Por: Luis Alfonso García Carmona
Se necesitaría
vivir en otro planeta para desconocer la protuberante realidad de la crisis
generalizada que atraviesa Colombia a partir del fraudulento asalto al poder
por obra de la camarilla comunista que nos gobierna desde hace un año.
Derrotada la
guerrilla militarmente después de seis décadas del más cruel terrorismo en su
vano intento de tomarse las riendas del Estado, optó el marxismo-leninismo por
la estrategia de unirse a los carteles del narcotráfico y a los políticos
corruptos, e inició –siguiendo la cartilla del Foro de Sao Paulo– la conversión
de nuestro país en otro esclavo del llamado “socialismo del siglo XXI”.
Después del claudicante
y espurio acuerdo de La Habana, donde se sentaron las bases para la entrega
del país al comunismo, los gobiernos de “transición” de Santos y Duque
pavimentaron la llegada del camarada Petro y sus secuaces a la Casa de Nariño.
Sin tener en cuenta
para nada los irreparables daños que se vienen causando a la economía del país,
al bienestar de los colombianos y al futuro de las nuevas generaciones, ha
dedicado el régimen todos su esfuerzos a desmantelar la fuerza pública, a
legalizar colectivos de sicarios como apoyo de la tiranía, a preparar el
cambio de nuestro modelo político y económico a través de comités compuestos
mayoritariamente por militantes de extrema izquierda, a destruir los
sistemas de salud y pensiones para colocar al pueblo colombiano a merced de
un Estado totalitario y a llevar las finanzas públicas a la bancarrota
para completar el dantesco cuadro que conocemos en otros países comunistas.
Es, entonces, no
solamente un derecho, sino también un deber de todos los colombianos,
derrotar al sátrapa causante de semejante estropicio, si queremos dejar a las
futuras generaciones algo de lo que otrora fue nuestra amada Patria.
¿Cómo lograrlo?
1. Tomemos
consciencia y difundamos por todos los medios a nuestro alcance este propósito
nacional: Salvar a Colombia mediante el derrocamiento de Petro y la
recuperación del poder. Hasta el más humilde compatriota está en capacidad
de formar una célula de activistas con sus familiares y amigos. Colombia
necesita tener en 2026 un millón de células antipetristas con 10 a 20
integrantes cada una.
2. Apoyemos en las
marchas y paros el juicio político instaurado por el abogado José Manuel
Abuchaibe contra Petro por la violación de los topes de gastos en su
campaña. Exijamos en las marchas callejeras a la Comisión de Acusaciones de la
Cámara de Representantes que cumpla a cabalidad con su deber constitucional.
3. Conformemos
desde ahora una gran fuerza independiente de los partidos políticos que se
presente en las próximas elecciones como “grupo significativo de ciudadanos”
dispuestos a recuperar la Presidencia y la mayoría del Congreso para reparar
los daños que está causando el régimen petrista. Seremos los “colombianos
al rescate” que devolverán a Colombia su identidad cultural, su viabilidad
como estado próspero y democrático. Tenemos 3 años para implementar y preparar
la batalla. No temamos a las sucias artimañas de los personeros de la maldad.
Actuemos convencidos de que somos dueños de la verdad y de que nos
acompaña el deseo inquebrantable de luchar por nuestra libertad, nuestra
subsistencia y por el futuro de nuestros hijos.