A algunos les molesta que se
emplee la palabra “subdesarrollo” para referirse a países “quedados” y
prefieren el término “país en vías de desarrollo”, que simplemente es un
eufemismo para tratar de ocultar tras la suavidad de las palabras, la realidad
que se evidencia.
Un país subdesarrollado tiene un bajo
nivel de vida, escasa riqueza y pocas oportunidades de desarrollo. Los países
subdesarrollados suelen tener dificultades para garantizar a sus ciudadanos
acceso a educación, salud, empleo y otros servicios básicos.
Los países en vías de desarrollo son en general los que no han
logrado un nivel significante de industrialización relativa a sus poblaciones,
y que no tienen un estándar de vida alto. Hay una fuerte correlación entre ingresos medios y un
gran crecimiento de la población.
Sin embargo, habría que partir desde el principio. Se
requiere ante todo que el país en mención sea un verdadero país, para lo cual
hoy en día se requiere que adquiera la dimensión y la conciencia de ser Nación
a partir de la existencia de un Estado que administre el territorio, a la
población y ejerza el poder a través de un Gobierno legítimo, que garantice la
paz y el respeto por la vida y bienes de los ciudadanos. Dejémoslo ahí.
Así mismo, una vez teniendo presencia sobre el territorio,
establecer las vías y los múltiples medios de comunicación y de transporte
necesarios para su integración con los diferentes centros de poder, creando una
verdadera red de nodos grandes y pequeños que permitan, soporten y reflejen la
actividad de los humanos.
Bajo esta perspectiva, existen indicadores que nos dejan a la
vera del camino y nos ubican como subdesarrollados: el primero,
kilómetros carretera por habitante y el segundo, kilómetros de ferrocarriles
por habitante.
No nos referiremos al tema de las carreteras, pues entonces
aparecerán los justificadores de turno que nos recordarán que tenemos un
territorio muy quebrado al cual ingresa una Cordillera, la de los Andes, que se
trifurca en el llamado Gran Macizo Colombiano al Sur del país.
Retomando aquel principio de que datos matan relatos y justificaciones,
veamos lo siguiente:
Mientras nosotros nos mantenemos peleando entre nosotros desde los albores de la Independencia, en Estados Unidos, por ejemplo, se construyó el primer ferrocarril en 1827. Para 1840 ya existían 4.300 kilómetros de líneas férreas, para 1860 48.000 kilómetros de líneas y para 1870 se llegaría a 120.000 kilómetros de vías. Hoy Estados Unidos tiene una red férrea de 295.000 kilómetros.
Para el caso de Inglaterra, para 1840 tenía 2.140 kilómetros
de líneas férreas, pasando en 1850 a 10.655 kilómetros y hoy a 15.850 kilómetros
de líneas férreas.
Para Francia, los datos son los
siguientes: Para 1850 tenían 3.200 kilómetros de líneas férreas, pasando en
1870 a 22.500 kilómetros y llegando al hoy a 29.275 kilómetros.
Algunos dicen que la pobreza y
el subdesarrollo son asuntos culturales, con lo cual estoy en mucho de acuerdo.
Hay que pensar en grande,
no temerle a nada, ser ambiciosos y prudentes al mismo tiempo y tener disciplina
y una férrea voluntad para hacer que las ideas se conviertan en proyectos y estos
en obras de utilidad para todos.
En 1840, mientras nosotros
peleábamos entre nosotros y rezábamos, el canadiense Samuel Cunard navegó su
primer Barco de Vapor –el Britannia–, de Liverpool a Nueva Escocia, siendo este
el primer viaje transatlántico en 12 días.
En 1851 se instaló una línea
telegráfica submarina entre Gran Bretaña y Francia y en 1858 se dispuso un
cable telefónico a través del Atlántico entre Estados Unidos y Gran Bretaña con
una longitud de 3.200 kilómetros.
Para 1865 un mensaje entre
Londres y Bombay tardaba 35 minutos.
Y así seguiría una innumerable
cantidad de ejemplos que nos dejan ver como lo que somos: un pais
subdesarrollado de mente pequeña y voluntad de pajarito enfermo, con una
clase dirigente de baja categoría.
Ante el nuevo invierno, se
volvió a desbordar La Mojana, y pronto habrá catástrofes alrededor del Canal
del Dique, y todo seguirá pasando para que no pase nada.
Llegan las carreteras 4G con 60
años de atraso o más.
Teníamos mejores ferrocarriles y
navegación por el Río Magdalena hace 70 años.
Como expone Juan Camilo Rincón
en su libro “Ser colombiano es un acto de fe”. Historias de Jorge Luis
Borges y Colombia.
En verdad, razón tiene Borges…
Por su parte García Márquez sostenía
que: “Colombia, sobre muchos otros países, tiene una ventaja: si tú le
quitas lo malo queda un gran país. A la inmensa mayoría de los países de este
mundo tú le quitas lo malo y no queda nada”.
De igual manera decía que: “En Colombia, en una
semana puede pasar de todo, pero si te vas diez años, todo sigue igual".
Premonitoria y cruda la caricatura de Mil publicada en El
Tiempo del 6 de mayo donde expresa: “En caso de una eventual desmovilización
del frente 33 de las disidencias… ¿Podrían aparecer unas disidencias de las
disidencias?”