Por: Pedro Juan González Carvajal
Un ritual es una secuencia de actividades que implican gestos, palabras, acciones u objetos venerados, realizados según una secuencia establecida, donde dicha secuencia generalmente es guiada por un valor simbólico. Los rituales pueden ser prescritos por las tradiciones de una comunidad, incluyendo una comunidad religiosa.
Un rito es el conjunto de prácticas establecidas que regulan en cada religión el culto y las ceremonias religiosas o así mismo, las prácticas establecidas con sus respectivas ceremonias, creadas por la sociedad alrededor de sus instituciones más representativas como lo son los ejércitos o los gobiernos.
Es una costumbre o acto que se repite de forma invariable, o una conmemoración que cíclicamente se repite en términos de calendario, ya sea, por ejemplo, la navidad, la independencia, un homenaje a una personalidad, un cumpleaños, un aniversario o un día cívico.
Existen algunos actos
cotidianos que tienen un carácter ritual. Estos tipos de rituales son muy
básicos como, por ejemplo, el acto de saludar, de despedirse, dar el pésame,
pedir permiso, entre otros tantos. Estos son micro rituales y se diferencian de
los ceremoniales porque estos cambian mucho más de prisa.
Un
rito constituye, ante todo, una práctica, un mecanismo simbólico de la vida
social, que, a escala general o sectorial, contribuye a la regeneración permanente o periódica
de esa vida, a lo largo de las generaciones, mediante su repetición.
Existen diferentes tipos de rituales. Siguiendo a
Grimes (1982), podemos diferenciar seis tipos de rituales: ritualización,
decoro, ceremonia, liturgia, magia y celebración.
Digamos entonces que los rituales y los ritos son herramientas empleadas
por los grupos de poder temporales para tratar de fortalecer y perpetuar su
influencia ante un grupo social a través del manejo de las ideologías y de las
emociones, dentro de las cuales se destacan el miedo, el odio y la esperanza.
Aun cuando obviamente son más influenciables los grupos poblacionales
con poca educación, es también cierto que los otros grupos sociales más
preparados, también coexisten con su influjo.
En el mundo organizacional podríamos hablar de la uniformización, de la
estandarización, de la homogenización, entre otros varios conceptos que buscan
garantizar un comportamiento que se debe dar entre unos parámetros previamente
definidos.
El manejo de las masas se facilita si estos procesos y procedimientos se
dan de manera seria y periódica, posicionándose como algo relevante en el mundo
de la interacción social, con un trasfondo innegable del ejercicio de la
autoridad.
Reglas de juego, premios y castigos, son elementos básicos en el
ejercicio del poder, donde los razonamientos individuales y colectivos, todos,
sin excepción, se ven sometidos a dimensiones superiores de influencia en lo
terrenal, con perspectivas particulares con respecto al más allá, a lo que
puede suceder o no después de la muerte.
Los seguidores suelen llamarse feligreses, adeptos, soldados,
ciudadanos, empleados, obreros, entre otras variadas denominaciones y
dimensiones y todos son preparados tal como lo expone Rousseau, para que sepan
comportarse en sociedad, donde las nociones de pecado y perdón, legalidad e
ilegalidad, héroe o traidor, correcto o incorrecto, marcan la pauta y cercenan
libertades individuales permitiendo los constructos colectivos “civilizados”.
En fin, la amalgamación organizacional y social requiere de elementos,
herramientas y estrategias que les permitan a los humanos comportarse como
seres sociales, evitando así comportarse como lobos.