viernes, 31 de enero de 2025

Esta es la política

José Leonardo Rincón Contreras S. J.
José Leonardo Rincón, S. J.

El tío lo dijo con tal certeza que, aunque yo era muy niño, sus palabras las recuerdo claramente: "mientras en los campos colombianos la gente se mataba por el solo hecho de ser liberal o conservador, los líderes de esos partidos tomaban whisky juntos en un reconocido club bogotano y sus hijos se casaban entre sí". Algo tan absurdo no podía ser. Si se mataban era porque se odiaban, porque había posiciones irreconciliables. No podían ser amigos. Y sí.

Muchos años después y sin estarlo buscando se confirmó el asunto. Sentado en la sala de su casa de un líder político sonó el timbre de la puerta. Al abrirla, hicieron su aparición sus más enconados detractores políticos. Precisamente, el día anterior, a uno de ellos le había escuchado por una emisora un virulento ataque en contra de quien era el anfitrión. Ahora, en mis narices, los dos se abrazar
on y se sentaron a tomar whisky. De no creerlo. Cuando, desconcertado, le dije "pero si este no te quiere ni poquito", dándome una palmada me respondió: "¡ay padre, esta es la política!" ¡Plop!

De modo que no creo en esos agarrones públicos de los políticos que dientes para fuera exacerban los ánimos de la gente pero que en privado conversan animada y coloquialmente.

Quizás no se pueda generalizar, pero pasa.¿O a ustedes no les llamó la atención ver a los polos opuestos públicamente encontrarse varias veces para charlar?, o ¿a uno de ellos regañar un copartidario que hablaba mal del presidente y pedirle no hacerlo por tratarse precisamente del presidente de la República?

Se sabe que el tío Sam es muy amigo del oso siberiano. ¿Estrategia, conveniencia? El hecho es que en el discurso se atacan, pero en la realidad se hacen pasito. Y por estos lares macondianos, ¿no les llamó la atención que en la grave crisis de esta semana el imprudente tuitero corriera a pedirle a su supuesto enemigo político que intercediera ante el emperador del mundo para que no cumpliera sus amenazas y genuflexo acató sus órdenes? Dijeron que los intereses comunes estaban por encima de los intereses particulares. Por eso, en agradecimiento, el uno volvió a atacar al otro. Y todos nosotros tragándonos entero el cuento.

Tenía razón el tío. Tenía razón el amigo: "¡ay padre, esta es la política!" Y el pueblo mechoneándose por no decir matándose. ¡Plop!