Por: Luis Alfonso García Carmona
No es un
acontecimiento cualquiera el que conmemoramos los creyentes en el mensaje
evangélico el Día de Navidad. Es la venida al mundo de Dios Todopoderoso como
un inocente niño, para salvar a la humanidad del pecado y darnos ejemplo de
perdón y servicio al prójimo.
Es, por
consiguiente, la más propicia época para presentarle nuestras más apremiantes
necesidades e implorar su Divina intervención para la solución de los
angustiosos conflictos que nos afectan. Coloco –en consecuencia– a sus pies,
las esperanzas del pueblo colombiano para que, a partir del próximo año nos
conceda los siguientes beneficios:
1.- Que sean
respetados los derechos individuales y la dignidad de la persona humana, la
cual debe estar por encima de los intereses del Estado o de los detentadores
del poder.
2.- Que la familia
tradicional sea el eje de toda la sociedad con la protección del Estado frente
a las doctrinas que pretenden destruirla o desnaturalizarla.
3.- Que la patria
esté regida por una auténtica democracia, no meramente formal sino real, que
respete la voluntad del pueblo, en la que sus representantes y gobernantes sean
elegidos por sus méritos y sus ideas, no mediante la enajenación de las
conciencias o los métodos corruptos y fraudulentos.
4.- Que se
garantice la soberanía nacional y el orden social, sin tolerancia con las
mafias internacionales y nacionales, ni con la indebida participación de otros
países o de organismos internacionales en nuestros asuntos internos.
5.- Que se respete
la propiedad privada y la libertad de empresa y se favorezca la multiplicación
de propietarios y emprendedores que contribuyan al desarrollo del país. Que se proscriban
la colectivización y la estatización de la propiedad y los sistemas que
conducen al empobrecimiento general de la población.
6.- Que contemos
los colombianos con una administración de justicia honesta, idónea e
independiente de toda influencia política o económica.
7.- Un sistema
educativo al alcance de todos que permita la formación de la juventud en
principios espirituales que los convierta en buenos ciudadanos con una adecuada
preparación para competir en el mercado laboral y empresarial.
8.- Que se
garantice la seguridad en sus personas y en sus bienes a toda la población. Que
se castigue con efectividad el terrorismo, el narcotráfico, la criminalidad y
el desorden social.
9.- Que el Estado
garantice un eficaz sistema de salud y un sólido sistema de ahorro para el pago
de pensiones a los retirados de la vida laboral, que elimine la posibilidad del
desvío de recursos al capricho de la burocracia oficial.
10.- Que se
destierre de la gestión pública todo vestigio de corrupción, mediante el acceso
por méritos a los cargos públicos, la actualización de los sistemas de
auditoría de los recursos públicos y la severidad en el castigo del fraude al
Estado.
11.- Que se cuente
con un sistema de asistencia pública con cubrimiento para la población más
vulnerable, que estimule la generación de empleo y el bienestar para toda la
población.
12.- Que tengamos
una sociedad respetuosa de la presencia de Dios, como fuente suprema de toda
autoridad, inspirada en los mensajes cristianos de humildad, amor al prójimo y
defensa de la verdad y la justicia.