Por Andrés de Bedout Jaramillo*
Se
han vuelto costumbre en este Gobierno las historias de fajos de dinero en efectivo,
se inician con las bolsas negras con el efectivo de Petro en las campañas, pasando
por la maleta de efectivo olvidada por el presidente del Senado, de la Colombia
Humana, en un hotel de Bogotá, las maletadas de efectivo del hijo de Petro, denunciadas
por su excompañera sentimental, llegando al maletín de efectivo, que según Semana,
se le embolató a la jefe de gabinete de Petro.
El
manejo de dinero en efectivo, en grandes cantidades, genera muchísimas suspicacias
y la primera de ellas corresponde a la clara intención de ocultar su origen, a no
dejar ninguna huella que permita una trazabilidad que determine de dónde salió ese
dinero en efectivo, y por tratarse de inmensas sumas, se termina convirtiendo en
un problema su cuidado y manejo. Es ahí, donde se comienza a saber sobre su existencia.
En
efectivo se pagan las extorsiones, los chantajes, los secuestros, los negocios de
drogas ilícitas, el contrabando, las coimas o sobornos a funcionarios públicos y
privados, campañas políticas para evadir topes, y las diferentes transacciones orientadas
a evitar impuestos, etc.
Y
tiene que ser en efectivo, para poder ocultar el origen, y tiene que ser en bolsas,
maletas o maletines, por el espacio físico que ocupa, que será mayor, en la medida
de la cantidad de billetes de que se esté hablando.
Mientras
el mundo avanza en la bancarización y en la virtualidad, donde, en muchos países
del mundo, el efectivo ya ni lo reciben, donde solo aceptan pagos con tarjetas de
débito, de crédito, transferencias, pago con código QR, Nequi, billetera virtual,
etcétera. Esto se da a no ser que se quiera esconder el pago, para evitar los impuestos
que implica el paso por el sistema bancario, donde se deja una huella clara de trazabilidad
que permite establecer el origen de la transacción de ese dinero y por supuesto,
al pago de las obligaciones tributarias, para no defraudar al fisco nacional.
El sistema evita el lavado de dinero, además de la seguridad de no tener que andar
exponiéndose con grandes cantidades en bolsas, maletas y maletines, llamando la
atención y despertando malos pensamientos e intenciones de las personas cercanas
que ven una oportunidad de enriquecimiento en esos dineros en efectivo, en grandes
cantidades, de orígenes sospechosos y cuya pérdida no se puede denunciar por las
consecuencias que se podrían generar para su propietario o tenedor, al momento de
tener que aclarar su origen.
Punto
aparte. Olvidé mencionar
los viáticos, en el artículo anterior, sobre los turistas más costosos que tenemos
los colombianos, dentro de los miles de millones del presupuesto nacional gastados
en esos viajes. Para resumir, mientras viajan al interior y exterior del país, también
generan viáticos y duro, más ahora cuando recién se incrementaron los sueldos del
presidente y vicepresidenta de Colombia y de los altos funcionarios estatales. Lo
digo, porque, parece que el efectivo de la jefe de gabinete de Petro, los treinta
o los ciento cincuenta millones, provienen de viáticos, de los múltiples y permanentes
viajes nacionales e internacionales con el presidente.
No
sabía que la tesorería general de la nación esté pagando los viáticos en efectivo,
lo normal sería que lo hiciera a través de transferencias bancarias, para dejar
la huella de trazabilidad de origen y de obligaciones fiscales.
Creo
que el Gobierno nacional debe salir rápido a aclarar todos estos temas. Que el Espíritu
Santo los ilumine y les dé la fortaleza para hacerlo.