martes, 2 de mayo de 2023

De cara al porvenir: macro variables

Pedro Juan González Carvajal
Por Pedro Juan González Carvajal

En un mundo tan complejo como el que nos está tocando lidiar, resulta al menos dificultoso determinar cuáles aspectos son aquellos que generan mayor impacto en las dinámicas económicas, sociales, políticas y tecnológicas, que son las que finalmente generan los entornos en los cuales nos desenvolvemos.

El mundo actual se caracteriza por la volatilidad de los acontecimientos, la incertidumbre que tenemos todos, personas e instituciones, con respecto a los pronósticos de futuro, la complejidad de las situaciones que desbordan lo secuencial y que generan realidades de simultaneidad y la ambigüedad por la falta de certeza con respecto a la objetividad y validez de los registros y divulgaciones de los hechos.

Sin embargo, ante este panorama, me atrevo a rescatar tres variables que en el hoy podrían servir como vectores de análisis para tratar de enfrentar los retos que se nos presentan. Hablo de la demografía, de la democracia y de la sostenibilidad.

Con cerca de 8.000 millones de habitantes, la realidad nos muestra enormes iniquidades, reconversión de la pirámide poblacional –donde la tendencia muestra envejecimiento generalizado y decrecimiento de la natalidad–, y una creciente tendencia de ubicación y concentración en zonas urbanas.

El relato que soportaba la idea de que la democracia es la menos mala de las formas de gobierno, parece agotado dentro de los ires y venires de la historia, donde el recorrido del péndulo vuelve a orientarse por los movimientos autoritarios y populistas.

El tema de la sostenibilidad, sin caer en fanatismos, nos evidencia el riesgo que hoy tenemos de atentar contra la estabilidad de la naturaleza que es la que permite el desarrollo y la conservación de las diferentes formas de vida como hoy las conocemos.

Ante esta situación, solo una mirada integral del asunto en términos sistémicos, una vez identificados los componentes, nos permitirá la determinación de unas pautas de acción razonables, las cuales obligatoriamente deberán ir acompañadas de la voluntad política y de las renuncias a egoísmos e intereses que atenten contra el bien común.

¿Será mucho pedir? ¿Cuál es el legado que responsablemente deberemos entregarle a las generaciones por venir? ¿Si tenemos algún nivel de conciencia acerca de cuáles son las decisiones que deben ser tomadas bajo la fundamentación ética?

La evolución de la humanidad ha estado siempre acompañada de grandes cambios y de grandes revoluciones y transformaciones. Sin embargo, desde que tenemos registros históricos, es la primera vez que los números nos dan cuenta de realidades completamente diferentes a las anteriormente enfrentadas.

Solo el librepensamiento permitirá generar nuevas formas de observar y entender el mundo con una visión cosmopolita y planetaria, donde el concepto de terrícola, como habitante común del planeta, sea históricamente reconocida y aceptada como nueva identidad.

Atrás quedarán los conceptos nacionales, habrá que replantear el concepto de Estado como hoy lo entendemos, desaparecerá la noción de fronteras y el territorio será entendido bajo nuevas dimensiones.

Los sentimientos y las emociones también se verán impactados y la sobre saturación de información por cualquier medio, generará nuevos entornos –reales o virtuales– que modificarán los comportamientos y los criterios de análisis para la toma de decisiones.

Recordemos que las cosas no son como se llaman, sino que las cosas son lo que son.

¡Amanecerá y veremos!