jueves, 23 de enero de 2025

De cara al porvenir: casos especiales

Pedro Juan González Carvajal
Pedro Juan González Carvajal

En pleno cuarto del siglo 21 siguen existiendo casos especiales de no reconocimiento internacional a pueblos, naciones y variaciones particulares de no existencia de un verdadero Estado o de la falta de un territorio propio.

Algunos ejemplos de pueblos que no son reconocidos como Estado son:

* Naciones sin Estado

Son comunidades que tienen características culturales o identitarias de una Nación, pero no tienen un Estado propio. Algunos ejemplos son Alsacia, Andalucía, Baviera, Canarias, Cerdeña, Córcega, Escocia, Euskadi, Lile de France, Nápoles, y Rosellón. Podría incluirse también al pueblo Gitano.

* Territorios no autónomos

Son territorios cuyos pueblos no han alcanzado la plenitud del gobierno propio. Algunos ejemplos son Anguila, Bermudas, Gibraltar, Guam, Islas Caimán, Islas Malvinas, Islas Turcas y Caicos, Islas Vírgenes Británicas, Islas Vírgenes de los Estados Unidos, Montserrat, Nueva Caledonia, Pitcairn, Polinesia Francesa, Sahara Occidental, Samoa Americana.

* Estados no reconocidos por la ONU

Algunos ejemplos son Kosovo, la República de Osetia del Sur y Abjasia, Nagorno Karabaj, Transnistria, Nueva Rusia, República Turca del Norte de Chipre, República Árabe Saharaui Democrática y Taiwán.

La Organización de Naciones y Pueblos No Representados (UNPO) es una organización internacional que promueve un espacio de diálogo entre pueblos indígenas, minorías, y territorios no soberanos u ocupados.

En un mundo globalizado, el concepto de fronteras se diluye y la precisión geográfica para delimitar territorios y Estados se vuelve relativa ante el apetito expansivo de las potencias actuales.

Así mismo habría que tener una mente predispuesta para aceptar el hecho de la existencia hoy de comunidades virtuales con esquemas de asociación y de gobierno muy particulares.

La existencia de los “Estados Pivote” que son empleados por las grandes potencias para proyectar su poder en zonas geográficas distantes, acaba de distorsionar la relación entre diferentes Estados ya que unos son protegidos por las potencias y los otros no lo son.

Ni que hablar de los territorios marítimos, aéreos y espaciales, hoy apenas por descubrir en medio de competencias no formalizadas por saber quién llega primero o entra en posesión de estos en primera instancia.

También debemos reconocer que existen países como Colombia que, debido a conflictos internos centenarios, no ha podido consolidar un modelo de Estado que le permita establecer gobiernos que tengan presencia y control sobre todo su territorio, haciendo evidente la falta de identidad histórica y geográfica por parte de sus habitantes.

Mientras tanto, las instituciones multilaterales nacidas casi todas como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, influenciadas por el bipolarismo y la Guerra Fría, hoy han perdido legitimidad y obviamente, protagonismo y credibilidad.

Dentro de los relatos por actualizar, el tema de las divisiones político-administrativas y las instituciones planetarias, comienzan a pedir un mayor reconocimiento e interés por parte de todos.

Nota: esta semana se inició el segundo mandato para el presidente Trump. Suerte para él, para los Estados Unidos y para el planeta.