Andrés de Bedout Jaramillo
Tres emociones en un mismo día.
El jueves pasado tuve la oportunidad de asistir al foro que,
sobre responsabilidad social, convocó El Colombiano. Impresionante asistencia, en
su mayoría mujeres, más de 1.200 personas entre presenciales y virtuales. Emocionantes
las experiencias compartidas por las empresas asistentes. La generación de bienestar
y de sostenibilidad del sector empresarial colombiano va en serio, está en el ADN
de grandes medianos y pequeños, todos unidos, apoyándose unos a otros, luchan día
a día, por la sostenibilidad, llevando bienestar a la sociedad con los bienes y
servicios producidos, contribuyendo con el medio ambiente, la equidad de género,
la igualdad, la educación, la capacitación… son miles de historias que nos dejan
felices y tranquilos al conocer todo lo que hacen nuestros empresarios por las diferentes
comunidades de sus entornos.
Hay empresas trabajando por sustituir los fogones de leña de
más de 1.500.000 hogares rurales.
Otras están capacitando a cientos de reinsertados y mujeres,
como mecánicos de motos, para que monten sus propios talleres en los rincones más
recónditos de Colombia.
Las mineras están reforestando y enseñando apicultura y piscicultura,
como alternativas en las zonas explotadas.
Cambian neveras viejas por las ahorradoras de energía gracias
a las de nueva tecnología.
Están las que recogen todo el plástico, el pet, el cartón, con
los recicladores que recorren día a día nuestras calles.
Algunas trabajan en el mejoramiento de viviendas en asocio con
el sector público.
Son miles de historias que nos muestran un sector privado en
movimiento, respondiéndole efectivamente con hechos y acciones al bienestar de los
colombianos.
Más feliz me puse ese mismo jueves, al asistir al Concejo de
Medellín al acto de reconocimiento a varias personas y entidades, por el trabajo
que realizan por el cuidado y bienestar, sobre todo, de los más necesitados.
Fundaciones activas en el cuidado y educación de nuestros niños
huérfanos, muy pobres, hijos de la prostitución o de la indigencia.
Fundaciones dedicadas al cuidado y prevención de la trata de
personas, niños, adolescentes, jóvenes y mayores de edad, sometidos a la explotación
sexual.
Fundaciones ayudando en la detección temprana y manejo del cáncer
de mama.
Empresas y personas dedicadas a la promoción y educación en
la gastronomía, el baile, la música, etcétera.
El mismo jueves llevamos a los nietos al polideportivo de Envigado;
impresionante lo que este municipio, en compañía de las diferentes ligas privadas,
están haciendo por nuestros niños y jóvenes, cientos de ellos trabajando, aprendiendo
y entrenando, uniformados, fútbol, tenis, bicicrós, gimnasia, en fin, en todas las
disciplinas deportivas.
Bastó un solo día, para confirmar, sobre el terreno, el trabajo
permanente desplegado por nuestros empresarios, nuestras fundaciones, nuestras ligas
deportivas, trabajo que se hace más efectivo, cuando se logran unir los esfuerzos
con el sector público.
Demos gracias al Creador, por las empresas, fundaciones y ligas
deportivas que trabajan incansablemente, por el bienestar y desarrollo de los colombianos.