jueves, 1 de agosto de 2024

La OEA no aprobó resolución, Petro se echó para atrás

Andrés de Bedout Jaramillo
Andrés de Bedout Jaramillo

Se perdió una excelente oportunidad para que los países americanos, solidariamente, exigieran al dictador de Venezuela y a sus autoridades electorales, mostrar las actas que, según ellos, dieron el triunfo automático a Maduro, sin previo conteo ni verificación, ni exhibición de pruebas, con inmediata entrega de credencial como presidente de Venezuela 2025-2031, el más vergonzoso y descarado robo de unas elecciones en la historia de la humanidad.

El Centro Cárter, invitado por el régimen a verificar las elecciones, informó claramente sobre el súper fraude sucedido en las elecciones venezolanas.

Hasta el mismo Petro trino reclamando actas, conteo y verificación internacional, y no represión a las manifestaciones de rechazo e indignación de los venezolanos. Se demoró, pero trinó y, como es su costumbre, mintió a la hora de votar la resolución de la OEA, para solidarizarnos con el pueblo hermano. Él instruyó a su delegado que se abstuviera de aprobar la resolución, lo que evitó el voto 18, que daría mayoría y vía libre al esperado apoyo de los países de América, respaldando lo irrefutable, el triunfo de Edmundo y María Corina, o mejor aún, el triunfo del pueblo venezolano que resolvió deshacerse de su nefasto, cínico, corrupto y desastroso dictador Maduro. Petro terminó apoyándolo en su increíble e ilícita jugada electoral, para seguir atornillado al poder, principal causa del éxodo venezolano, que los países vecinos acogen. Así el régimen establecido continúa aprovechándose para beneficio propio y de sus secuaces, de los recursos del pueblo, sometido a la pobreza generalizada, estilo Cuba y Nicaragua, países que concursan al que más pueda deteriorar la calidad de vida de sus habitantes, esclavizados bajo el poder de las armas, la barbarie y la brutalidad. Por eso no pueden siquiera elegir nuevos gobernantes, que los saquen de la terrible situación a la que han sido sometidos.

En la reunión de la OEA, quedó claro cuáles son los países que están dispuestos a cuidar y hacer respetar la democracia y cuáles no; valientes ministros y cancilleres expusieron con vehemencia y decisión el descarado fraude en Venezuela, que no es creíble ni por el más estúpido de los estúpidos. Exigieron respeto y no agresión al 80% del pueblo que con motivos de sobra y todas las pruebas, actas y demás documentos completamente verificables, reclaman el amplio triunfo que obtuvieron el pasado 28 de julio. Hasta los seguidores chavistas, cansados del engaño, la corrupción y las mentiras, votaron por Edmundo con la esperanza de recuperar a sus hijos, a sus nietos, amigos y demás familiares, expulsados por las condiciones de no futuro que se viven en Venezuela, generadas por el dictador y su círculo.

Muy sospechoso el apoyo de Colombia al dictador, no votando favorablemente la resolución de la OEA, que por lo menos habría sido un espaldarazo al sufrido pueblo venezolano, que hoy más que nunca se debe estar sintiendo abandonado en su desgracia por el mundo, sin siquiera tener la esperanza de hacer valer su amplia victoria en las urnas, por la irresponsabilidad y complicidad de países como Colombia.

Estoy seguro de que la gran mayoría de los colombianos estamos con los venezolanos que limpiamente ganaron las elecciones, para que llegue este desastre de presidente irresponsable y ni siquiera apoye la resolución de la OEA, donde por lo menos se distingue entre el bien y el mal, entre la verdad y la mentira. Nos hace quedar ante el mundo y ante nuestros semejantes como parte de los estúpidos que creen en las cínicas mentiras de Petro y de Maduro.

Pidámosle a Nuestro Señor Jesucristo proteger y ayudar a nuestros hermanos venezolanos.