

Si existe alguna profesión superior a todas, es la profesión de maestro.

El maestro tiene en sus manos la posibilidad de construir o destruir futuros, de castrar o de potenciar la mente de sus alumnos, de ser el eslabón que lleva de su mano los relevos de la civilización a través de la cultura.

Sin embargo, el maestro debe ser humilde, paciente, curioso y, sobre todo, comprometido y responsable.

Gratitud eterna a mi madre, doña Bertha, que antes que mamá fue maestra, a mis profesores de primaria, bachillerato, pregrado, posgrados y compañeros de trabajo y de diferentes actividades empresariales y sociales a través de mi vida profesional.

Al Colegio de San José de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, a EAFIT y a la Universidad de Antioquia, mis lugares de aprendizaje, así como a la Corporación Universitaria Remington y a la Corporación Universitaria Lasallista por haberme dado la posibilidad de haber ejercido como su rector.

Miro hacia atrás mis 45 años como docente, con pretensión de maestro, y no veo si no la posibilidad de agradecer infinitamente a aquellos que han participado conmigo en esta maratón de vocación y de vida.

A todas las universidades que me han acogido, pero sobre todo al mi gran maestro y amigo el doctor Juan Alberto Restrepo Maldonado quien me dio la posibilidad de hacer mis primeros pinos como su monitor en el área de Métodos Cuantitativos con la Materia de Programación Lineal por allá en el año 1978.

Igualmente, al doctor Carlos Londoño, jefe del Departamento de Administración de EAFIT quien me dio la posibilidad de dar mi primer curso de pregrado, Procesos Administrativos en el período 81-1.

A los miles de alumnos que han compartido conmigo la experiencia de aprender, de discutir, de generar acuerdos y desacuerdos y sobre todo por su tolerancia, su respeto, su amor.

A mis cientos de compañeros de trabajo de quienes en algunos casos he logrado aprender mucho y compartir experiencias.

¡Qué enorme satisfacción que se vayan convirtiendo en hombres y mujeres buenos, en profesionales idóneos y responsables y en ciudadanos de bien!

¡Qué gran satisfacción al verlos destacarse en diferentes actividades de la vida!

Recuerdo con cierta nostalgia el proceso de evolución de los medios o ayudas educativas empleadas durante este tiempo: las horas lengua, el tablero y la tiza, los tableros con marcadores secos, el papelógrafo, los acetatos, el Power Point, entre otras ayudas como los mimeógrafos y las fotocopias, y más recientemente el Smart TV con acceso a Internet, la presencialidad remota, los tutores virtuales y el Chat GPT desde la Inteligencia artificial (IA) y los profesores virtuales -avatares- como ZOE.

Muchos me han preguntado---- ¿Y a usted por qué le gusta tanto dar clase? Mi respuesta ha sido y será la siguiente: algunos dicen que dan clase para mantenerse actualizados, con lo cual no estoy de acuerdo, pues todos los profesionales de todas las profesiones debemos mantenernos actualizados. Quien esgrima esto como argumento para ser docente, pues es un profesor mediocre para mí. Yo doy clase para “robar juventud” y para poder mantenerme vigente, para confrontar y compartir ideas y experiencias. Quien vive entre los jóvenes se mantiene mentalmente joven y aun físicamente fresco.

¿Y usted qué entrega como legado? Fuera de entregar experiencias, vivencias y conocimientos previamente adquiridos, así como análisis de situaciones del entorno, de manera profesionalmente responsable, mi mayor preocupación es poder ayudar a rescatar y reconocer nuestras raíces y poder entregarle alas a los alumnos para que vuelen con prudencia, pero sin temor, inculcando siempre la capacidad de dudar y de ser tolerantes respetando las diferencias.

Hay que tener una mente abierta para entender y comprender que nada es eterno en el mundo, que todo es mutable y cambiante.

Si uno no sabe quién es y dónde está, difícilmente podrá adquirir conciencia geográfica e histórica, que es el fundamento para la construcción de sociedades tolerantes y una ciudadanía planetaria.

Ahora bien, rescatando la Mayéutica Socrática y retomando a Rilke, “Educar es amar las preguntas”.

Por eso no nos debemos engolosinar con teorías, paradigmas, dogmas y posturas absolutas, pues todas ellas frenan y/o sesgan el maravilloso viaje de adquirir y construir conocimiento y potencian la intolerancia y el egoísmo, sabiendo de antemano que todas son revisables y obviamente temporales.

Por último, reivindico el hecho de que el núcleo fundante de la educación es el hogar, la familia, con un padre y una madre que fuera de amor y cuidados deben dar ejemplo.

De igual manera, es fundamental una adecuada y democrática educación primaria o básica como le dicen ahora. Si esta educación no es igual para todos los niños en cualquier parte del país, estaremos construyendo, de entrada, una sociedad inequitativa, injusta y desigual. Si las bases no quedan fuertes y sólidas, lo que se construya y apoye posteriormente a partir de ellas, incuestionablemente se vendrá al piso.

¡Loor a los maestros y gratitud eterna!