Andrés de Bedout Jaramillo
En la reunión de gobernadores en Villa de
Leyva, cuatro de ellas, muy valientes, se convirtieron en las voceras de los 32
departamentos del país.
La primera estrategia utilizada fue la de haber
logrado un espacio antes de la intervención presidencial, entre 10 y 15
minutos, para exponer con mucha claridad y vehemencia los problemas que aquejan
con desespero a todos los colombianos, que, agotados, recurren a sus
mandatarios regionales, alcaldes y gobernadores en busca de soluciones, todos
los días más distantes e imposibles.
Las diplomáticas gobernadoras imploraban ante
el presidente por la falta de atención a sus llamados de auxilio por la
seguridad de sus gobernados: desminado, libertad de locomoción, garantías para
trabajar, estudiar, fuerza pública, plazo perentorio y rápido para cesar
diálogos de paz, etc.
Pidieron a gritos, utilizando los pocos minutos
de sus intervenciones, mayor atención por parte de ministros y directores,
advirtiendo que los pocos temas adelantados entraban en parálisis total con los
cambios frecuentes de funcionarios.
Advirtieron que los recursos del Sistema
General de Participación, además de estar sometidos a muchas largas demoras en
su entrega, están siendo utilizados en los planes de alimentación escolar
(PAE), pues los recursos específicos para estos programas no están llegando
desde hace mucho rato.
Advirtieron que están destinando a salud sus
exiguos recursos y que el Ministerio de Salud les pide invertir sumas con las
que no cuentan.
Manifestaron que los programas para el agro no
están llegando a las regiones y que los agricultores están totalmente
desprotegidos. Abogaron por las inminentes quiebras de los lecheros y los
arroceros, entre otros.
Informaron que los recursos de la Unidad para
la Prevención y Atención de Desastres no están llegando a ninguno de los puntos
identificados como alertas tempranas a atenderse urgentemente, para evitar
desplazamientos desatendidos, para los que tampoco están llegando recursos del Gobierno
nacional.
Solicitaron urgentemente ser tenidos en cuenta
como representantes de las poblaciones, sus entidades territoriales,
municipales y departamentales, en el diseño y ejecución de los programas
tendientes a solucionar las graves problemáticas que los aquejan.
Luego vino la intervención del presidente,
quien trató de centrarse en las inquietudes presentadas, no habiendo logrado
dejar ni medio asomo de tranquilidad dentro de los asistentes. Lo que sí dejó
en claro es que, si bien la paz total se termina con el ELN y las disidencias
FARC de Mordisco, la paz total sigue con los otros 9 o 10 grupos, y la orden de
una acción muy moderada de las menguadas autoridades de las fuerzas militares,
de policía, de la naval, de la aeroespacial, de la inteligencia, con una
contrainteligencia muy fuerte, que continúa con la dificultad de distinguir en
el ataque entre los que son de uno u otro bando, adicionado al camuflaje que
todos los bandos hacen dentro de la sociedad civil y sin la posibilidad de
transporte aéreo, ni naval, ni terrestre, por ya prácticamente no contar con
equipos de transporte suficientes para contener la fuerte arremetida de todas
estas fuerzas de narcotraficantes enfrentadas en territorios donde a la
población civil, solo le queda abandonarlo todo para resguardarse en centros
más poblados.
Dejó claro que, para las grandes obras,
especialmente de Bogotá y Medellín, no habrá plata, que tampoco tendrán apoyo
económico las vías de las 4G y 5G, que no volverá a haber subsidio a la
gasolina, que si los pequeños y medianos agricultores quieren créditos del Gobierno,
se deben convertir en cooperativas que les garanticen precios justos a sus
cosechas.
Atribuyó el crecimiento en el turismo a sus
múltiples viajes al exterior, sacudiendo el avispero del cambio climático.
Se ufana del crecimiento de la agricultura como
un aporte de los pequeños agricultores, lo que está por demostrarse al confesar
a través de sus gobernadores un abandono total en la satisfacción de sus
necesidades y apoyo a sus proyectos.
Mejor dicho, todos los asistentes que hicieron
uso de la palabra al que saludaron inmediatamente después del presidente fue a
Benedetti. Los gobernadores demostraron tener fijadas todas sus esperanzas en
Benedetti, frente al desordenado caos que implica trabajar con Petro, con quien
nadie puede concretar absolutamente nada.
La esperanza en Benedetti es tal que Bolívar,
alfil de Petro, manifestó en reciente entrevista en Afondo, que definitivamente
Benedetti llegó a poner orden en la presidencia y que ya lo están sintiendo los
inmediatos colaboradores, que encontraron al funcionario que les pide cuentas y
les dará línea, en este último tiempo de esta nefasta presidencia.
Además, Benedetti está alineando las fuerzas en
el Congreso para poder sacar adelante las reformas que tiene como objetivo
principal el presidente, como lo son la salud, la laboral, la jurisdicción
agraria y rural, etc.
Está trabajando a los congresistas,
independientemente de que sus partidos estén declarados en oposición o en
independencia del Gobierno, con resultados que permitirán hacia el futuro una
consolidación de fuerzas con miras a las elecciones del 2026, apoyados en la
ley de transfuguismo que también es de gran interés para ellos.
Ojalá el gesto de responsabilidad y
desprendimiento del nuevo ministro de Defensa, al renunciar a su carrera
militar para no llevar a la institución a perder otros 29 generales más
antiguos y asumir como civil el Ministerio de Defensa, permita que dentro de un
par de meses pueda iniciar un trabajo de reconstrucción de todas las diezmadas
fuerzas establecidas para la defensa del Estado.
Mientras tanto, el país incendiado,
descuadernado, avanzando al caos total, que posiblemente es a esto a lo que le
está jugando Petro para suspender elecciones y aumentar su periodo. Si esto no
le funciona, Benedetti asume como segundo a bordo en una reconfiguración de
fuerzas políticas, para tratar de organizar el caos en que se encuentra el Gobierno
Petro, tanto para clientes internos como para clientes externos, movido por
intereses políticos, sociales y hasta económicos, como lo dicen sus
contradictoras.
Razones tuvo el gobernador de Antioquia en no
asistir, por seguramente considerar que con Petro no hay nada que hacer, ni
raja ni presta el hacha.
Que nuestro Señor Jesucristo nos siga
iluminando durante este año y ocho meses que faltan de escándalos, cortinas de
humo y desgobierno.