Andrés de Bedout Jaramillo
En la celebración de los 111 años de la SAI, en
el auditorio de la Facultad de Minas, rodeados de frescos de Pedro Nel Gómez en
sus paredes y techo, nos contaron la historia de la llegada de la energía eléctrica
a Medellín, muy a finales del siglo 18, principios del 19, cuando se puso en funcionamiento
la planta de Santa Elena.
Se creó La Empresa de Instalaciones Eléctricas,
mixta, de capital público y privado, que importó la primera pequeña central hidroeléctrica
(PCH), para dotar a Medellín de electricidad. A esta empresa la siguió la creación
de Las Empresas Públicas de Medellín, para ampliar el servicio, generar energía
en grande y prestar los otros servicios públicos domiciliarios.
La Pelton y su generador de electricidad, fueron
traídas desde tierras lejanas, navegando mares y ríos, atravesando montañas en mulas,
para que nuestros ingenieros la instalaran en la quebrada Santa Elena, con el propósito
de dotar de energía eléctrica a nuestra Medellín, convirtiéndola en una ciudad muy
atractiva para la inversión en el desarrollo industrial, donde la ingeniería y la
arquitectura aplicaron todo su potencial y conocimiento, transmitido y adquirido
en la Facultad de Minas, que preparó y prepara hoy a los ingenieros que construyeron
y siguen construyendo el desarrollo y futuro de nuestro departamento y nuestra nación.
La importancia de la ingeniería es de tal magnitud,
que obligó a la creación de la Sociedad de Arquitectos e Ingenieros, SAI, para aglutinar
a nuestros ingenieros y arquitectos, convencidos de que la unidad hace la fuerza
y de que el conocimiento y la experiencia son para compartirlos.
Desde principios del siglo 19 se reúnen en la SAI
a estudiar, debatir, compartir y hacer recomendaciones respetuosas y desinteresadas,
sobre los principales temas del país, que pasan por las grandes obras que han contribuido
a nuestro desarrollo: las vías 4G, los túneles, las centrales hidroeléctricas, las
PCH, los aeropuertos, los puertos, los centros comerciales, las grandes, medianas
y pequeñas empresas, las unidades residenciales, los sistemas de transporte masivo,
los rellenos sanitarios, las plantas de tratamiento de aguas, la informática, la
inteligencia artificial, la robótica, las ciencias aeroespaciales, el medio ambiente,
el saneamiento, la minería, la hidráulica, en fin, en todos los campos están las
ingenierías y la arquitectura.
En la celebración de los 111 años de la SAI, nos
transportaron a la explotación del oro en veta, en los siglos 17, 18 y 19, en las
minas de Zancudo en Titiribí, Antioquia y la importancia de las ingenierías en su
mecanización, además de la cantidad de riqueza que se generó, como determinante
en las industrias que se instalaron en nuestra ciudad, que ya contaba con su servicio
de energía, acueducto y construía su alcantarillado para conducir las aguas pútridas,
que antes corrían por las calles destapadas y caminos.
Ahí estaban nuestros ingenieros, pensando, planeando,
calculando y ejecutando, las obras para el desarrollo, generador de bienestar y
de futuro para nuestra próspera ciudad.
Para ponernos en emocionante contexto de lo que
hacen nuestros ingenieros, solo basta ubicarnos en Hidroituango, el Metro, los túneles
de la Quiebra, Oriente, Occidente y el Toyo, Puerto Antioquia, y yo no sé cuántas
obras más, construidas y en construcción, que solo han traído bienestar y desarrollo
a nuestra querida Colombia, hoy azotada por el desgobierno y la irresponsabilidad
de un presidente que solo busca parar el desarrollo y destruir lo construido, lo
que implica un doble esfuerzo, un doble reto para las ingenierías y el país en general.
Es emocionante ver el tesón y verraquera de nuestros
ingenieros, de nuestros gobernantes locales, alcalde y gobernador, de cómo luchando
contra la corriente trabajan sin descanso para sacar adelante las grandes obras
de la ingeniería que nos benefician.
Los requerimientos de energía son crecientes, los
desarrollos tecnológicos demandan mucho consumo de energía eléctrica, el almacenamiento
de datos para la inteligencia artificial requiere de muchos más servidores funcionando
y consumiendo energía eléctrica, los carros eléctricos, los drones, los robots,
los celulares, los computadores, etc., hay que cargarlos de energía para que funcionen.
Hoy Antioquia, con sus hidroeléctricas abastece
cerca del 20% de la energía del país, energía confiable, segura, eficiente, la única
de las renovables que se puede guardar en los embalses, con un potencial en el incremento
de la generación, muy importante.
El agua embalsada se convierte en oro líquido, no
solamente es el combustible para mover las turbinas generadoras de energía, permitiendo
además el almacenamiento regulado en los niveles de los embalses, donde con el manejo
de la sedimentación de los ríos y la oxigenación generada a la salida de los embalses,
permite un mejoramiento de la calidad del agua, bajando los niveles de la contaminación
que la minería ilegal, el agro y la materia orgánica humana, entregamos a las fuentes
hídricas.
El oro en polvo y el oro líquido, han sido y seguirán
siendo definitivos en el progreso, desarrollo y bienestar de nuestros pueblos, donde
el cuidado del medio ambiente y la legalidad sean prioridad, encontrando el equilibrio
entre la satisfacción de las necesidades humanas y el cuidado de la naturaleza.
El gran reto para la SAI está en poder motivar a
los ingenieros y arquitectos jóvenes a participar activamente en el gremio y prepararse
para recibir la responsabilidad de manejarlo.
Gracias al Creador por permitirnos contar con tan
importante gremio de ingenieros y arquitectos, siempre dispuestos a construir país.