martes, 9 de enero de 2024

La hora de la democracia representativa

Héctor Hoyos Vélez
Por Héctor Hoyos Vélez

Estamos evidenciando que el poder del presidente en Colombia es suficientemente fuerte para que, mediante el manejo del presupuesto, incida en las decisiones del Congreso, para beneficiar o combatir a organizaciones criminales, para debilitar o apoyar a las fuerzas armadas, para propiciar o no el desarrollo de obras públicas y generar un ambiente de crecimiento y de inversión o para afectar las iniciativas de las regiones o de los empresarios, entre otras muchas decisiones que alteran el buen funcionamiento de la economía y el bienestar de los individuos.

El balance del Gobierno en esos aspectos mencionados, hasta la fecha no satisface y más bien preocupa tanto, que el ambiente y la participación política del pueblo en general busca un destino contrario a las pretensiones del presidente, como lo demostró en las elecciones regionales y en las manifestaciones espontáneas de rechazo en los escenarios públicos. Por esa razón, se espera que los nuevos gobernantes territoriales ejerzan un contrapeso al poder presidencial por su liderazgo en sus regiones, por la discriminación que desde la Presidencia han ejercido entre quienes representan a los afectos u opositores al Gobierno, y lo más importante, por la necesaria resistencia a las políticas de sometimiento al sistema que destruye lo construido para someter a la población bajo la ideología comunista totalitaria. Pero no solo los nuevos gobernantes regionales son trascendentales para hacerle frente a un Gobierno que no coopera con el desarrollo y el bienestar; concejales, diputados y los mismos congresistas, como intérpretes del clamor del pueblo, tendrán que atenderlo para que prevalezca la democracia, la ley, la seguridad y se alcancen metas de desarrollo, empleo, bienestar y prosperidad en cada región. Es la hora de las instituciones que representan al pueblo, de las asambleas y de los concejos municipales y es la hora del Congreso para preservar la República instituida para la libertad y la democracia.

Esta condición favorable de nuestra democracia representativa que descentraliza el poder político, hay que resaltarla porque de ella depende un mejor futuro para los colombianos. Conviene apreciar y valorar esa autonomía política alcanzada de los territorios, en desarrollo del espíritu descentralista de la Constitución, para elegir sus dirigentes, en este momento de la vida de la nación que resiste ante tanta adversidad provocada desde el Gobierno nacional, para fortalecer el poder regional con una mejor distribución de las rentas del Estado.

La lucha contra el centralismo siempre ha sido una constante del pueblo antioqueño que poco a poco se ha ido expandiendo en todo el territorio nacional, la Federación de Departamentos, en los últimos años, ha propendido por el federalismo, el presidente del Congreso, doctor Iván Name, viene promoviendo la autonomía territorial y el gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, propone un referendo para redistribuir las rentas del Estado en los niveles municipal y departamental.

Coinciden hoy diversas circunstancias que propician la autonomía territorial además de las mencionadas:

1. La resistencia desde las regiones a las políticas nacionales de este Gobierno. Indudablemente la política regional está ansiosa por ejercer su poder en favor de las aspiraciones de los conciudadanos en especial en materia de seguridad donde el Gobierno nacional no ejerce la debida autoridad.

2. El nivel de desarrollo alcanzado en las regiones que se sustenta en el emprendimiento de millones de empresarios en todos los sectores, que creemos en nuestra capacidad para valernos por nosotros mismos y que observamos con indignación la concentración de poder y de recursos en un gigantesco Estado central, impedido para atender las necesidades de las poblaciones en la periferia y que funciona con base en la corrupción estructurada para condenarlas al atraso y la miseria. Nada puede impedir la conquista de aspiraciones de los colombianos que vemos oportunidades de progreso desde nuestras regiones.

3. El espíritu de la Constitución que los ciudadanos tenemos que hacer cumplir porque lleva consigo la justa retribución al esfuerzo regional de contribuir al funcionamiento y los deberes del Estado, y reconoce la identidad cultural de las regiones de Colombia para expresarse, organizarse y alcanzar sus aspiraciones: Artículo 1o. Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general.

Todos los colombianos hoy debemos unirnos en dos objetivos principales; preservar la libertad y la democracia contra el totalitarismo comunista y alcanzar la autonomía territorial de los departamentos para salir del atraso y la pobreza.