viernes, 29 de diciembre de 2023

¿Y para el 2024 qué?

José Leonardo Rincón Contreras
Por José Leonardo Rincón, S. J.

A pocas horas del cierre de este año 2023, sería más productivo, en vez de pensar en comprar las uvas verdes o en ponerse los cucos amarillos para la buena suerte, sacar unos minutos para sentarse a reflexionar y hacer una evaluación de lo vivido y un prospecto de programación para lo que viene.

La vida se nos esfuma. Pareciera que el tiempo pasa cada vez más rápido. Cuando uno es niño o joven da por descontado que vivirá muchos años, cuando uno se va volviendo viejo, se encuentra con que el tiempo se agota. Entonces, cómo diría el cachaco: dejémonos de vainas y aprovechemos el tiempo que nos queda. ¿Quién dijo que viviremos largamente?

La idea entonces es hacer un alto. Gústenos o no, es necesario acudir al retrovisor. Mirando el pasado con ojos del presente seguramente encontraremos muchas lecciones de vida. La conciencia nos dirá qué hicimos bien y nos sentiremos satisfechos por ello y, también, nos dirá si nos equivocamos y qué aprendimos de estas experiencias. Hay que tomar nota de ello. La vida no pasa impunemente y quien no es consciente de su historia está condenado a repetirla. De hecho, el ser humano es el único ser tonto que resulta reincidente en sus errores.

Y tendremos que ejercitarnos en planeación. A veces somos expertos en estos temas y lideramos estratégicamente las organizaciones, pero somos ingenuos y muy novatos frente a nuestra propia existencia. Hay que tener visión de futuro, hay que señalar claramente el derrotero. Es importante tener bien puesta la brújula marcando el norte de nuestra vida. Esa vida tiene sentido y si nosotros lo tenemos claro sabremos qué querremos a futuro: qué tendremos que hacer, qué tendremos que evitar. La mayoría de la gente no es feliz precisamente por ello, porque viven como entes a la deriva en el mar de la vida, zarandeados por las olas, sin rumbo claro y definido.

¿Qué será del 2024? Pues será en buena medida lo que nosotros queramos que sea. Si corregimos las equivocaciones, si nos proponemos ser mejores en todo sentido, pero sobre todo mejores seres humanos, si fortalecemos nuestras cualidades y todas aquellas cosas buenas que tenemos, si potenciamos nuestros valores, de seguro será un excelente año. Por supuesto que no todo será color de rosa, no todo irá sobre ruedas, no se darán todas las cosas que nos gustaría se dieran, pero eso es precisamente lo que le da condimento y sabor a la vida, porque esos retos nos empujarán a no estancarnos, a trabajar duro por nuestros propósitos, a luchar por conquistar nuestros ideales. No hay que dar el brazo a torcer, no hay que claudicar.

Bienvenido 2024. Hay mucho por hacer. Mejor dicho, está todo por hacer. El país, sus instituciones, la gente… hay muchas cosas patas arriba, trastocadas, desordenadas. Por eso hay que comenzar por organizar nuestra propia vida. Quizás con ello contribuyamos a que las cosas cambien y sean mejores para todos. Los invito a hacerlo y por eso les deseo un feliz 2024 cargado de bendiciones y muchas cosas buenas. ¡Felicidades!