Por: Epicteto, el opinador
Recibí la sabia
observación de uno de mis habituales contertulios en el sentido de que gran
parte de la hecatombe que afecta al pueblo colombiano desde hace siete meses
radica en la general indiferencia de los buenos ciudadanos frente a esta
monumental adversidad.
Surge, como es
obvio, la obligada pregunta:
¿Qué nos pasa a los
colombianos?
¿Acaso carecemos de
la mínima capacidad para comprender la magnitud de la tragedia que dejó de ser
una amenaza para convertirse en una cruel realidad?
¿Es que la
manipulación de nuestras mentes a través del adoctrinamiento político y de la
avalancha publicitaria de la extrema izquierda nos ha producido una ceguera
irreversible?
¿Qué nos pasa a los
colombianos que permitimos la entrega del poder a una banda de delincuentes
comandada por un terrorista, secuestrador y asesino apodado Aureliano?
¿Qué nos pasa a los
colombianos que permanecemos impasibles mientras se produce el desmoronamiento
de la fuerza pública, mediante el retiro forzado de más de un centenar de altos
oficiales, y la complicidad del Estado para que las tropas sean irrespetadas y
secuestradas, y sus integrantes asesinados, mientras uno de los ministros
califica estas asonadas como “cercos humanitarios”?
¿Qué nos pasa a los
colombianos que guardamos cómplice silencio con la destrucción de nuestro
aparato productivo mediante la persecución a la propiedad privada, los
obstáculos a la generación de empleo, el aumento de la tributación y de los
costos laborales, y el fomento de la invasión de tierras y del ataque a las
empresas privadas desde el propio Gobierno?
¿Qué nos pasa a los
colombianos que agachamos borreguilmente la cabeza mientras el régimen tiránico
de la izquierda radical destruye el sistema de salud, se apodera de las
pensiones y sume al pueblo en la miseria mediante una inflación pauperizadora?
¿Qué nos pasa a los
colombianos que enterramos la cabeza en la arena como el avestruz, mientas la
cuadrilla de sinvergüenzas que se tomó el poder arrasa con el presupuesto a
través del gasto incontrolado y los escándalos de los funcionarios y sus
familias?
¿Qué nos pasa a los
colombianos que ya no nos importan ni siquiera los más preciados de nuestros
derechos, el derecho a la vida y la protección de nuestros bienes, en un país
donde reina la violencia, la protección al narcotráfico, la impunidad para los
bandoleros y la inseguridad de la población?
¿Qué nos pasa a los
colombianos que hemos abandonado hasta nuestros valores más elementales, nuestra
fe en Dios, nuestro amor a la patria, nuestra obligación de defender la familia,
nuestra democracia, nuestro Estado de derecho, nuestra libertad y
dignidad como seres humanos?